Escritura
¿Te acuerdas de los soldaditos de juguete que vendían en bolsas plásticas?, creo que venías unos cien soldaditos por paquete. Casi siempre venía un Jeep, o tanquecito acompañándolos, los soldaditos venían en dos diferentes colores para distinguir entre los buenos y los malos, y cada soldado tenía una posición diferente pues, algunos parados, otros inclinados y otros acostados. Yo colocaba los soldados de un color a un lado de la habitación y los soldados del otro color al otro lado y les disparaba usando hules como proyectiles, claro está que casi siempre fallaba cuando se trataba de dispararle a los de mi color favorito, pero tenía un experto francotirador al lado de los míos y siempre mi ejército favorito ganaba, yo escogía quienes iban a ser los más fuertes, quienes iban a vivir y quienes iban a morir, en algunos casos mis soldados se caían desde las montañas más altas, digo el sofá o una mesa, pero no les pasaba nada, solo tenían que estar unas cuantas horas en el hospital, ¿por qué?, porque así designaba yo que iba a ser, eran mis juguetes y yo hacía con ellos lo que yo quería, y ¿sabes qué? Todos los años que jugué con esos soldados, nunca ninguno de ellos se opuso, nunca ninguno me reclamó.
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