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El Guerreros Y Su Biblia
El Guerrero Debe Utilizar Su Arma
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ene 04, 2023
Ene 02, 2023
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
1

Escritura

2 Corintios 10:4.

porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.

Supongamos que un león feroz se ha escapado del zoológico. Ya ha atacado a varias personas, dejándolas muertas o gravemente heridas. Sobre todas las estaciones radiales se ha dado la noticia de que los habitantes del sector deben estar preparados hasta que atrapen al animal. Tú sabes que en el armario tienes una escopeta, pero en preparación de la defensa de tu familia, en contra de este león salvaje y hambriento, tú comienzas a colocar trampas para ratones, en todas las puertas y ventanas de tu casa.   Ya te hice reír, ¿verdad? Es totalmente ridículo, pensar que alguien intentaría defenderse contra un león, con trampas para ratones. A lo mejor, ni cosquillas le harían. Pero no he dado esta ilustración para hacerte reír. Si no, para que meditemos en lo que hacemos nosotros los cristianos. La Biblia nos enseña que nuestro enemigo el diablo, anda como un león rugiente, buscando a quién devorar. Ya hemos visto en nuestros dos estudios anteriores, que nuestro Señor nos ha dado un arma potente. Así es; la Biblia. Sin embargo, ¿sacamos la Biblia para defendernos en contra de nuestro enemigo feroz? Claro que no. ¿Sabemos disparar nuestra arma? Claro que no. ¿Estamos preparados? Claro que no. Y por esa razón, es que siempre salimos ensangrentados al entrar a la batalla con Satanás. Si no fuera por la pura gracia y misericordia de Dios, Satanás hubiera acabado con nosotros desde hace tiempo. Y todo porque todavía no hemos aprendido cómo utilizar el arma que Dios nos ha dado para defendernos; mucho menos atacar. De nada sirve que tengamos una Biblia sino la sabemos utilizar. Como señalamos en nuestro estudio pasado, la Biblia no tiene poderes mágicos. El hecho de que la leves contigo en el carro, no significa que no vas a tener un accidente. El hecho de que la tengas en casa no significa que no te van a robar. El hecho de que la lleves bajo el brazo no significa que no te van a golpear. ¿Por qué? Porque la Biblia sólo es el arma; es nada más un libro. Lo que hace que sea poderosa, es que contiene la Palabra de Dios. Pero si uno no vocifera esas palabras, no tiene valor alguno. Es como una escopeta sin balas. El poder de la escopeta es que dispara, pero el poder está en las balas. Lo que dañan son las balas, y si uno no tiene balas, de nada le sirve la escopeta. Sólo servirá como una fachada para engañar. Si cargas la escopeta, puede que no se te acerquen porque podrías tener balas, pero en el momento que se den cuenta que no tienes balas, te van a atacar. En ese momento, mejor tira la escopeta porque te va a ser un estorbo; tú vas a tener que salir corriendo. Y lo mismo es cuando llevamos la Biblia bajo el brazo, sin saber cómo dispararla. Vamos a 2 Corintios, capítulo 10, versículo 4, para ver lo que podemos aprender hoy, acerca de nuestra arma espiritual, que Dios nos ha dado para luchar en contra de lo malo de esta vida. 2 Corintios 10:4, dice: “Porque las armas de nuestras milicias no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”. Nosotros tenemos que entender, que a Satanás sólo le afecta lo espiritual. El diablo no es como la mayoría se lo imagina, con cuernos, una cola puntuda y un tridente en la mano. No puede uno acercársele para echarle una llave de lucha libre. No se le puede pegar un balazo. No se le puede condenar a la silla eléctrica. Muchos piensan que Satanás vive en el infierno y que las llamas no le afectan en lo más mínimo. Pero ellos están totalmente equivocados. Están equivocados porque Satanás no vive en el infierno, nunca ha estado en el infierno, y le tiene más miedo al infierno que nosotros. El infierno será lugar de tormento, donde él también pagará todas sus rebeliones en contra del Dios del Universo, y de todo lo que hay. Pero cuando se trata de la manera de vencerle nosotros, tenemos que comprender que él no es carne y hueso como nosotros. El diablo es espíritu, y si queremos vencerle, tenemos que utilizar armas espirituales. Y la Biblia, acompañada de oración, son las dos armas que más daño le causan. Y si no las usamos para defendernos y para atacarle, estamos golpeando al aire, nada más; estamos perdiendo nuestro tiempo. Nuestro Señor Jesús supo cómo vencer al diablo. Él no perdía tiempo; en cuanto el diablo salía a tentarle, Jesús inmediato vociferaba las palabras: “Escrito está”, y el diablo se tenía que alejar de Él. El diablo no nos tiene miedo a nosotros. Él no respeta nuestras palabras, pero sí respeta las palabras de Dios, su Creador. Y ante su fuerza, se humilla y tiembla, y es por eso que nosotros debemos pronunciar la Palabra de Dios, y no intentar intimidar al diablo con nuestras palabras vacías y sin poder. Ni siquiera tiene sentido que nosotros intentemos enfrentarnos a Satanás, sin un arma potente con la cuál defendernos. Lo único que hará el diablo en ese caso, es reírse de nosotros y dejarnos tendidos, porque nosotros en nuestro poder, no somos reto para él. Así que, cuando nos enfrentamos al diablo, necesitamos utilizar nuestra arma, la Biblia, para herirle. Al usar la Biblia, y dispararle contra el mal, necesitamos asegurarnos de tener cuidado a dónde apuntamos. Necesitamos practicar muchísimo, para llegar a ser francotiradores. Muchos de nosotros disparamos nuestras Biblias, pero sólo tiramos al vacío. ¿Quién sabe a dónde va a ir a caer esa bala? Cuando un terrorista ha capturado un rehén, entonces ha llegado el momento de llamar a un francotirador. No se llama a cualquier persona porque está de por medio la seguridad de la víctima inocente. Una persona que no es experta en disparar su arma podría herir o matar a la víctima, sin dañar al terrorista. Muchas veces nosotros hemos herido y matado a víctimas inocentes, sin causarle daño a Satanás. El diablo tiene control de alguien y nosotros llegamos con la Biblia y en vez de dispararle al diablo, matamos a su rehén. Nunca las Escrituras deben ser utilizadas en contra del pecador, sino en contra del pecado. El enemigo es el pecado, no el individuo. Y nosotros tenemos que aprender a ser francotiradores espirituales, tirando para librar, y no tirando para matar. Esta enseñanza es especialmente dirigida a mí persona. En más de una ocasión, yo he utilizado la Palabra de Dios para volar en pedazos a hermanos en la fe, disparándole sin misericordia, y hasta gozándome al ver el dolor en sus rostros. Arrastrándose en frente de mí, han pedido clemencia, pero sin amor, yo les he pegado el tiro de gracia, enviándolos al olvido, y según yo, como un buen siervo del Señor. Pero la realidad, es que he servido como un instrumento del enemigo, para acabar con hermanitos, quienes necesitaban de mi ayuda. Hoy lo que hago es dispararle al enemigo y al pecado con la intención de librar a mis hermanos de las garras del error, poniéndolos en libertad con la verdad. Porque la Palabra de Dios dice que, cuando conocemos la verdad, ella nos hará libres. No fue por accidente que llegué a comprender todo esto, lo que sucede es que mientras más me profundizo en el estudio de la Palabra de Dios, al llegar a conocer mejor el arma que Dios me ha dado, He llegado a ser experto. El espadachín no es experto, la primera vez que levanta su espada, pero entre más práctica, entre más la usa, se vuelve profesional. ´ Hay muchos cristianos que no somos profesionales ni expertos, porque mantenemos nuestras espadas envainadas. De vez en cuando, casi siempre en domingo, la sacamos, le quitamos el polvo y la volvemos a guardar. Pero esta no es la manera que uno llega a ser un guerrero que sabe usar su arma para honra y gloria de Dios. Tenemos que usarla diariamente, no sólo leerla sino aplicarla a nuestro diario vivir. Nuestro deber como hijos y soldados en el ejército de Dios, es librar a este mundo de la tiranía de Satanás. Dios nos había dado este mundo; era nuestro, pero se lo dimos a Satanás, sin él merecerlo, y es tiempo de que se lo quitemos. Pero si vamos a vencerle, tenemos que saber usar la Biblia. Vamos a orar. Padre, antes de todo, quiero pedirte perdón por las muchas veces que yo he abusado del arma que me has dado, utilizándola para herir y matar a personas inocentes. Te suplico que me des sabiduría para usar tu Palabra correctamente. Te suplico que tomes el estudio de hoy y que nos libres por las verdades que han sido proclamadas, en el nombre de Jesús. Amén.

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