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Disciplina: Cruz De Los Discípulos
Compañerismo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 10, 2022
Nov 05, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

Lucas 14:27; Colosenses 1:18.

Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:27 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia. Colosenses 1:18

Satanás ataca a los cristianos a cada momento, su mayor gozo es cuando un soldado del Señor cae herido en batalla. Satanás hace todo lo posible por desanimar, avergonzar y destruir el testimonio de los creyentes para rendirles inofensivos, así acaba él con el daño que le pondrían causar. Nadie puede entrar a una batalla sin tener que pelear, nadie puede pelear bien si no ha sido entrenado correctamente, cada año cientos de soldados del Señor entran a la batalla espiritual, luchan por un tiempo y regresan a casa heridos y habiéndose olvidado la razón por la cual estaban luchando, esto no debiera ser así. Cada día que vivimos nosotros los creyentes en Cristo Jesús debiéramos estar más entregados al Señor, más adiestrados en batalla y más fuertes espiritualmente, nunca se nos debiera olvidar que nuestro propósito de vivir es para honrar y glorificar a Dios por medio de engrandecer su reino aquí en la tierra, nunca se nos debiera olvidar que miles de personas están creciendo en sus pecados cada día y que la única manera en que van a poder escapar de las llamas del infierno es por medio de la predicación del evangelio la cual nosotros tenemos el deber de anunciar. Donde está fallando el creyente individual en cumplir su tarea es en el área de la disciplina, Jesús quiere que seamos sus discípulos y esto indica una vida disciplinada, ¿quién puede ser un discípulo de Jesús? Cualquiera que esté dispuesto a tomar su cruz y seguirle, en Lucas 14:27 Jesús dice: “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. En nuestros estudios pasados he dicho que la cruz, de la cual nos habla Jesús, es una cruz de disciplina, también llegamos a la conclusión de que la cruz tiene cuatros puntas que señalan diferentes direcciones, dijimos que la punta que señala hacia la tierra es la disciplina de vivir en la Palabra de Dios, estudiando y aplicando las enseñanzas de Dios a nuestras vidas requieren mucha disciplina porque tiene uno que crucificar sus propios deseos para ser obediente al deseo de Dios. Dijimos que la punta que señala al cielo es la disciplina de la oración, requiere mucha disciplina practicar y llevar una vida de oración, uno también tendrá que crucificar sus propios deseos para poner en práctica esta disciplina. Hoy deseo que hablemos un poco sobre la tercera disciplina de la cruz, si queremos podemos decir que este es el brazo derecho de la cruz, la punta que señala al oriente, esta disciplina es la de compañerismo. La Biblia habla mucho acerca de los miembros del cuerpo de Jesús, Colosenses 1:18 hablando de Jesucristo dice: “Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia”. Jesús es la iglesia y la iglesia es su cuerpo, nosotros ya sabemos que la iglesia se compone de personas salvas, estas personas han seguido a Cristo en bautismo escritural y están haciendo todo lo posible de guardar todo lo que Jesús les mandó, según Mateo 28:19-20. Dentro del cuerpo de Cristo hay una organización de autoridad, Efesios 4:11 y 12 nos enseña que “Jesús mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. En Efesios 4:32 la Biblia nos enseña que debemos “ser benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también perdonó a vosotros en Cristo” y en Colosenses 3:13 las Escrituras hablan de “soportarnos los unos a los otros, y perdonar los unos a los otros”. Las palabras exactas de Romanos 15:1-3 son: “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aún Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que vituperaban, cayeron sobre mí”. Una de las disciplinas más difíciles de llevar dentro del cristianismo es la del compañerismo, hay muchos diferentes caracteres dentro de la membresía de la iglesia, algunos miembros son testarudos, algunos holgazanes, algunos impacientes y algunos dispuestos a pelear por todo. Es suficiente tener que pelear y luchar con nuestras propias debilidades, pero ahora Jesús nos pide que ayudemos a los demás miembros de su cuerpo. ¿Por qué nos daría Dios esta disciplina del compañerismo? Esta es una buena pregunta y al analizarla pude observar tres razones muy importantes por las cuales Dios nos ha dado esta disciplina del compañerismo. En primer lugar, pienso que la dio para ayudarnos con nuestro egoísmo y el solo vivir pensando en nosotros todo el tiempo, Jesús quiere que seamos sus discípulos, quiere que seamos como Él y para ser como Él tendremos que olvidarnos de lo que nosotros queremos y hacer la voluntad del Padre, Jesús hablando con los doce les dio esta enseñanza en Mateo 20:25-28: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Al practicar el compañerismo serviremos a nuestros hermanos y así cumpliremos con una de las enseñanzas de nuestro Señor, de esta manera nuestra vida no será un acto de egoísmo para ganancia propia sino un sacrificio vivo a Dios. En segundo lugar, pienso que Dios nos dio la disciplina del compañerismo para poder cumplir con la tarea de discipular al mundo, seguro está que una sola persona no puede llevar a términos semejante tarea pero por medio de buen compañerismo y cooperación se puede realizar, así como la mano de uno necesita de los demás miembros del cuerpo así también nosotros necesitamos de los demás miembros del cuerpo de Cristo para poder avanzar la obra de nuestro Dios, cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo tiene un don especial que el Espíritu Santo le ha dado para la edificación del cuerpo, 1 Pedro 4:10 nos dice: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”. En tercer lugar pienso que Dios nos dio la disciplina del compañerismo simplemente porque Él es un Dios de organización, de nada sirve que cada quien por su lado esté duplicando y confundiendo las cosas, es mejor la cooperación de todos los miembros de la iglesia ayudando y apoyando con sus diferentes dones y talentos, las manos no pueden cumplir con las funciones de los pies ni los pies con la función de las manos, lo que hace que sea difícil el asunto de compañerismo en la iglesia es simplemente nuestra naturaleza carnal, la carne siempre se opone a lo espiritual, ella se opone a la autoridad y la organización, ella se preocupa únicamente por sí misma y debido a esto es que el asunto del compañerismo se vuelve una disciplina. Otra vez insisto que la cruz, la cual nos habla Jesús, es una cruz de disciplina, donde todo discípulo verdadero puede crucificar sus propios deseos para seguir en las pisadas de su Maestro y claro está que una parte de esa disciplina es el compañerismo. Vamos a orar. Padre, en estos momentos venimos delante de ti para suplicarte que nos ayudes a ser más como nuestro Señor Jesús quien se despojó de sí mismo para dar su vida en rescate por nosotros. Padre, nunca podríamos pagarte lo que has hecho por nosotros, eso lo sabemos ni tenemos que ofrecerte además de nuestras vidas, pero Padre en estos momentos pedimos que tomes nuestras vidas y las uses como tú quieras, danos un corazón de siervo para que podamos poner en práctica esta disciplina del compañerismo, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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