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Agua Dulce O Amarga
Por Sus Frutos Los Conocerás
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 03, 2022
Oct 31, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
9

Escritura

Lucas 6:43-45; Santiago 3:2-11

No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. 44 Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. 45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. Lucas 6:43-45 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. 3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. 4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. 5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. 7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. 9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Santiago 3:2-11

Cuando tú abres tu boca para hablar, ¿salen cosas constructivas o destructivas? ¿Quién está en control de lo que dices? Jesucristo hace una interesante observación en el libro de Lucas 6:43-45, Jesús dice “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Ósea, si una persona tiene un corazón puro, tierno y sincero ¿Qué saldrá de su boca? Así es, cosas buenas. Y si uno habla perversidades con su boca, ¿Qué tendrá o cómo será su mente y su corazón? Es razonable que un árbol de naranjas produzca naranjas y no manzanas. También es razonable que una persona buena emite cosas buenas con su boca. Como siempre, yo voy a reconocer dos fuerzas que controlan al hombre, todo ser humano se permite ser controlado por las fuerzas del bien, cuyo autor es Dios, o por las fuerzas del mal, cuyo autor es Satanás. Cuando una persona se expresa verbalmente, lo que dice vendrá bajo la influencia de Dios en su vida, o bajo la influencia de poderes malignos. Nosotros sabemos bien que los cristianos deben ser dominados por el Espíritu, también sabemos que, si el Espíritu está controlando nuestro hablar, de nuestra boca saldrán palabras que edifican, palabras que dan vida. La lengua es uno de los miembros del cuerpo más difíciles de controlar. Escucha lo que la Biblia dice de la lengua en Santiago 3:2-11 “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?”. Te fijas. He ido a circos donde he visto a un entrenador meterse en una jaula con tigres y leones salvajes, he admirado como el entrenador con un simple mandato y un sonar de latigazo ha hecho que esos animales hagan cosas increíbles, pudiendo lanzarse sobre el entrenador y con una sola garra partirle en dos. Si, los hombres han logrado dominar a animales feroces y peligrosos, pero no pueden dominar un miembro pequeño de sus propios cuerpos como lo es su lengua, increíble, ¿verdad? Ponte a pensar que la mayoría de las guerras que han sido iniciadas no se iniciaron con un golpe sino por algo que alguien dijo. Todos conocemos a personas quienes no han ni terminado de escuchar algo y ya les pica la lengua por ir y encender un fuego en oídos de otra persona. Quizás tú y yo mismo hemos sido culpables de hacerlo. Han habido veces cuando yo me he dominado y he dicho: No voy a decir nada. Pero después de pocos minutos simplemente no aguante y las palabras salieron de mi boca como agua de una presa que se acaba de reventar. A ti también te ha pasado, ¿Verdad? Lo malo es que después he sentido un desanimo enorme, es como si fracase, es como que ya no estaba en control de mí mismo. Lo que más me molesto es que sabía que Dios no estaba contento conmigo, le había fallado. Siempre me he acordado de un coro que aprendí cuando era niño, va así: “Enséñame Señor, mi lengua refrenar, enséñame Señor, que no quiero pecar, auméntame la fe y dame entendimiento para que con mi vida yo pueda ser ejemplo”. Si tan solo pudiéramos controlar lo que decimos. El asunto nuevamente es que nuestra lengua hablara de acuerdo a quien está en control. El diablo sabe muy bien que él no nos puede tocar en lo espiritual, pero si puede tocar nuestra carne, nuestro cerebro y toda la parte física. Durante toda nuestra vida nosotros podemos adquirir sabiduría, pero esta sabiduría vendrá de dos fuentes: Vendrá de Dios o vendrá del Diablo. Santiago 3:14 y 15 dice “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica”. Cuando hay amargura en nuestras vidas o estamos molestos con alguien, Satanás se encargará de bombardear nuestra mente con sabiduría maligna mostrándonos como vengarnos. Dios nos dice que perdonemos y que Él se encargara de la venganza, quizás Él está usando la situación para traer salvación a la vida del otro individuo. Pero el asunto es que en ese momento con esos sentires en nuestro ser nosotros vamos a reaccionar, vamos a hablar y ¿Qué va a salir de nuestra boca? Bueno si hablamos debido a un ego herido guiado en dolor y auto lastima por la dirección de demonios, vamos a hablar mal de la persona que nos ha hecho daño. Pero si hacemos caso al Espíritu Santo de Dios, no atacaremos verbalmente ni físicamente al individuo, oraremos por esa persona y dejaremos que Dios haga en la vida de ellos lo que hizo en la nuestra. La lengua es simplemente otro miembro de nuestro cuerpo el cual puede ser utilizado para bien o para mal, para construir o derrumbar, para vida o para muerte. Romanos 6:12 y 13 “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. Nunca debemos permitir a Satanás el uso de nuestra lengua para hacer daño a otros. En más de una ocasión he visto a un padre o una madre fastidiada con el comportamiento de un hijo decirle: Ojalá nunca hubieras nacido. Sabes tú ¿cuánto daño le hicieron a ese niño con esas palabras? ¿Sabes cuanta destrucción causaron en su vida? O que tal cuando el marido le dice a la esposa: Nunca te hubiera conocido, me hubiera casado mil veces con fulana de tal. Cuando reaccionamos de esa manera destruimos, y esa destrucción no viene de parte del liderazgo de Dios en nuestra vida, viene de parte de Satanás. ¿Qué sale de tu boca? Si al hablar con otros tus palabras edifican, traen gozo, consuelo y ánimo, entonces se notará que hay algo bueno en ti. Pero si solo salen críticas, enojo, amargura y suciedad, pues no diría yo que es Cristo el centro de tu vida. Tampoco podría razonar que eras una persona que estaba siguiendo la dirección del Espíritu Santo en su vida. Si, lo que hablamos, lo que sale de nuestra boca es muy importante porque es seña de lo que somos. Cuando una persona abre la boca podemos aprender mucho, podemos determinar si es estudiado o no, podemos saber de donde es por su acento o idioma que habla y también podemos determinar con el tiempo su nivel de espiritualidad. ¿Acaso una fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? ¿Qué sale de tu boca? Vamos a orar. Padre gracias te damos por esta valiosa información, a veces pensamos que lo que nosotros decimos no tiene ninguna importancia, pero hoy vimos que sí. Padre perdónanos por cada vez que hemos permitido que nuestra lengua fuera usada para mal y ayúdanos desde hoy en adelante a controlar lo que decimos pensando antes de hablar. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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