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El Reino Del Matrimonio
Un Reino de Serenidad
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 07, 2022
Oct 03, 2022
Duración:
00:14:30 Minutes
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12

Escritura

Marcos 10:7-9; 1 Pedro 3:1-7.

Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, 8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. 9 Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Marcos 10:7-9 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. 7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. 1 Pedro 3:1-7

El reino matrimonial, para la mayoría de las personas, es una prisión. Cada día se vuelve más difícil convencer a los jóvenes de que necesitan casarse. “¿Por qué?” dicen ellos “mis abuelos no fueron felices en el matrimonio; mis padres fueron miserables en su matrimonio. ¿Por qué voy a arruinar mi vida yo? ¿Por qué me voy a casar, cuando puede ser que me divorcie un mes más tarde? Mejor sólo voy a vivir juntos con mi compañera, y si todo sale bien podemos casarnos más adelante, pero pienso que no sería inteligente hacerlo por el momento”. La mayoría de los matrimonios hoy viven en constantes pleitos debidos a celos, a falta de respeto; hay mucha confusión debido a egoísmo y a orgullo; hay poco amor, poca confianza; y de esta manera ningún matrimonio tiene probabilidades de tener éxito. Muchas parejas piensan que pueden cambiar todo esto con tener hijos, pero lo que resulta es más soldados para pelear; en vez de tener dos personas que no se respetan y que viven en una rebeldía continua, ahora tenemos un batallón, ¿Por qué? Porque los hijos aprenden lo que sus padres les enseñan; y si en los padres no hay amor, confianza, paz y tranquilidad, tampoco en los hijos lo habrá. Pero los matrimonios no debieran ser así, cada matrimonio debiera reconocer que ya no son dos personas separadas, sino una sola. Jesús dice en Marcos 10:7-9 “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. Cuando una pareja matrimonial no vive de acuerdo a los principios de la Biblia, dan mal ejemplo del matrimonio, y la Palabra de Dios es blasfemada. En 1 Pedro 3:1-7 podemos encontrar el siguiente consejo para matrimonios: “Vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también (y escucha bien esto) los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa”. Y al marido dice en el versículo 7: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. Al encontrar a una pareja que está entregada totalmente a Dios, y que vive de acuerdo a los principios expuestos en su Palabra, encontraremos un matrimonio que vive en un reino de serenidad. Dios desea que tu matrimonio sea un reino de privacidad, de seguridad, de estabilidad y de serenidad. Debe haber paz en tu matrimonio, y la habrá si ambos viven conforme a las reglas establecidas por Dios en las Sagradas Escrituras. No importa que el mundo esté en completa intranquilidad; no importa que todos los demás matrimonios se estén derrumbando, si sigues a Dios tu matrimonio será un reino sereno, Él se encargará de ello. El matrimonio puede logar ser un reino de serenidad, pero únicamente si Dios está en control. Existen muchos matrimonios quienes honestamente tienen el deseo de tener éxito, quieren hacer que sus matrimonios funcionen y están dispuestos a hacer todo lo que pueden, físicamente, para lograrlo. Al percibir algún peligro éstos corren a consejeros, psiquiatras, y aún a brujos y adivinos, con el fin de restaurar su matrimonio a la normalidad. Como dije anteriormente, hacen todo lo que pueden físicamente, pero se olvidan que el matrimonio verdadero se compone de un ingrediente espiritual también; y ese ingrediente espiritual es lo más esencial para hacer funcionar el matrimonio: es Dios mismo, y sin Dios ninguna pareja matrimonial tendrá éxito. Regreso siempre a Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Como siempre Dios es el centro de todo, incluyendo el matrimonio; y si el matrimonio va a ser un reino sereno, Dios tendrá que estar en control. La mayoría de los matrimonios fracasan simplemente porque sus motivos por cuidar su matrimonio no son correctos, contraria a la opinión pública uno no debe rescatar su matrimonio para complacer a la sociedad; uno no debe rescatar su matrimonio para no perder la buena vista de los padres o amistades; uno ni siquiera debiera salvar su matrimonio para el bien de sus hijos; uno debe buscar el bien de su matrimonio porque Dios lo requiere de uno. El matrimonio es ejemplo de la relación que Cristo tiene con su iglesia, y por lo consiguiente debe ser respetado y cultivado, ambos el marido y la esposa, deben buscar con sinceridad a Dios; entregándose diariamente a su voluntad para que Él sea honrado en del matrimonio; y cuando esto sucede, habrá paz y habrá serenidad. Será así porque ni el marido ni la esposa, estarán buscando complacerse a sí mismos, sino a Dios y a su compañero matrimonial. Mayormente encontraremos matrimonios donde el marido piensa únicamente en lo que él desea, y donde la esposa está pensando únicamente en lo que ella desea; tenemos a dos personas egoístas que usan el uno al otro, solamente para satisfacer sus gustos, placeres y deseos. Lindo matrimonio ¿Verdad? Pero la pareja entregada a Dios no es así, la pareja dedicada a Dios vive en un reino de serenidad, complaciendo a Dios el Creador, y complaciendo el uno al otro; y esto es lo que trae gran satisfacción a sus propias vidas. Dios desea que la pareja matrimonial tenga tiempo para sí mismos; Él creó al hombre y la mujer; Él les hizo con deseos y necesidades; Él les dio lo necesario para disfrutar de esos deseos dentro de la institución del matrimonio, y quiere que el matrimonio sea un lugar de seguridad, de estabilidad, amor y serenidad; Él sabe que los matrimonios deben dedicar tiempo el uno al otro para tener una relación saludable y fuerte; Él lo ha expresado en su Palabra. Por ejemplo, 1 Corintios 7:33 y 34 dice que el “casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido”. Dios lo sabe, como podemos ver en esos versículos, Él sabe que la pareja matrimonial tiene necesidad de tiempo para sí mismos. Y el marido y su esposa deben buscar esos momentos de agradar el uno al otro. Ya conocemos el dicho: “No todos los días son de fiesta”, pero, siempre y cuando se pueda, la pareja matrimonial debe buscar un lugar donde puedan estar a solas para reafirmar sus votos el uno al otro, y Dios estará con ellos. Qué tremendo es ver a un hombre que no vive para sí mismo, sino para Dios, su esposa y sus hijos. Qué tremendo es ver a una mujer, quien vive para Dios, y su marido y sus hijos. Esto es precisamente lo que trae serenidad al matrimonio, el marido vive en paz porque sabe que Dios está en control de todas las cosas; sabe que su esposa le ama y que vive sujeta a él porque ella es obediente a las enseñanzas bíblicas; sabe que al llegar a casa se encontrará con alguien quien quiere lo mejor para él, y eso le permite descansar con tranquilidad. La esposa vive en paz porque ama a Dios, y confía totalmente en Él para cuidar de su matrimonio; ella sabe que su marido la ama, porque Dios es primero en su vida; ella sabe que el momento en que entra su marido por la puerta de su casa, ella podrá sentir el calor y la seguridad de su fuerza; ella se siente segura y protegida, y eso trae serenidad a su reino. Si en tu matrimonio no existe esta paz y serenidad, ¿Será por el hecho de que no han permitido que Dios tenga el control de su matrimonio?, ¿Será que Él no es primero en sus vidas?, ¿Será que en vez de vivir ambos para Dios, y el uno para el otro, están viviendo egoístamente, buscando cada quien el bienestar de sí mismo? Si es así, por qué no entregarlo todo a Dios en este momento, tu vida, la vida de tu marido o esposa; por qué no decir a Dios: Te entrego todo hoy. Porque solo así es que tu matrimonio llegará a ser un reino de serenidad. Vamos a orar. Padre hoy hemos llegado al final de estos estudios sobre el reino del matrimonio. Tú, en tu Palabra nos has dado los principios para aplicar a nuestros matrimonios, para tener matrimonios fuertes y saludables. Gracias, en estos momentos pedimos tu ayuda y presencia en nuestros matrimonios, sabemos que sin ti fracasaremos. Padre queremos honrarte, y queremos que nuestros matrimonios te honren, danos lo que necesitamos para vencer. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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