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Explorando El Espacio Interior
Puede Ser Cambiado
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Feb 18, 2022
Feb 11, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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24

Escritura

Ezequiel 18:31; Ezequiel 11:19

Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Ezequiel 18:31 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne. Ezequiel 11:19

Ningún hombre es todo lo que debería ser por naturaleza y cada persona puede recibir la ayuda espiritual que necesita, esa es la verdad que yace en toda la enseñanza bíblica concerniente a la conversión del individuo, esa es la verdad que subraya la apelación de la Biblia en cuanto al arrepentimiento, esa es la verdad que hace que el Evangelio sea las buenas nuevas, esa es la verdad que nos motivó a estudiar acerca del espacio interno de nuestro corazón. Quiero decirte que tu corazón puede ser cambiado, no tiene que quedar así como está, tus pensamientos pueden mejorar, tus emociones pueden ser purificadas y tu voluntad puede ser santa, este es el cambio que ocurre cuando nos viene la nueva creación, cosa que nosotros conocemos por los términos “conversión cristiana, nacer de nuevo o ser salvo”, Dios ha prometido cambiar el corazón de los hombres en Ezequiel 18:31 encontramos las siguientes palabras: “Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo”. Cuando uno corresponde en contra del pecado con un corazón resuelto, Dios promete según Ezequiel 11:19 “dar un nuevo corazón y un espíritu nuevo”, en Ezequiel 36:26, 27 y 29 Dios dice: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Y os guardaré de todas vuestras inmundicias”, estos sí que son promesas de calidad y las promesas de Dios es como que, si ya se habían llevado a término, pues Él no miente, Dios no promete lo que no puede o lo que no quiere cumplir, todas las promesas de Dios son sí y amén en Cristo Jesús para gloria del mismo, por eso te digo que podemos aceptar y regocijarnos en esta verdad. Todas las promesas de Dios deben ser seguidas por las oraciones penitentes del hombre, el hombre al escuchar las promesas de Dios debe responder con la petición: “Padre, establece la palabra que has hablado y cumple”, en esto está el poder de la oración, debemos escoger las promesas de Dios y aceptarlas aplicándolas a nuestras peticiones en oración pidiéndole a Dios que guarde su Palabra, y ¿sabes qué? Él lo hará porque Él no miente, nunca. Dios promete dar un nuevo corazón y espíritu a aquel que reconoce que ha pecado y que viene en arrepentimiento para pedir perdón, el Salmista tomó para sí esa promesa y oró diciendo: “Crea en mí, oh Dios, un espíritu y un corazón limpio, renueva un espíritu recto dentro de mí”, quiero decirte que a Dios le encanta contestar estas clases de oraciones, el Salmo 139:23-24 un pasaje que hemos usado a través de esta serie de estudios nos dice: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. Yo puedo acordarme de una oración que hice siendo un niño de siete años de edad, iba más o menos igual al versículo que terminamos de leer, me había dado cuenta de que había un vacío en mi corazón, un espacio grande entre Dios y yo que no me permitía sentir confianza en Él, yo tenía pecado y lo sabía, de veras que no me agradaba mi situación pues, verdaderamente estaba arrepentido por mi maldad, yo quería perdón y quería que la paz de Dios llenara mi corazón, quería asegurarme de estar bien con Él, en palabras tan sencillas le pedí a Dios que me perdonara de mis pecados, le dije que aceptaba lo que Cristo hizo por mí en la cruz del Calvario y le invité a entrar en mi corazón para ser mi Salvador y Señor, ¿y sabes qué? Lo hizo. Yo no comprendí todo lo que me había pasado ese día, pero ahora quiero decirte que ese día fue el día en que Dios me dio un corazón nuevo, ese fue el día en que aprendí que Dios sí oye la oración y contesta. Permítame contarle lo que hace Dios cuando una persona es perdonada de sus pecados y llega a ser un hijo de Dios por su fe en Cristo Jesús, Dios dice según Hebreos 8:10 y 12: “Pondré mis leyes en las mentes de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”. Esto es precisamente lo que prometió hacer hace siglos atrás por medio de las palabras que podemos leer del profeta Jeremías, Dios habló de este pacto de gracia y le declaró un pacto nuevo, este pacto que es el pacto de la gracia por medio del cual el hombre puede llegar a Dios por medio de la persona en Cristo Jesús, la propia sangre de Cristo selló ese pacto el día en que Él dio su vida en la cruz y ese pacto es válido para todo aquel que se arrepiente de y cree, ese es el nuevo pacto. Este asunto quita todo el miedo que le pudiéramos tener a Dios en cuanto a su ira en juicio pues, ¿Qué hará Dios cuando examina el corazón del creyente en Cristo y encuentra su propia ley escrita ahí? Él se regocija y llama hijo a esa persona, su santo Espíritu da testimonio al corazón del creyente de que es un hijo de Dios en quien el Padre se complace, no hay miedo en esa bendita relación de la gracia y paz, y Dios está dispuesto hacer esto por todos los hombres. Dios no tiene sus humanos favoritos, Él promete en Juan 6:37 que el que viene a Él de ninguna manera le echará afuera, Hechos 2:39 nos dice: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. Alguien pudiera preguntar: ¿Y quién es este Dios Todopoderoso para que le tengamos que servir? ¿Qué beneficiaríamos si nos rendimos a Él? Yo quiero decirte que nos beneficiaríamos más allá de nuestro comprender, la pérdida más grande del hombre que podría tener es ganar todas las riquezas del mundo, pero quedarse sin Dios, piensa en eso. Jesús es la perla más valiosa que uno podría tener, te digo que yo daría todo lo que tuviera a manera de obtener a Cristo porque no hay otra de cosa de más valor pero sí quieres saber realmente cuál es el beneficio de tener a Cristo, la verdad es que lo más importante es que uno es reconciliado con Dios, la persona que recibe a Jesús como Salvador llega a ser una nueva persona en Él, ya no es la misma persona, es una persona nueva en Cristo creada en justicia y verdadera santidad, es un cambio tremendo el cual uno es trasladado del reino de la oscuridad al reino de Dios. Para terminar, es necesario que repasemos un poco lo que hemos visto en toda esta serie de estudios. Ya sabemos que la Biblia lanza su mensaje al corazón del hombre y ese término corazón es usado de una manera en general en referencia al órgano físico del cuerpo y de manera espiritual en referencia a la mente, emoción y voluntad del hombre, es en este sentido espiritual que Dios apela al corazón de hombres y mujeres. Ya hemos visto que el corazón espiritual del hombre es de dimensiones sin límites, que es un territorio no conquistado, que es incomprensible al hombre, que necesita de un conquistador infalible y que es capaz de ser conquistado, hemos visto que el evangelio de Cristo nos enseña cómo tener un cambio de corazón por medio de arrepentimiento y fe en Jesús y quiero terminar con estas palabras. La Biblia nos enseña que debemos buscar a Dios con todo nuestro ser, nuestra mente, emoción y voluntad. Y Proverbios 4:23 nos dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Vamos a orar. Padre, te pido en el nombre de Jesús que recompenses la verdad de este estudio por medio de plantarlo en nuestros corazones, te pido que riegues la siembra y que produzca una cosecha de personas espirituales, para honra y gloria tuya, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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