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Como Ser Puro
Rehúsa Comprometerte
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 20, 2021
Oct 16, 2021
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

1 Corintios 1:21; 1 Corintios 1:25

Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 1 Corintios 1:21 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. 1 Corintios 1:25

El diablo nos quiere destruir; no debemos ignorar sus intenciones; su fin es que nunca lleguemos a recibir la vida eterna que se puede lograr por medio de tener una relación personal con Dios, por medio de la fe personal en Cristo Jesús. Y si llegamos a recibir a Cristo, obteniendo la vida eterna al recibirle, Él no se da por vencido, únicamente cambiará sus tácticas y hará todo lo posible para destruir nuestra influencia sobre otros, para que ellos no lleguen a conocer a Cristo, así como nosotros. Satanás hará todo lo que está dentro de su alcance para destruir el testimonio del creyente, su intento primordial será la de comprometer al creyente en algún pecado de tal manera que su vida ya no tenga el poder de Dios para con el hombre.   Hemos comenzado esta serie de estudios para ayudarnos en saber cómo mantener nuestra pureza, hoy vamos a ver nuestra tercera sugerencia. Ya hemos visto que para mantenernos puros debemos resolver ser puros y también resistir lo malo. Hoy hablaremos de rehusar el comprometernos, espero que pongamos mucha atención mientras que comparto mi corazón con ustedes, de manera que todos podamos crecer espiritualmente. Quiero decirles que, si vamos a mantenernos puros, tendremos que rehusar comprometer nuestros principios de justicia.   La fe de muchos jóvenes llega a pervertirse cuando salen a la universidad y se sujetan a las enseñanzas ateísticas o agnósticas de algún profesor a quien respetan. No es cosa rara que un doctor de filosofía, medicina o educación, nieguen lo que la Biblia enseña; no es cosa rara que un científico, psicólogo o maestro de educación física rechacen las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Muchos jóvenes son grandemente desanimados al oír que su profesor rechace o niegue alguna cosa concerniente al evangelio. Yo quiero que sepas que un hombre puede tener gran sabiduría en un campo y ser totalmente ignorante concerniente a otro. Un hombre puede ser gran científico o médico, y al mismo tiempo ser novato en las cosas de Dios; y aquellos hombres instruidos que hablan en contra de la Palabra de Dios, únicamente están enseñando su ignorancia en cuanto a asuntos espirituales.   Podemos tomar el ejemplo de Daniel, que cuando apenas tenía doce o quince años, fue llevado de su casa a una tierra extranjera; fue seleccionado entre otros para servir de consejero al rey; fue enseñado la sabiduría de una nueva cultura pasando por sus métodos de enseñanza; fue instruido por hombres con grandes títulos como doctor en astrología. Esos maestros negaron la verdad de Dios, de quien él había estudiado desde su niñez, pero ¿Qué hizo Daniel?, se paró firmemente sobre la enseñanza que sus padres le habían dado, y este es el mismo ejemplo que nosotros debiéramos seguir.   Quiero decirles que las verdades de la educación cambian a cada rato, aún nuestro sistema de lógica crece y cambia. Nuestro entendimiento de hechos científicos concernientes a la naturaleza se extiende, y por eso es que los libros textuales de nuestras escuelas cambian año a año; por ejemplo, a ninguno de nosotros nos gustaría ser tratados conforme a un libro de medicina escrito hace unos veinte años atrás. Tenemos que reconocer que lo que el hombre más inteligente de hoy no lo sabe todo. La completa verdad no se ha conocido en ninguna materia, el hombre no ha podido saber todo lo que hay que saber sobre ninguna cosa en singular.   El problema del mundo hoy es que las personas hoy se han enamorado tanto con la sabiduría del hombre que han rechazado a Dios. El apóstol Pablo nos habla de ello en 1 Corintios 1:21 cuando nos dice: “El mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría”; es necedad, y no sabiduría, el rechazar la revelación de Dios por creer en opiniones del hombre. 1 Corintios 1:25 nos dice que: “Lo insensato de Dios es más sabio que los hombres”.   Señores debemos pararnos firmemente en nuestras convicciones, no debemos comprometer nuestra pureza por medio de ceder a la presión intelectual. Ya sabemos que muchos sistemas religiosos en el mundo hoy, que existen vienen y son a montones, y si no lo has encontrado todavía, algún día entenderás que no todas las doctrinas que enseñan otras religiones son iguales a las doctrinas de tú religión; pero cuando viene alguien queriendo refutar con nosotros la verdad, no debemos humillarnos a ellos. Debemos pararnos firmemente en la verdad y rehusar comprometer nuestras convicciones simplemente porque alguien cree diferente a nosotros.   En tiempos pasados cada nación decía tener su propio dios. Una guerra entre dos naciones llegó a ser una batalla para ver cuál de los dos dioses era más poderoso. Observemos nuevamente el ejemplo de Daniel: su país había entrado a guerra en contra de Babilonia; los babilonios vencieron a los hebreos, indicando en la mente de los babilonios que el dios de ellos era más potente que el Dios de Israel. Daniel supo que esto no era cierto, él se paró firmemente en su alianza al Dios de sus padres, sin tomar en cuenta lo que los babilonios o babilónicos pensaran. Así como Daniel, nosotros también debemos pararnos firmes en las verdades que nos son enseñadas en la Biblia.   Daniel vivió en un tiempo saturado de idolatría, imágenes abundaban en todas partes, y cada una de ellas tenían su propio altar; parecía que toda la gente adoraba alguna imagen u otra. Aparentemente Daniel iba a estar en ese medio por el resto de su vida, ¿Por qué debía él mantener la alianza con su Dios? Quiero decirles que Daniel le fue fiel a su Dios, porque su Dios era el único de toda la tierra. Sólo hay un Dios: Jehová, y es mi Dios y yo no voy a cambiarle por nadie.   Es necesario que seamos fieles al encararnos con otras creencias falsas. Daniel se apegó a las Sagradas Escrituras, él las estudiaba diariamente. Daniel oraba diariamente, y nosotros necesitamos seguir su ejemplo de entrega a Dios y veremos que tendremos poder también en nuestras vidas. Encontraremos que el estudio de la Palabra y la oración nos fortalecerán y así nos mantendremos puros delante de Dios.   Dios nos ha dicho lo que es bueno y malo, y hasta que Él cambie en cuanto al bien y el mal, nosotros tampoco debemos cambiar. Los valores de la moralidad han cambiado drásticamente en los últimos días, algunos pretenden que no han cambiado, sino que nosotros hemos sido iluminados por una nueva generación; pero yo deseo decirles que el mundo está equivocado, Dios no ha cambiado y su pensar sobre la inmoralidad no ha cambiado tampoco. Lo correcto va de acuerdo a la naturaleza de Dios, y lo malo va en desacuerdo a su naturaleza, y nosotros no debemos dejar que nadie nos engañe en cuanto a esto. El cambio de nombre a una fruta no hace que cambie de sabor, podemos cambiarle el nombre a la manzana, pero eso no hace que cambie de sabor. Una mentira es una mentira; adulterio es adulterio; el pecado es pecado, como cristianos nosotros necesitamos pararnos firmemente, debemos resolver en nuestros corazones ser puros. Debemos pelear con el mundo, la carne y el diablo, ellos quieren que vayamos en contra de nuestro Dios, desobedeciéndole; pero nosotros no podemos comprometernos con el mundo y la maldad. Tenemos que ser fuertes, claro está que eso requiere valor, pero acordémonos que Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, tenemos que pararnos en lo que es correcto.   Jesucristo nos dice en Mateo 6:24: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”; el apóstol Pablo añade en 1 Corintios 10:21: “No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios”. Debemos rehusar comprometernos con cualquiera cosa que podría apagar nuestro resplandecer por Cristo.   Quiero terminar leyéndoles estas palabras que encontramos en 2 Corintios 6:17 y 18: “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor  Todopoderoso”.   Vamos a orar: Padre no quiero comprometerme con ninguna cosa que me va a quitar el gozo de mi salvación. No quiero verme involucrado en la maldad de este mundo. El mundo nos dice que todo está bien y que todo es permitido porque Tú eres un Dios de amor, pero mí Biblia me enseña que eres un Dios justo, y que castigas al pecado. Padre yo sé que Tú eres, y sabiendo esto yo quiero servirte con todo mi corazón. También sé que este es el deseo de muchos de mis hermanos, así que ayúdanos a todos a pararnos firmes en tu palabra y dar el testimonio que debemos dar como hijos tuyos. Porque te lo suplicamos en el nombre de Jesús. Amén.

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