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Como Vivir Abundantemente
Una Buena Relación Con Dios
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ago 09, 2021
Ago 06, 2021
Duración:
00:14:29 Minutes
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21

Escritura

Génesis 2:7; Juan 17:3; Juan 10:10; Efesios 3:14-19; Hechos 16:14 y 15; Romanos 1:17; 1 Juan 5:1 y 4; Hebreos 11:6; Filipenses 2:13; 1 Tesalonicenses 4:3; Santiago 4:6 y 10; 1 Pedro 5:5-7; Isaías 57:15; Lucas 14:11; Eclesiastés 5:2; Salmos 31:19; Salmos 89:7.

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Génesis 2:7 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10

Hay más a la vida que el simple vivir. La vida nunca llega a su cenit hasta que llega a llenarse con un propósito y ese propósito se lleva a término. Dios reconoce que hay más a la vida que el mero existir. En la Biblia, Dios nos habla de 3 cualidades diferentes de la vida. En primer lugar, hay una vida física: la animación del cuerpo que es el resultado del aliento de Dios en el espíritu humano. Génesis 2:7 se refiere a esa vida en relatarnos de cómo “Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en él aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Ésa es la vida física. En segundo lugar, hay una vida espiritual. La animación del Espíritu que resulta de una animación personal con Dios. Juan 17:3 dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Eso es espiritual: vida eterna. En tercer lugar, hay una vida espiritual más grande: la llenura de Dios experimentada en el espíritu humano, que Jesús llama “vida en abundancia”, en Juan 10:10. La vida es el regalo de Dios al hombre. Vida física es el aliento de Dios, vida eterna es su presencia, vida abundante es su llenura.   Vida abundante está a nuestro alcance. Ella sería la bendición más grande que pudiéramos tener. Por eso es que el apóstol Pablo escribió de su “oración para el creyente” en Efesios 3:14-19, dice: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo (…) para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu (…) para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”. Dios desea que tengamos esa vida abundante que Él ha provisto para nosotros en Jesucristo. ¿Cómo puede uno entrar a esa vida abundante espiritual? Hechos 16:14 y 15 nos da el ejemplo. Se trata de la conversión de Lidia a la fe cristiana. Dice: “Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos”. En la experiencia de Lidia, Dios nos muestra cómo entrar a una vida abundante. El que desea vivir una vida abundante tendrá, primero, que estar correctamente relacionado con Dios. Se dijo de Lidia que ella era una persona que adoraba a Dios. No podemos conocer a Dios en su plenitud sino hemos recibido su salvación; para vivir una vida abundante uno tiene que ser salvo. Fe es el primer requisito para entrar a la plenitud de Cristo. ¿Por qué? Porque fe es el principio básico para una relación con Dios. Romanos 1:17 dice: “El justo por la fe vivirá”. Hay que confiar en Dios para la salvación, hay que confiar completamente en Él para así experimentar diariamente la plenitud de la salvación que Él nos ha dado. Debemos acordarnos de confiar en Dios, no importa el tiempo ni las circunstancia. En 1 Juan 5:1 y 4 dice: “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (…) Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. La vida abundante es una vida de victoria sobre el mundo y victoria sobre el mundo es imposible aparte de la fe en Dios. Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Si quitamos la fe de nuestra vida, ya no tenemos esperanza para con Dios. Debemos llegar a una conclusión de una vez y para siempre: Debemos creer que Dios es capaz de perdonarnos nuestros pecados, debemos creer que Él puede limpiarnos y darnos una victoria sobre el pecado. Habiendo creído todo esto, entreguémonos a Él y Él hará en nosotros una obra increíble. Al tomar este paso, habremos caminado hacia una vida en abundancia. Debemos acordarnos que no estamos solos en la búsqueda de una vida espiritual más profunda. Filipenses 2:13 dice: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. 1 Tesalonicenses 4:3 dice: “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación”. Debemos unirnos en el Señor para el crecimiento espiritual. Santiago 4:6 y 10 dice: “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”. 1 Pedro 5:5-7 dice: “Revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. Dios es El alto y sublime, El que habita la eternidad y cuyo nombre es El Santo. Escuchemos lo que dice Isaías 57:15: “Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Debemos humillarnos delante de Dios. Jesús nos dice en Lucas 14:11: “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”. El espíritu del cristiano en desarrollo y crecimiento es expresado en estas palabras: “Llévame Señor, pues puedo ver que tu voluntad es mi deber. Si es necesario quebrarme, oh Señor, hazlo; te lo pido por favor”. No debemos tener miedo al acercarnos a Dios con esta petición; Él hará lo mejor para nuestro bienestar y debemos confiar en Él de todo corazón. Debemos permitir que Dios haga su ministerio en nuestras vidas, debemos acordarnos de que Dios debe trabajar por medio de nosotros. Eclesiastés 5:2 dice: “No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras”. Debemos escuchar cuando Dios nos habla, debemos responder a su liderazgo. La reverencia luce bien al hombre que se presenta delante de Dios. El Salmos 31:19 dice: “Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen”. Debemos de tener este tipo de espíritu al acercarnos a Dios. El Salmos 89:7 dice: “Dios temible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él”. Pongamos en nuestros corazones el deseo de crecer en gracia y sabiduría del Señor Jesucristo y así podremos llegar a ser todo lo que Dios desea que seamos. Dios ha tenido un plan para cada uno de nosotros desde el día en que recibimos a Jesús como nuestro Salvador. Nosotros debemos vivir la vida abundante que Él ha provisto para nosotros. Vamos a orar: Padre, en reverencia nos presentamos delante de tu trono, con deseo sincero en nuestro corazón de llegar a ser todo lo que tú quieres que seamos. Padre, ayúdanos a estar atentos a tu liderazgo, ayúdanos en vivir esta vida abundante que tú en tu bondad has provisto para nosotros. Porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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