Copyright 2016-2019 Lifeword
Como Vivir Abundantemente
Practica Obediencia Con Amor
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ago 11, 2021
Ago 06, 2021
Duración:
00:14:29 Minutes
Vistas:
6

Escritura

Efesios 1:12; Hechos 16:14 y 15; Mateo 28:19 y 20; Hechos 2:38; Juan 15:14; Romanos 6; Juan 14:21 y 23; Apocalipsis 3:20; Juan 7:17; Romanos 5:5; Juan 13:17.

a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. Efesios 1:12 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. 15 Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos. Hechos 16:14 y 15 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:19 y 20

Yo deseo llegar a ser un cristiano que agrada a Dios y que da testimonio continuamente de Jesucristo. Pienso que todos deberíamos considerar con algo de seriedad en cuanto a esto. Hemos sido salvados, según Efesios 1:12, “para alabanza de su gloria”. Somos salvos con el fin de que crezcamos día a día en madurez espiritual hasta llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Somos salvos para que el propósito de Dios se lleve a cabo en nuestras vidas. Tan digna meta necesita de crecimiento espiritual.   Hoy vamos a considerar el tercer paso que tenemos que tomar si es que vamos a vivir la vida abundante en Cristo. El primer paso era tener la relación correcta con Dios, el segundo paso era ejercer un espíritu de discernimiento; el paso número 3 es practicar obediencia con amor. Este paso subraya la verdad de que no puede haber verdadero crecimiento espiritual a menos de que uno esté dispuesto a obedecer la verdad de Dios, a conocer la voluntad de Él por medio de la Biblia. Ese tercer paso es el que vamos a estudiar hoy. La obediencia a Dios vendrá a consecuencia de otros tratos con Él. Observemos el caso de Lidia, encontrado en Hechos 16:14 y 15. Ella era miembro de una pequeña congregación de mujeres en Filipo a quiénes el apóstol Pablo predicó su primer sermón cristiano en el continente de Europa. Observemos lo que Lucas nos dice en cuanto al incidente. En primer lugar, Lidia adoraba a Dios, osea que ella estaba correctamente relacionada con Él. En segundo lugar, Lidia estaba atenta al Evangelio; ella escuchó la prédica del apóstol Pablo. En tercer lugar, Lidia respondió al llamado de Dios a su corazón; el Señor había abierto su corazón. En cuarto lugar, Lidia demostró su fe por medio de obedecer con amor: Ella se bautizó. En el caso de Lidia, así como en el nuestro, la obediencia sigue después de ser instruido. El bautismo es un acto de obediencia de la persona quien ha confiado en Jesucristo como su Salvador. Es un acto de obediencia porque es un mandato específico de Dios. Podemos encontrar el mandato en Mateo 28:19 y 20, y también en Hechos 2:38. No encontramos el caso de alguien en la Biblia que no siguió el recibir a Jesucristo con bautismo. El bautismo es muy pero muy importante. Sin embargo, no es un acto que da seguridad al alma por medio de salvarle; no hay poder redentivo en un rito. El bautismo es importante porque fue un mandato del Señor e indica obediencia y fe en Él. El bautismo de Lidia reflejó una disposición mental; era el primer paso en su vida de obediencia a su nuevo Salvador. Ella había sido lavada en su perdón, ella había confiado en Él como su Salvador, ella se había entregado a Él como el Señor de su vida. Su mandato para expresar su fe en bautismo fue obedecido sin demoras porque el resto de su vida sería una vida de gustosa obediencia a Él. Yo les aseguro que obediencia en amor a Él es esencial para vivir una vida de victoria en Cristo. La razón es tan sencilla: Desobediencia es pecado. El pecado en la vida de uno quita la vitalidad espiritual, haciendo imposible la victoria. Por lo consiguiente, sólo una vida en obediencia con amor al Señor nos dará esa vida en abundancia que Él desea para nosotros. El Espíritu de Dios marca la importancia de una vida en obediencia continua. Jesús dijo en Juan 15:14: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”. El verbo hacéis o hacer, en su gramática griega, nos indica un verbo de acción continua, indica una forma de vida. Es como si Jesús nos dijera: “Ustedes son mis amigos si es que forman el hábito de hacer cada día lo que yo les mando a hacer”. Esto es tremendo. No diríamos que un hombre es fiel a su supervisor o jefe si sólo va a trabajar de vez en cuando. De la misma manera, no podemos decir que somos fieles a Cristo si sólo le vamos a obedecer de vez en cuando; debemos obedecerle siempre y en todo lo que hacemos. Ése es el argumento del apóstol Pablo, grabado en Romanos 6. Él nos señala que la persona que confía y acepta a Jesús como Salvador ha resucitado a una vida nueva en Él. Estando muerto al pecado y vivo para Jesús, el creyente ya no sigue sirviendo al pecado, el pecado ya no reina en su cuerpo mortal, ya no sigue obedeciendo sus deseos, sus miembros ya no se presentan para ser instrumentos de iniquidad; al contrario, Dios reina en la persona, está dispuesto a obedecer la ley de Dios, sus miembros son instrumentos de justicia. Y esa es la completa manera de vivir una vida verdaderamente cristiana. La obediencia es una expresión de verdadera devoción. A veces tenemos que tener cuidado con aquellas personas quienes gritan a alta voz del amor que tienen para Dios, pero cuyas vidas rechazan obedecer sus mandamientos. Existen personas que hacen muchas referencias al Señor, pero sus vidas son más hablar que andar; Jesús no dijo: “Son mis amigos si hablan”. Él dijo: “Son mis amigos si obedecen mis mandamientos”. El señor Jesús nos premiará si le seguimos en obediencia. Escuchemos esta promesa que Él nos hace en Juan 14:21 y 23: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. (…) El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Nuestro deseo sincero debería ser un deseo de conocer más, y más, y más a Cristo. Y la forma de conocerle mejor es por medio de obedecerle. Quiero darles un principio básico para crecimiento espiritual: Dios nos dará toda la luz en que estemos dispuestos a andar. Él ya sabe si le seremos obedientes o no, Él no da a ninguna persona una vista espiritual simplemente para que la persona la tenga; Él nos informa para que le obedezcamos, Él nos da más luz conforme a nuestra obediencia a Él. Por eso es que es tan importante que nosotros le obedezcamos; de otra manera, Dios no nos instruiría, y si no somos instruidos por Él, nunca podremos crecer. Si deseamos saber más, tendremos que obedecer más. Debemos practicar la obediencia en amor. En Apocalipsis 3:20, Jesús dijo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Invítale a entrar en tu vida hoy, obedécele. Mira lo que nos dice Juan 7:17: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios”. Él entrará como un huésped entra en nuestra casa, si tan sólo se lo pedimos en obediencia. Necesito añadir un punto más a esto; estoy haciendo un llamado a la obediencia. Pero más que eso, estoy haciendo un llamado a la obediencia en amor. No es suficiente el hacer; uno tiene que amar el hacer. Acciones del cuerpo que obedecen los mandatos de Dios son de poco valor cuando están acompañados por actitudes del espíritu de uno que detestan los mandamientos de Él. Obediencia en amor significa que uno ama al que está obedeciendo, ama las responsabilidades que el Señor le ha dado y ama a las personas que reciben el servicio en obediencia a los mandatos de Dios. Si no amamos de esta manera, necesitamos buscar el remedio de nuestra enfermedad. Romanos 5:5 nos declara que el amor de Dios es derramado en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo, quien vive en cada creyente. El secreto de obedecer en amor es permitir que Dios ame a otros a través de nuestra persona. Dios puede amar a través de nosotros de manera que podríamos vivir en amor día tras día. Y ahora unas palabras de repaso: Para vivir una vida abundante tenemos que estar relacionados correctamente con Dios por medio de adorarle, llenos de humildad fe y reverencia; tenemos que ejercer un espíritu de discernimiento por medio del cual el Espíritu Santo nos enseñará para crecimiento en el Señor, día tras día; y necesitamos practicar la obediencia en amor, obedeciéndole en todo lo que nos manda. Juan 13:17 dice: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”. Que Dios nos ayude. Vamos a orar: Padre, en estos momentos muchos de nosotros tenemos que pedirte disculpas. Han habido veces en nuestras vidas en que sabíamos tu voluntad, pero no seguimos en obediencia. Padre, permita que este mensaje se nos grabe bien en nuestros corazones; nuestro deseo es agradarte. Ayúdanos a dejar de hablar y comenzar a actuar. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Otros archivos en esta serie