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Llamados A Santidad
Llamados A Santidad - Parte 4
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:32 Minutes
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Aired on Oct 01, 2020

Escritura

1 Tesalonicenses 5:23; 1 Corintios 6:12 y 13; Génesis 2:7; 1 Corintios 9:27; Romanos 8:8, 12 y 13; 1 Juan 2:16 y 17; Eclesiastés 12:13 y 14.

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. 13 Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 1 Corintios 6:12 y 13 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Génesis 2:7 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 1 Corintios 9:27

¿Has pensado en la preocupación que Dios tiene por tu cuerpo físico? Hablamos mucho concerniente al espíritu del hombre, y el deseo de Dios por salvar tu alma, pero la Biblia nos informa que Dios se preocupa por tu cuerpo al igual que por tu espíritu. Hay un propósito divino expresado en 1 Tesalonicenses 5:23, dice: ¨Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo¨. Notemos que Dios se interesa en el ser completo. Tu espíritu, tu alma y tu cuerpo. Ese principio está bien marcado en nuestro texto que hemos estado estudiando. Hoy llegamos a los versículos 12 y 13 del sexto capítulo de 1 Corintios, observemos lo que nos dice. ¨Todas las cosas me son lícitas, más no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios¨.   Pero el cuerpo no es para la fornicación sino para el Señor y el Señor para el cuerpo, ¿Qué nos está diciendo este texto en vista de un llamado a la santidad? Sugiero que observemos tres reglas que nos ayudarán: En primer lugar, no todas las funciones del cuerpo son pecaminosas. En su lugar entendido, las funciones del cuerpo son buenas y saludables por eso es que el texto nos dice: ¨Todas las cosas me son lícitas”. Consideremos las necesidades y deseos de nuestro cuerpo físico, cada una de ellas es honorable a menos de que los mal usemos. El tener hambre por comida no es malo, ni es pecado. Dios hizo al cuerpo con la necesidad de consumir alimentos para ser vigoroso y saludable. La necesidad de descansar no es mala, ni es pecado, Dios hizo al cuerpo con la necesidad de tomar un periodo de descanso, para poder reponerse. Los deseos sexuales no son malos, ni pecaminosos. Dios puso en el cuerpo ese deseo para que la gente pudiera multiplicarse y también en expresión de amor y una entrega de una persona a otra de por vida, como un cuerpo. No debes avergonzarte de las funciones naturales de tu cuerpo físico, Dios te hizo así.  Génesis 2:7 nos dice: ¨Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente¨. Notemos las palabras ¨Dios formó al hombre¨, eso significa que nuestros cuerpos físicos salieron de la mano de Dios. Él nos ha diseñado conforme a su propio plan divino. Honra tu cuerpo como obra de Dios mismo. Reconoce el hecho de que todas las cosas te son lícitas en vista del diseño que Dios te ha dado, en cuanto a tu cuerpo físico y sus funciones.   En segundo lugar, los deseos del cuerpo deben ser disciplinados y apaciguados en una forma apropiada. Después de haber dicho el apóstol: ¨Todas las cosas me son lícitas¨, Él escribe, más no todas convienen. Eso significa que, aunque cada deseo funcione y pasión del cuerpo es apropiado en el lugar correcto, dentro de los límites de Dios, deben de satisfacerse de la forma correcta. Una forma que será aprobada por Dios. Está bien que el cuerpo tenga un deseo de comer, pero no es correcto satisfacer ese deseo con la glotonería.   Está bien que el cuerpo tenga un deseo de descansar, pero no está bien satisfacer ese deseo por medio de ser holgazán. Está bien que el cuerpo tenga deseos sexuales, pero no está bien satisfacer esos deseos con la inmoralidad.   Cada deseo corporal debe satisfacerse dentro de los límites de Dios y en una forma que a Él le agrade, por eso está la Biblia, para dirigirnos en esa manera de vivir. Una vida de santidad solo puede llevarse a cabo cuando seguimos esta regla. En nuestra presente situación, somos corporalmente consientes de muchas cosas. Conocemos las cosas a través de nuestros cinco sentidos. Ver, oír, saborear, oler y tocar. Cuando hablamos de la composición humana estamos hablando del cuerpo, alma y espíritu. Nosotros nos relatamos con el mundo y con sus habitantes a través de nuestros cuerpos físicos, sin embargo, debemos tener mucho cuidado en no dejar que nuestros cuerpos nos gobiernen. Si nosotros satisfacemos cada deseo que nuestro cuerpo tiene, nuestro cuerpo comenzará a demandar más y más de nosotros. Nos podemos alejar demasiado de Dios, por medio de cumplir, o satisfacer los deseos de nuestros cuerpos y mentes.   Los apetitos corporales pueden hacer de ti un esclavo. El apóstol Pablo dijo: “Todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna”. Con esa declaración, Él hace notar que el cuerpo puede llegar a ser dueño de uno. Debemos disciplinar al cuerpo y hacer al cuerpo sujetarse a nuestro espíritu, según 1 Corintios 9:27. Lo que en realidad está diciendo el apóstol es que todas las cosas están bajo su poder y control, pero que él no está apoderado ni bajo el control de las cosas. Nosotros podemos ejercer poder sobre nuestros cuerpos. Un verdadero creyente, hace que la conciencia de Dios, que está en su espíritu reine sobre su cuerpo, mundo consciente y su alma ego-consciente. Así es como uno llega a ser espiritual en vez de carnal.   No es fácil disciplinar la carne y hacerla obedecer a los principios del espíritu. No es fácil, pero es lo mejor para uno mismo. La Biblia nos dice en Romanos 8:8, 12 y 13, que “los que viven según la carne, no pueden agradar a Dios. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivimos conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”.   ¡Sí! La disciplina d la carne puede ser difícil, pero vale la pena el esfuerzo que se requiere. En tercer lugar, el cuerpo físico con todos sus apetitos, perecerá para ser remplazado con algo mejor. El versículo 13, dice: ¨Las viandas para el vientre y el vientre para las viandas, pero tanto al uno como a las otras, destruirá Dios¨. Eso significa que el cuerpo y su deseo de comida, algún día morirán, dejando de existir. ¿Por qué debe una persona poner en peligro su espíritu eterno en dar su vida para satisfacer los deseos que pronto perecerán?   Ese principio es aplicable particularmente al problema de la inmoralidad sexual. Algunos de los pecados que alejan a una persona del reino de Dios son: La fornicación, el adulterio, el homosexualismo y la sodomía. Tales actos son una perversión de lo que Dios hizo cuando creó al cuerpo humano con sus pasiones, por eso la Escritura dice: ¨ El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo¨. Ningún tipo de inmoralidad sexual debe permitirse en el cuerpo si es que la persona desea vivir una vida Santa delante de Dios. Dios nos amonesta en 1 Juan 2:16 y 17, “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. ¡Qué error el poner en peligro el gozo eterno del alma, para satisfacer al cuerpo temporáneo! Ese no es el camino de la sabiduría, ese no es el camino de la santidad.   Yo sé que los deseos de la carne pueden ser persistentes, yo conozco el placer que viene cuando uno satisface los deseos de la carne, pero también conozco el juicio de Dios que caerá sobre aquellas personas que viven como si solo el mundo existiera, y como si lo único que existiera en ese mundo es la satisfacción de sus deseos carnales. Eclesiastés 12:13 y 14, dice, “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”. Oremos… Padre, gracias por lo que nos has enseñado en esta lección.  Ayúdanos a aplicar nuestras enseñanzas a nuestros corazones. En el nombre de Cristo te lo pedimos. Amén.

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