Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. 8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Génesis 2:7 y 8 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Génesis 2:21 y 22 Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Salmos 100:3

Alguien ha dado esta evaluación del cuerpo físico del hombre: Toma a un hombre que pesa unas 150 libras, él tiene suficiente sal en él para llenar una salera pequeña, suficiente cal para blanquear una pared, suficiente hierro para hacer un clavo; además de otros minerales y agua. Si al hombre lo vendiéramos, valdría más o menos 98 centavos de dólar. Si esto es todo lo que el hombre vale, ¿Por qué entonces es el hombre de tanto valor para sí mismo y para Dios? Lo que pasa es que el hombre es más que cuerpo, la Biblia dice que Él es espíritu alma y cuerpo; según 1 Tesalonicenses 5:23, pero, aunque el hombre es más que cuerpo, él tiene cuerpo, y eso hace que su parte física sea tan importante.   ¿Qué es lo que la Biblia dice en cuanto a tu cuerpo físico? La respuesta a eso, es una de las razones por las cuales el cristiano debe vivir una vida Santa. La Biblia dice que Dios está tan interesado en el cuerpo del hombre que Él lo ha incluido en la redención que él proveyó en Cristo Jesús. Quiero llamarte la atención a cinco cosas que la Biblia nos declara en cuanto al cuerpo. En primer lugar, tu cuerpo fue diseñado por Dios mismo, nosotros salimos de la mano creativa de Él. Dios propuso la creación del hombre, diciendo: ¨Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, varón y hembra, los creó¨.   La creación del varón, la encontramos en Génesis 2:7 y 8, en donde nos dice: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado¨.   La creación de la hembra se encuentra en Génesis 2:21 y 22, dice: ¨ Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre¨. Salmos 100:3, nos dice: ¨Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos¨. Salmos 95:6, dice: ¨Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor¨.   Estas escrituras que acabamos de leer, nos enseñan que nosotros somos creación de Dios. Él diseñó nuestros cuerpos y puso en ellos cada deseo y necesidad que nosotros experimentamos; Él nos hizo de la manera que somos. Debemos reconocer el infinito valor de estos cuerpos que Dios diseñó. En segundo lugar, tú cuerpo ha sido redimido por Cristo Jesús. Nosotros acostumbramos a hablar de cómo Cristo ha salvado nuestras almas y eso es bueno, pero la redención que Él obró en nosotros, ha sido para nuestro ser completo. Eso significa, Espíritu, Alma y Cuerpo.   Nuestros espíritus han sido redimidos del castigo del pecado que es la muerte eterna. Nuestras almas han sido redimidas del poder del pecado que vive en los deseos de la carne. Nuestros cuerpos serán redimidos de la presencia del pecado que envuelve a la resurrección de muerte y el cambio a la semejanza de Jesucristo mismo. La Salvación del espíritu ya ha sido efectuada en la vida de los que han recibido a Cristo Jesús. La Salvación de nuestras almas que es nuestra vida, está siendo efectuada día tras día, mientras que vivimos por nuestro Señor. La Salvación de nuestros cuerpos se efectuará en el no lejano futuro cuando seremos levantados en el aire para reunirnos con nuestro Señor, y nuestros cuerpos serán glorificados como el cuerpo de Él.   Debo tener cuidado con lo que hago con mi cuerpo en este mundo. Este cuerpo ha sido diseñado por Dios y redimido por el Señor Jesucristo.   En tercer lugar, nuestro cuerpo físico es el hogar del Espíritu Santo. Eso significa que la tercera persona de la Trinidad, el amante Espíritu Santo, está viviendo la vida de Dios Todo Poderoso en ti, esa es una razón por la cual debemos vivir santamente.   Jesús dijo que lo que nos hace ser cristianos, es el hecho de que el Espíritu Santo habita en nosotros. Cuando tú confías en Jesús para ser tu Salvador. Él pone en ti al Espíritu Santo para ser tu compañero constante; eso es cierto de cada cristiano. Romanos 8:9, dice: ¨Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él¨. 2 Corintios 13:5, dice: “¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros?”. La presencia de Dios en tu cuerpo físico, le da gran valor a tu vida. La Biblia nos dice en 1 Corintios 6:19: ¨ ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? ¨. Sí, la morada del Espíritu Santo en ti, y el hecho de que tu cuerpo es su templo, le da mucho valor a tu cuerpo físico.   Lo que tú haces con tu cuerpo es lo que le estás haciendo al santuario de Dios. Eso sí es un llamado a la Santidad. Tu cuerpo debe ser Santo delante de Dios; tu cuerpo físico llega a ser una rama del cuerpo de Cristo, según 1 Corintios 6:15 y no debe ser usado para pecar.   En cuarto lugar, tu cuerpo físico puede ser usado para servir a Dios. Romanos 12:1, dice: ¨Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional¨.   Da tu cuerpo a Dios, Él lo puede usar en su servicio, para bendecir a otros y agradarte en una forma que tú nunca hubieras pensado. En nuestro vocabulario religioso, nosotros decimos: Dale tu corazón a Cristo; lo que queremos decir con eso, es que entregues tu mente y emociones a Él, juntamente con tu voluntad, pero Dios está más interesado con más que tu corazón. Él desea que tú le entregues tu cuerpo, también.   El servicio que nosotros brindamos a Dios, es a través de nuestros cuerpos. Nosotros testificamos de Cristo con nuestras bocas, hablamos palabras de consuelo al afligido con nuestras bocas, vamos a ministrar a los enfermos con los miembros de nuestro cuerpo, nosotros llevamos a cabo la tarea de Dios con los miembros de nuestros cuerpos. Nosotros servimos a Dios, por medio de servir personas en una forma tangible y física. Entrega tu cuerpo a Dios, y permítele usarte.   Y, en quinto lugar, tu cuerpo físico será glorificado por Dios, por eso es que debes ser disciplinado y guardado del pecado. En 1 Corintios 15, encontramos que el apóstol Pablo nos habla mucho del cuerpo y sus debilidades; sin embargo, nos habla del día de resurrección cuando estos cuerpos serán incorruptibles, gloriosos, poderosos y espirituales.   Filipenses 3:21, dice: ¨El Señor Jesucristo, transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya¨. 1 Corintios 15:49, dice: ¨Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial¨.   Aunque el cuerpo se disuelve al morir, y regresa al polvo, será restaurado, llevando en sí la gloria del Hijo de Dios. Nuestro espíritu volverá a entrar en nuestro cuerpo y viviremos con nuestro Señor en los cielos. Debemos demostrar entonces un interés más sincero de nuestros cuerpos, este cuerpo, que puede ser un agente para el pecado, debería ser un instrumento para la honra y gloria de Dios. Oremos… Padre, ayúdanos a presentar nuestros cuerpos físicos en santidad delante de ti, ya que nuestros cuerpos también fueron parte de la obra redentora de nuestro Señor Jesús. Gracias por diseñar nuestros cuerpos. Gracias por tu Espíritu Santo que habita en nosotros. Usa nuestros cuerpos en tu servicio, Padre. Porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.