El Seol y el Abadón nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos

El Seol es un recinto común o región de los muertos, una tierra habitada por personas que perecieron sin creer en Jesucristo, su nombre deriva de la insaciabilidad de la sepultura, como si siempre estuviese pidiendo o reclamando más; por su parte el Abadón es una palabra hebrea que significa “el lugar de destrucción o la morada de los muertos”.  El hombre a lo largo de los años ha intentado de todo para aumentar unos cuantos años más a su existencia, sin embargo, no importa lo que haga nunca podrá cambiar la realidad de la muerte. tarde o temprano esta tocara tu puerta. Tal parece que la muerte no se sacia de llevar miles cada día a la tumba. Según las estadísticas cada minuto mueren alrededor de 110 personas en el mundo, a razón de esto alguien escribió lo siguiente “la tumba devora todos los cuerpos que se ponen en ella y siempre está lista para recibir y devorar más y más sin fin”. De la misma forma que la tumba no se cansa de recibir a sus muertos, así “los ojos del hombre nunca están satisfechos” debemos reconocer que todos nacemos con una naturaleza inclinada al pecado, esa naturaleza es la que produce en nosotros un deseo intenso de mirar cosas que no agradan a Dios, deseamos mirar imágenes lujuriosas, anhelamos estar en el poder, nos gozamos en acumular riquezas y nuestro corazón ansia la fama, la gloria y el esplendor. Podríamos creer que al consumar estos hechos ya nuestros deseos han sido satisfechos sin embargo esto no es así, un hombre nunca verá suficientes imágenes atractivas de mujeres o nunca verá suficientes autos hermosos, o nunca vera suficientes películas en la televisión. siempre querrá más, un día compra la casa de sus sueños y celebra de felicidad, sin embargo, al siguiente día este ha perdido su brillo y los meses siguientes se las pasa buscando una casa mejor. Esta es la razón del porque cada semana aparecen nuevas modas, esta es la razón del porque las diversiones son variadas y los estilos diferentes, es que los ojos del hombre nunca se sacian. Tenemos que cuidar muy bien lo que vemos, debemos de someter nuestra carne al espíritu y dejar nuestras pasiones bajo el Señorío de Cristo. esto requiere un compromiso serio con nuestro Señor y con nuestros ojos. Bien dijo Job “Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen? El enemigo es bien astuto él sabe muy bien que nuestro corazón siempre ansia más y más, así que intentará hacer todo lo posible para que te recuestes cómodamente frente al televisor, alimentes tu carne y tu corazón se llene de impurezas, él sabe que haciendo esto serás un cristiano derrotado y tu vida se tornará inútil en la causa de Cristo. y si por alguna razón no logra su cometido, él te incitara a ver cosas buenas, cosas como documentales, deportes o series educativas, cosas que, aunque en sí mismas no sean malas te quitaran horas y horas de tu día que bien pudieras invertir en el servicio a tu Dios. Recuerden que no estamos aquí para servir a la carne, estamos aquí para servir y honrar a nuestro Dios, así que pongamos límites a lo que ven nuestros ojos y vivamos una vida que de gloria y honra a nuestro creador. Dios los bendiga. Corpus Unum.