(Centro De Vida)
Escritura
Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. 18 Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. 19 Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús.
Las grandes multitudes no garantizan fe verdadera. Aquel día, mientras Jesús enseñaba en una casa tan llena que no se podía entrar, cuatro amigos llegaron con una meta: acercar a su amigo paralítico al único que podía cambiar su vida. La multitud les cerró el paso, pero la fe les abrió el techo. Su determinación nos muestra que cuando hay verdadera fe, nada es un obstáculo, ni siquiera las barreras humanas o físicas. Lucas 5:17-19 dice: Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. 18 Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. 19 Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Jesús estaba rodeado de fariseos y doctores de la ley, pero no todos estaban ahí por fe. A diferencia de estos fariseos y doctores de la ley, encontramos a estos hombres cargando a su amigo paralítico con una fe increíble, que al no poder entrar por la puerta, subieron al techo, lo abrieron, y bajaron la camilla hasta que el enfermo estuvo justo delante de Jesús. No hablaron, no pidieron, simplemente actuaron. Este pasaje nos muestra que no basta con creer: hay que moverse. La fe de estos hombres no esperó que se despejara el camino; buscaron una salida, aunque implicara esfuerzo y riesgo estaban dispuesto a hacerlo. Es muy importante ver que la fe también se demuestra buscando el bienestar de otros. Estos hombres actuaron por su amigo. Él no podía moverse, pero ellos se convirtieron en sus pies, sus manos y su esperanza. Jesús no vio solo al paralítico. Vio la fe de ellos, la fe en acción de un grupo que no se detuvo hasta lograr el encuentro. Si eres un hijo de Dios ¿A quién estás llevando a los pies de Jesús con tu fe? No te detengas ante las barreras. Si alguien cercano necesita de Cristo, ora, actúa, invita, insiste. Sé ese amigo que no deja a otro en el camino, sino que hace todo lo necesario para que Jesús toque su vida.
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