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Los Milagros De Jesús
Sanidad De La Suegra De Pedro
Pastor - Carlos Panameño
(Centro De Vida)
Aired on Jul 28, 2025
Jul 20, 2025
Duración:
00:04:56 Minutes
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Escritura

Marcos 1:31

Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.

Después de enseñar en la sinagoga y liberar a un hombre endemoniado, Jesús no se aleja a descansar, sino que entra a la casa de Simón Pedro. Allí, en la intimidad de un hogar, se encuentra con otra necesidad: la suegra de Pedro está postrada con fiebre. Aunque no es un caso espectacular ni urgente como el del endemoniado, Jesús actúa con la misma compasión y poder.   Este milagro nos muestra que Jesús no solo actúa en lo público, sino también en lo privado; no solo en lo grande, sino también en lo que parece pequeño.   Marcos 1:31 dice: Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.   Jesús, acompañado de Jacobo y Juan, entra en casa de Simón y Andrés. Le informan enseguida de que la suegra de Pedro está en cama con fiebre. Jesús se acerca a ella, la toma de la mano y la levanta. La fiebre la deja de inmediato. Inmediatamente después de ser sanada, ella se levanta y comienza a servirles.   Este milagro resalta la humanidad cercana y compasiva de Jesús. Él no solo actúa en la sinagoga o ante multitudes, sino que también se involucra en la intimidad de una familia. No hay lugar demasiado común ni necesidad demasiado pequeña que Jesús no esté dispuesto a tocar.   La fiebre, aunque no parezca algo tan grave comparado con otros males, era suficiente para inmovilizar a esta mujer. Jesús no minimiza su dolor. Se acerca, toma su mano y la levanta. Cada uno de estos actos revela su ternura y disposición de restaurar.   El resultado inmediato no fue solo sanidad, sino servicio. La suegra de Pedro no se quedó disfrutando su sanidad, sino que se puso a servir, mostrando gratitud. Aquí se revela un principio del Reino: la sanidad y restauración de Dios siempre están ligadas al propósito y al servicio.   Este milagro también nos enseña que Jesús no necesita pronunciar una palabra larga o hacer un espectáculo. Su toque, su cercanía, su mirada tienen poder para levantar y restaurar. Su autoridad es suave, pero efectiva.   ¿Crees que Jesús no está interesado en tus “fiebres cotidianas”? claro que sí. Tal vez no es una enfermedad terminal, pero sí estás lidiando con agotamiento, ansiedad, estrés o heridas emocionales. Jesús quiere entrar a tu casa, acercarse y restaurarte.   ¿Has permitido que Jesús toque esa área debilitada de tu vida? A veces queremos que Jesús nos visite, pero no le mostramos lo que está mal. Hoy es momento de permitirle entrar y actuar. ¿Qué estás dispuesto a hacer después de recibir sanidad o restauración? Esta mujer fue sanada y se levantó a servir. No fue sanada solo para sentirse bien, sino para cumplir un propósito. ¿Estás usando tu restauración para servir al Reino?   ¿Estás dispuesto a ver a Jesús moverse en lo cotidiano? Él no se limita a los altares ni a los grandes eventos. A veces, sus milagros más profundos ocurren en la cocina, en la sala, en una conversación en casa. ¿Lo invitas a tus espacios personales?

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