(Centro De Vida)
Escritura
y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; más tú has reservado el buen vino hasta ahora.
El primer milagro de Jesús no fue una gran sanidad, ni una liberación dramática, ni un acto que sacudiera a toda la ciudad. Fue en una boda sencilla, donde faltó vino. Allí, sin hacer alarde, Jesús transformó el agua en vino. Con esto nos enseña que su poder no está limitado a grandes momentos ni a escenarios espectaculares: Él también obra en lo cotidiano, en lo familiar, en lo que parece insignificante. Cada milagro suyo tiene un propósito, y este revela una verdad poderosa: Jesús vino a traer transformación. Este milagro lo encontramos en Juan 2:1-11. No vamos a leer todo el pasaje. Pero quiero leerles el versículo 10 que dice: y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; más tú has reservado el buen vino hasta ahora. El evento ocurre en una boda en Caná de Galilea. Jesús asiste con su madre y sus discípulos. Se acaba el vino, lo cual culturalmente era una vergüenza para los anfitriones. María, la madre de Jesús, le informa de la situación. Jesús le responde que aún no ha llegado su hora. A pesar de eso, María dice a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga”. Jesús manda a llenar seis tinajas de piedra con agua. Los sirvientes obedecen, y al sacar el agua, esta se había convertido en vino. El maestresala declara que el vino es mejor que el primero. El texto concluye diciendo que este fue el primer milagro de Jesús y que manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él. Este milagro marca el inicio del ministerio público de Jesús. No fue en un templo ni en un acto público de sanidad, sino en una celebración familiar, en un lugar donde parecía que todo había salido mal. El vino simbolizaba la alegría y la bendición del evento, y su ausencia representaba vergüenza y falta de provisión. Jesús no solo restaura la alegría de los novios, sino que manifiesta su gloria transformando lo ordinario en extraordinario. El agua, símbolo de lo común, es cambiada en vino, símbolo de plenitud y gozo. Así también actúa Jesús con nuestras vidas: toma lo que somos y nos convierte en algo nuevo, lleno de valor y propósito. La obediencia de los sirvientes fue clave: ellos obedecieron sin saber, y fueron testigos del milagro. Jesús no hizo una gran proclamación, solo dio una instrucción sencilla... y la obediencia produjo el milagro. Este milagro revela que Jesús no necesita circunstancias perfectas para obrar. Él se mueve en los escenarios comunes de la vida, si le damos lugar. ¿Te sientes como esas tinajas llenas de agua? Tal vez piensas que eres solo "agua común", sin nada especial. Pero en manos de Jesús, lo ordinario se convierte en vino excelente. No subestimes lo que Él puede hacer con tu vida. ¿Estás enfrentando momentos donde “falta el vino”? Puede ser la alegría, la fuerza, el propósito… Jesús quiere intervenir. Entrégale tu vida si no lo has hecho, entrégale tu necesidad y dile como María: “Ya no hay vino”. ¿Obedeces a Jesús aun sin entender? La obediencia sencilla es el terreno fértil para los milagros. Si Él te dice: “Llena las tinajas”, hazlo. Porque Él hará lo demás. ¿Dejas que Jesús se manifieste en lo cotidiano? Él quiere entrar a tu hogar, a tu matrimonio, a tu familia, a tu trabajo, a tus días comunes. Invítalo a cada área de tu vida y permite que su presencia transforme todo a su alrededor.
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