(Centro De Vida)
Escritura
1 Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: 2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
El amor es la esencia de nuestra relación con Dios. Jesús, al resumir los mandamientos, afirmó que el mayor de ellos es amar a Dios con todo el corazón, alma, mente y fuerzas. Sin embargo, en la iglesia de Éfeso, Jesús señala algo preocupante: aunque su obra era destacable, su amor hacia Él se había enfriado. Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia vida espiritual. ¿Podemos estar haciendo cosas correctas sin tener el corazón en el lugar correcto? Apocalipsis 2:1-4 dice: 1 Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: 2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. En este pasaje, encontramos a Jesús elogiando a la iglesia de Éfeso por su arduo trabajo, paciencia y rechazo de lo malo. Habían sido fieles en discernir a los falsos apóstoles y soportar pruebas. Sin embargo, Jesús tiene algo contra ellos: habían abandonado su primer amor. Esta reprensión no es sobre falta de obras, sino sobre la falta de un amor apasionado y sincero hacia Dios, que era el motor de sus acciones al principio. Hay cuatro cosas que sobresalen aquí. Primero; El reconocimiento de las obras: Jesús reconoce el esfuerzo y la dedicación de la iglesia. Esto nos enseña que las obras son importantes, pero no lo son todo. 1 Corintios 13:1-3 dice… Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Segundo; La importancia del primer amor: Este "primer amor" es el fervor y la pasión con la que iniciamos nuestra relación con Cristo. Es un amor genuino, puro, y que busca agradar a Dios por encima de todo Jesús dijo en Mateo 22:37... Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Tercero; Un corazón apartado: Aunque seguían activos en sus obras, su amor se había vuelto rutinario y mecánico. Habían perdido la comunión íntima con Dios. Jesús no solo busca nuestras acciones, sino nuestro corazón, como lo expresa Proverbios 4:23 diciendo: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. En cuarto lugar; El peligro de enfriarse: Cuando el amor por Dios se enfría, nuestras prioridades se desordenan, y fácilmente podemos caer en religiosidad o apatía espiritual, como el apóstol pablo se lo dice a su Discípulo Timoteo “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita”. Permítanme compartirles cuatro principios de como aplicar estas palabras de Jesús a la Iglesia de Éfeso en nuestra propia vida. Primero; Examinar nuestra motivación: ¿Por qué hacemos lo que hacemos para Dios? Debemos analizar si nuestras acciones nacen de un amor genuino o de una simple rutina. Segundo; Recordar el primer amor: Dedica tiempo a recordar cómo era tu relación con Dios al principio. Escribe cómo te sentías y qué te motivaba a buscarle. Esto te ayudará a recuperar esa pasión que tenías al inicio. Tercero; Renovar el compromiso: Pide al Espíritu Santo que renueve tu amor por Dios y reavive tu corazón. Esto puede incluir prácticas como El Estudio Bíblico y la Oración, la adoración sincera con un corazón abierto como lo dice el Salmos 51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.” En cuarto lugar; Regresar al primer amor con acciones: Asegúrate de que tus actos de servicio reflejen amor y no solo deber. Busca oportunidades para mostrar tu amor a Dios y a los demás de manera palpable como dice Juan 14:15 … “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Debemos tener presente que el llamado de Jesús a la iglesia de Éfeso es un llamado para nosotros hoy. Él no busca solo nuestras obras, sino nuestro corazón. Recordemos que nuestro primer amor debe ser Él, y que este amor es la base de todo lo que hacemos. Dios te bendiga