(Centro De Vida)
Escritura
Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 1 Pedro 2:4 y 5 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
En varias ocasiones he llegado a mi casa, con la mente y el estómago listo para recibir la sorpresa de mi platillo favorito. Quizás haya sido porque mi esposa me había dicho que eso es lo que iba a preparar, o quizás simplemente era un deseo que era agradable al paladar. El asunto es que cuando uno está preparado para encontrarse con una cosa y se encuentra con otra, cómo se decepciona. De hecho, es difícil hallar el ánimo para aceptar otro tipo de comida, cuando uno ya se ha alistado, para su platillo favorito. Hemos estado estudiando acerca de una casa espiritual que Dios está levantando con piedras vivas. Este es nuestro cuarto estudio en esta serie, y hoy vamos a tocar el asunto de la razón por la cual Dios desea una casa espiritual. Dios, al igual que nosotros, también se prepara para su platillo favorito. La Biblia nos enseña que Dios es Espíritu, y los que le adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. A Dios le encanta que le ofrezcamos sacrificios, pero lo que Él desea, son sacrificios espirituales. De hecho, lo espiritual es lo único que le va a satisfacer. No aceptará imitaciones; no aceptará otra cosa ajena a lo espiritual. Es por eso que Él está construyendo una casa espiritual con piedras vivas. ¿Cómo llegaron estas piedras a tener vida? Por medio de nacer espiritualmente. Pero ya hemos estudiado acerca de eso. Vamos a nuestro texto de esta serie de estudios, para ver lo que nos dice concerniente al tema de sacrificios espirituales. 1 Pedro, capítulo 2, versículos 4 y 5, dicen: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Fijémonos en el hecho, de que Dios exige que seamos edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, con el fin de ofrecer sacrificios espirituales. Nuevamente es importante que entendamos que esto no es algo que vamos a hacer, si es que sentimos deseos de hacerlo. Esto es algo que Dios exige. Él quiere que sus hijos crezcan espiritualmente, formando un ejército espiritual, que gane batalla tras batalla, para su honra y gloria. Y sus hijos deben hacer esto con ánimo y alabanza, desde lo más profundo de su ser. Dios usa el término: sacerdocio santo, para ayudarnos a entender un poco mejor, nuestro deber como hijos suyos. Es difícil imaginarse una casa haciendo algo, ya que una casa es inmóvil. Por eso, Él nos explica que es una casa hecha de piedras vivas, para indicarnos que esta casa no es un edificio común y corriente. Para simplificar el asunto, introduce el pensamiento de sacerdocio santo. Este término es más fácil de comprender. Sin embargo, no cambia el significado de lo que nuestro Dios nos está diciendo. Como casa espiritual o como sacerdocio santo, lo que Dios quiere, es lo mismo. Quiere que le ofrezcamos sacrificios espirituales. Mayormente cuando pensamos en sacerdotes nos imaginamos a unos hombres con trajes negros, que son en forma de vestido que les llega hasta el tobillo del pie. Tienen un collar blanco y una cadena con cruz alrededor del cuello. Caminan con los dedos de los manos entretejidos, la cabeza inclinada y murmuran las palabras: “El Señor te bendiga”, a cada cinco minutos. Esas personas no hacen otra cosa más que estar en el templo, y es prohibido que se diviertan porque entonces estarían pecando. De hecho, cuando se ríen, tiene que ser con una sonrisa o una risa santificada. Sólo hay un problema con esta imagen: es falsa. Según la Palabra de Dios, cada uno de los creyentes en Cristo es santo y son sacerdotes. Han sido separados para servicio a Dios. Los versículo 9 y 10, de 1 Pedro 2, nos dice: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de la tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”. Los verdaderos sacerdotes del Rey Jesús, somos todos los que hemos recibido a Jesús en nuestros corazones. Todos juntos, debemos trabajar unidos para ofrecer continuamente, sacrificios espirituales aceptables a Dios. Cuando estamos hablando de ofrecer sacrificios espirituales, tenemos que comprender que deben ser precisamente eso, sacrificios espirituales. Muchos de nosotros nos ocupamos de las cosas del Señor, orando, visitando, dando nuestros diezmos y ofrendas, y asistiendo a todas las reuniones de la iglesia. Sin embargo, necesitamos comprender que esto no necesariamente agrada a Dios. Eso no significa que el sacrificio que estamos ofreciendo es espiritual. Hay muchos cristianos, que ofrecemos sacrificios fuera de responsabilidad, sacrificios por deber, sacrificios por necesidad y aún sacrificios porque nos sentimos culpables. Pero ninguno de esos sacrificios, son espirituales. El Salmos 51:15-17, nos dice: “Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Como vemos en este pasaje, sacrificios hechos por deber o por responsabilidad, no son aceptados por Dios. Cuando uno viene ante Dios, y comienza a indicarle el hecho, de que uno tiene que hacer esto porque nadie más lo quiere hacer, esto no es sacrificio espiritual. Cuando uno viene sacrificando porque siente que le debe a Dios y está intentando regresarle a Dios un poco de lo que le debe, entonces se pone en un plan de comprar a Dios, y esto es menospreciar las bendiciones que el Señor nos da. Esto no es sacrificio espiritual. Cuando uno ha cometido pecado alejándose de Dios, y ahora comienza a servirle con toda su fuerza, intentando calmar el sentir de culpabilidad que uno tiene, esto tampoco es sacrificio espiritual. El hecho de que uno trae visitas al templo da su ofenda y dice Amén de vez en cuando, para animar al predicador, no significa que tiene el corazón quebrantado por el alma de su visita, y que está dando su dinero para apoyar al avance del reino, y que va a tomar lo que el predicador está diciendo para aplicarlo a su vida, haciendo los cambios necesarios para ser un mejor siervo del Señor. La única ofrenda que Dios aceptará es la que viene de un corazón cuyo único deseo, es de servirle con todo su ser. Dios no aceptará los sacrificios de un corazón arrogante. Dios no aceptará los sacrificios de un corazón que no hace las cosas por puro amor a Él. Muchos de nosotros hemos estado ocupados en la obra del Señor, pero eso no significa que nuestro sacrificio ha sido agradable a Dios. Demasiadas veces estamos tan ocupados en los asuntos del Señor, que no tenemos tiempo para hablar con Él. Demasiadas veces estamos ocupados en atender la obra del Señor a nuestra manera, y no de acuerdo a su voluntad. Demasiadas veces estamos tan ocupados en ministerio, que nos olvidamos que el ministerio se trata de personas y no de programas y edificios. Yo sé que yo he sido culpable de hacer estas cosas. Si es que hemos cometido este error, lo que nos queda por hacer, es pedirle perdón a Dios, darle gracias por instruirnos en lo que necesitamos hacer, aplicar la enseñanza a nuestras vidas y seguir adelante. Nadie ha dicho que servir al Señor es cosa fácil. Debido a nuestra naturaleza carnal, nos va a ser difícil convivir con otros hermanos que son tan testarudos como nosotros. No es fácil ser pacientes con hermanos que no tienen tanto tiempo en las cosas del Señor como nosotros. No es fácil tener que admitir que uno ha estado en el error, cambiar viejos y malos hábitos, y ayudar a los demás hacer lo mismo. Por eso es que se llama: sacrificio. De una cosa podemos estar seguros, cuando hacemos estos sacrificios porque amamos a Dios, y porque queremos ser obedientes a Él, y porque deseamos que nuestros hermanos en la fe crezcan también, entonces Dios aceptará el sacrificio que ofrecemos. Le agradará porque vendrá de un corazón de amor, un corazón que está dispuesto a dar, sin esperar nada a cambio. Vamos a orar. Padre, queremos darte gracias por el privilegio que nos das de tener parte en la construcción de esta casa espiritual. Señor, todos queremos ofrecerte sacrificios que te agraden. Algunos nos damos cuenta hoy, que tenemos que hacer algunos cambios, porque te hemos estado sirviendo, pero quizás no por las razones correctas. Ayúdanos a hacer los cambios necesarios para crecer y convivir con nuestros hermanos para tú honra y gloria. Te amamos y deseamos hacer lo que es correcto, lo que te agrada. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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