Copyright 2016-2019 Lifeword
Un Estudio Sobre Compasión
La compasión Demostrada
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on May 17, 2022
May 12, 2022
Duración:
00:14:35 Minutes
Vistas:
1

Escritura

Marcos 10:45; Romanos 5:6,8 y 10

Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Marcos 10:45 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Romanos 5:6,8 y 10

Alguien ha dicho: “Prefiero ver un sermón que oírlo. Prefiero que alguien ande conmigo, en vez de simplemente mostrarme el camino. El ojo es mejor alumno que el oído, y el buen consejo trae confusión, mientras que un ejemplo es siempre es fácil de comprender”. Estas palabras se pueden aplicar fácilmente a nuestro estudio de la compasión cristiana. En realidad, tú y yo, necesitamos un ejemplo para poder comprender con claridad lo que significa la compasión cristiana y cómo lo podemos expresar diariamente en nuestras vidas.   En primer lugar, debemos acordarnos que la compasión es: sufrir con otro. Es sentir el dolor de la otra persona, y tener deseos de aliviar ese dolor. Es piedad, mezclada con preocupación y amor. Compasión es: simpatía activa. Otra cosa que vimos en nuestro estudio pasado, es que la compasión siempre se extiende hacia afuera, hacia otras personas. Compasión no es egoísta. Te acuerdas de que dijimos que Jesús, aún colgado en la cruz, se estaba preocupando por otros, en vez de preocuparse por sí mismo. El ejemplo que nos da nuestro Señor es un magnífico ejemplo de compasión. El libro de Hebreos, nos dice que debemos ver el ejemplo de Jesús, el autor y consumador de la fe. Jesús es nuestro ejemplo diario en cada área de nuestra vida, y por eso sólo es lógico que nos fijemos en la vida de Él, para ver lo que es compasión cristiana. En Marcos 10:45, Jesús mismo dijo que “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Nuestro Señor no vino para que le sirvieran, vino para servir. ¿Por qué iba a venir el Rey de Gloria a servir al hombre? ¿Por qué moriría una muerte horrible por alguien como nosotros? La respuesta es sencilla: Jesús nos tuvo compasión. Pero no sólo se preocupó por nosotros, sino que hizo algo en cuanto a ello. Entregó su vida, para librarme a mí, y librarte a ti, del infierno. Conste que, Jesús nunca conoció pecado. Él en su compasión tomó nuestro lugar en la cruz. Nosotros debimos haber muerto, pero Él sufrió nuestro castigo. ¿Y por qué? Porque es una persona compasiva. En Romanos 5:6, 8 y 10, leemos lo siguiente: “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”. Creo que no puedo pensar en un pasaje bíblico que exprese mejor el asunto de la compasión de Cristo por el hombre pecador. La Biblia nos dice, que sin fe en Cristo somos débiles. Sin Jesús somos pecadores y estamos, sin Dios y sin esperanza. Pero Dios nos ha tenido compasión, y debido a su compasión, Él mismo vino a la tierra en la persona de Cristo Jesús. Él nos amó aun cuando estábamos muertos en nuestros pecados. Él siente compasión por nosotros, pues nos ama. Fíjate que Dios no ha pedido que nos limpiemos por nosotros mismos de nuestros pecados para poder venir a Él. Él sólo pide que vengamos a Él por medio de arrepentimiento y fe en Jesús, y cuando venimos así, Él nos toma, nos limpia en la sangre de Jesús, y nos llama sus hijos. Él siempre provee todo lo que necesitamos para que podamos estar en paz con Él. Su compasión es divina, y es un ejemplo de la compasión que nosotros debemos mostrar los unos para con los otros. Quiero que observes conmigo, por unos momentos, la compasión que Dios mostró durante su ministerio personal, aquí, en la tierra. Un día, cuando Él pasaba de Jericó a Jerusalén, habían dos hombres ciegos que estaban sentados junto el camino. Dándose cuenta de que Jesús pasaba frente a ellos, gritaron: “Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros”. La gente que les rodeaba les decían que se callaran. Los pobres ciegos no encontraron compasión en la multitud que rodeaba a Cristo. Pero Jesús los oyó. Les preguntó: ¿Qué queréis que os haga? Ellos respondieron: “Señor, que sean abiertos nuestros ojos”. Y la Biblia nos dice, en Mateo 20:34, que “Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron”. Nuestros Señor sí tuvo compasión. Y en su compasión, restauró la vista de los dos hombres ciegos. Jesús siempre nos da ejemplo de compasión. Al leer las Escrituras le encontraremos sanando a los enfermos, restaurando la vista a los ciegos, haciendo caminar a los cojos y alimentando a los hambrientos. Su ministerio tocó la vida de los necesitados y afligidos. Donde había una necesidad, ahí encontrábamos a nuestro Señor, lleno de compasión. Sin embargo, la compasión de Jesús va más allá de esto. Su compasión es una compasión que está dispuesta a perdonar aún a aquellos quienes son sus enemigos. El hombre en su maldad ha ido totalmente en contra de Dios, aún hasta el punto de negar su existencia, y, sin embargo, nuestro Señor se compadece y está dispuesto a extenderles la mano. Para ateos es que murió Jesús. Murió para asesinos, prostitutas, drogadictos, homosexuales, y para los más perdidos del mundo. Tal es su compasión, y nuestros pecados fueron tan perversos, que sólo la sangre de una persona inocente podría pagar la deuda. Entonces Jesús, quien nunca conoció pecado, se hizo pecado, para justificarnos delante de Dios. Él no tenía por qué hacer eso. El hombre nunca hizo algo que fuera merecedor de tal sacrificio. Tú y yo vivíamos gozosos en nuestros pecados, viviendo para nuestra carne y con el fin de satisfacer los deseos de nuestros ojos. Éramos gobernados por Satanás y nos gustaba lo que hacíamos. Y en esa situación es que Jesús vino a nosotros. Nosotros que éramos sus enemigos, sentimos su amor y compasión, pero Él no tenía por qué tener compasión de nosotros. Escucha los que dice Efesios 2:4-6, “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con Él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”. Y esa es la compasión de Dios. Él desea lo mejor para nosotros. Y por esa razón es que podemos acercarnos a Él con confianza y sin temor; Él nos ama. La compasión de Dios hacia nosotros debe ser reflejada en nuestra relación con otras personas. Efesios 4:32 nos exhorta a “ser benignos unos con otros, misericordiosos, perdonando los unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Nadie tiene que aproximarse a Dios con miedo. Dios nos ama de una manera perfecta. Él nos ama más de lo que nos podría amar cualquier otra persona. Él se preocupa por nosotros; Él se compadece por nuestra situación, y desea ayudarnos con todo su Santo Ser. De hecho, Dios ha hecho el máximo sacrificio para nosotros: ha dado a su unigénito Hijo para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Tú y yo, necesitamos asegurarnos de que este mensaje llegue a oídos de nuestros amigos y familiares. La compasión que Cristo ha mostrado es la misma compasión que nosotros debemos mostrar al mundo. Nuestro Rey nos ha dado el ejemplo y nosotros debemos obedecer. Vamos a orar. Padre, gracias por el ejemplo de nuestro Señor Jesús. Señor, es difícil para nosotros mostrar tu compasión al mundo. Ayúdanos a vencer nuestro egoísmo y preocuparnos por otros, así como Tú te has preocupado por nosotros. Te lo pedimos de todo corazón, en el nombre de Jesús. Amén.

Otros archivos en esta serie