(Centro De Vida)
Escritura
Palabra fiel y digna de ser recibida de todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 1 Timoteo 1:15 Testificando a los Judíos y a los Gentiles arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo. Hechos 20:21
Quiero que entremos a un estudio que nos ayudará a reconocer a las personas que verdaderamente son de Dios. En tiempos pasados, los hombres de Dios se podían distinguir por la manera en que se vestían o por sus modos; pero cómo identificamos hoy a los hombres que son de Dios. Ahora, esta pregunta que hago es práctica, ¿Por qué? Porque el mundo necesita de verdaderos hombres y mujeres de Dios; quiero decirte que Dios tiene una gente en el mundo que verdaderamente es de Él. Estas personas no se reconocen por la organización a la cual pertenecen, ni por la forma en que se visten, ni por la profesión que ejercen; si no podemos identificarlos usando estos métodos, ¿Cómo podemos reconocerlos? En esta serie de estudios, quiero señalar cuatro señas o marcas que identifican al verdadero hombre de Dios; vamos a escrudiñar nuestras Biblias y encontrar principios que nos ayudarán a identificarle. De hecho, si tú eres un hijo de Dios, espero que tú pongas especial atención, para ver si tú estás demostrando estas marcas en tu vida. De esa manera, podremos asegurarnos de que las personas se den cuenta de que nosotros le pertenecemos a Dios. Tengo que explicar que el hombre de Dios no es necesariamente una persona que tiene un puesto oficial en una religión. Uno puede ser hombre o mujer de Dios sin pararse tras un púlpito, o pastorear una congregación. El término hombre de Dios, se refiere a la persona que vive una vida de fe y obediencia hacia Dios. Cada persona pudiera llegar a ser un hombre o mujer de Dios, si tan solo siguieran los principios que encontramos señalados en la Biblia: La Santa Palabra de Dios. La primera marca o seña que debe llevar el hombre de Dios es la marca de la salvación. Esta persona tiene que haber ejercido la gracia espiritual del arrepentimiento para con Dios y fe en Jesucristo, esa es la primera marca, tiene que ser salvo. Todo el empuje del mensaje evangelístico del Evangelio cristiano se puede sumar en las palabras de 1 Timoteo 1:15 que nos dice “que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”; la respuesta que el hombre debe dar a tal proclamación se encuentra en Hechos 20:21 “Arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo”. El arrepentimiento y la fe son las únicas respuestas correctas al Evangelio, porque es por medio de esa respuesta que el espíritu humano puede obtener los beneficios del Evangelio. En vista de que el arrepentimiento y la fe son esenciales para la salvación, y la salvación es esencial para ser un hombre de Dios, es imperativo que contestemos la pregunta: ¿Qué es arrepentimiento para con Dios y Fe en el Señor Jesucristo? En su uso religioso, el arrepentimiento significa dar espaldas al pecado para ir hacia Dios; este dar espaldas al pecado, tiene que hacerse en el espíritu interno, en el corazón, y no por apariencias externas. El llamado al arrepentimiento es asunto del corazón. Arrepentirse significa que la persona ha tenido un cambio de mentalidad. Significa que la persona reconoce al pecado por lo que es. Admite que el camino que ha llevado está mal. Admite que ha estado caminando contrario a la voluntad de Dios; y su actitud hacia el pecado cambia de manera que el pecado ya no le complace. Jesús ilustró ese aspecto del arrepentimiento por medio de contar la historia de un joven que fue pedido por su padre ir a trabajar en una viña; al principio el joven contesto: No iré, pero después de haber pensado el asunto se arrepintió y fue a trabajar; y es así como comenzamos el camino al arrepentimiento, cuando cambiamos nuestra actitud hacia el pecado. Arrepentirse significa que una persona tiene un cambio de emociones, de veras se siente mal por haber estado viviendo en contra de Dios, de veras quisiera que sus pecados le fueran quitados y borrados. El amor para el pecado se muere en su corazón, preferiría estar en paz con Dios que continuar en su situación pecaminosa; como el publicano en el templo llora a Dios diciendo: Dios, ten misericordia de mí, pecador. Según Jesucristo, la salvación vendrá a tal persona. Arrepentirse significa que la persona ha tenido un cambio de voluntad. Al principio la persona había escogido seguir viviendo en pecado sin tomar en cuenta la voluntad de Dios, pero eso cambia. A base de lo que entiende con su mente y siente en su corazón, la persona repudia al pecado por un hecho de su voluntad; da espaldas al pecado y se dirige hacia Dios, buscando perdón y limpieza, su voluntad ya no está en rebelión a Dios, si no que se pone de acuerdo a la voluntad de Dios y se deleita en conocer y hacer la voluntad de Dios. Buen ejemplo de lo mencionado es el del hijo pródigo. Encontrado en Lucas capítulo 15. Es una tierra lejana, en donde él estuvo reducido a nada, tuvo un cambio de actitud hacia su padre y su lugar, y lamentó haberlos dejado; y quería regresar, hubo arrepentimiento por un cambio de mentalidad emociones y voluntad. Fue aceptado y fue restaurado. Al otro lado del arrepentimiento encontramos la fe; fe significa confiar. Uno da espaldas al pecado y se dirige hacia Dios. Ese movimiento hacia Dios es evidencia de la fe. La validez de la fe no depende de la persona quien cree, sino en la persona en quien uno cree, la fuerza de la fe depende del objeto en el cual la fe se basa, el objeto de la fe cristiana es la persona de Cristo Jesús. El cristiano cree en Él con todo su corazón y depende de Él para todo, el cristiano confía en la persona de Jesucristo, la fe cristiana no es únicamente la creencia de ciertas doctrinas, no es el aceptar ciertas filosofías y vivir conforme a una ética, la fe cristiana es confianza personal y una entrega a la persona de Cristo Jesús. Hay muchas palabras usadas en las Sagradas Escrituras para expresar el concepto de la fe cristiana. El concepto es expresado por la palabra creer en Juan 3:16, dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. Es expresado por la palabra “depósito”, en 2 Timoteo 1:12, donde leemos: “Porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. El concepto de la fe cristiana es expresado por la palabra “viene”, en Juan 6:37; dice: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y el que a mí viene, no le echo fuera”; la palabra “fe” es explicada por la palabra recibir en Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Es expresado por la palabra “invocar” en Romanos 10:13, que nos dice: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Ahora, todos esos términos: Creer, depositar, venir, recibir e invocar, son usados para aclarar que lo que constituye la fe que salva es confianza personal en la persona de Cristo Jesús. La salvación está en Jesús; fe en Él, simplemente significa pasar toda la confianza que uno tiene en sí mismo o en cualquier otra persona o cosa, y poner toda la confianza de uno en Jesucristo. El que tiene su confianza en Jesús, no tiene que depender de ninguna otra cosa. Jesús es Salvador de todos los que creen. Quiero acordarte que estamos buscando cómo identificar bíblicamente a los verdaderos hombre o hijos de Dios, la primera marca que les señala es la marca de la salvación, y ha obtenido esta marca por medio de arrepentirse de sus pecados, darles la espalda y dirigirse a Dios por medio de poner toda su confianza en la persona de Cristo Jesús. Esa es la primera marca o seña que nos ayudará a identificar a un verdadero hombre de Dios. La persona tiene que ser salva para pertenecerle a Dios, el nacimiento físico de la persona no establece esa relación espiritual, ritos religiosos no traen a efecto este cambio, tiene que haber una nueva creación, una creación por medio de arrepentimiento y fe en Jesús, por medio del cual uno se transforma de pecador y se convierte en un santo. Vamos a orar. Padre, hay muchas personas que dicen ser tus hijos hoy, es tan difícil distinguir entre los que aparentan ser y los que realmente son. Gracias por estas marcas bíblicas que nos ayudarán a identificar a aquellos que verdaderamente los son, y ayúdanos a demostrar estas marcas en nuestro diario vivir, para que otros puedan ver a Cristo reflejado en nuestras vidas. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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