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Porque Él Vive
405- Nuestros Seres Queridos Están Seguros
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Mar 04, 2022
Feb 26, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

Job 14:14; 2 Corintios 5:1-8

Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi liberación. Job 14:14 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. 6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista); 8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. 2 Corintios 5:1-8

Una pregunta que ha molestado grandemente al hombre es: ¿Qué sucede después de que una persona se muere? Esta pregunta es tan vieja como la raza humana y tan nueva como la salida del sol esta mañana; encontramos esta pregunta en Job 14:14, dice: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?”. Ahora, la respuesta de esta pregunta la encontramos envuelta en la enseñanza del Nuevo Testamento concerniente a la resurrección de Cristo Jesús. En tiempos del Nuevo Testamento, hubo quienes negaban tal cosa como la resurrección de la muerte, al igual que algunas personas hoy. El Apóstol Pablo, escribió en el capítulo 15 de 1 Corintios las consecuencias solemnes de tal creencia. Una de las cosas que Él menciona es que, si Cristo no resucitó, entonces también los que durmieron en Cristo perecieron, si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Lo que deseo que observemos hoy es que la esperanza de nuestros hermanos cristianos, quienes ya murieron, depende de la realidad de la resurrección de Jesucristo, la Biblia nos enseña claramente el hecho de la resurrección de los muertos, quiero que leas conmigo las palabras de 2 Corintios 5:1-8: “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor”. Estos versículos, no solo enseñan que la resurrección del cuerpo físico de la muerte es posible, sino que también Dios ha diseñado a los humanos con ese fin en mente; Dios no pretende dejar nuestros cuerpos en la tumba para siempre, aunque el cuerpo se disuelve y se convierte en polvo, saldrá completo y será totalmente nuevo en el día de la resurrección; nuevamente, es el apóstol Pablo quien nos explica el cambio que ocurrirá en ese día. En 1 Corintios 15:42-44, él escribe: “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual”. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Al resucitar, el cuerpo que tendremos será el mismo, pero grandemente mejorado, mucho mejor que nuestro cuerpo hoy. Me imagino que quieres saber qué tiene que ver todo esto con la resurrección de Cristo; tiene que ver mucho, pues su resurrección es esencial a nuestra resurrección, si Él resucitó, entonces todos los que confían en Él también resucitarán; pero si Él todavía está en las garras poderosas de la muerte, aquellos quienes confían en Él, también lo están. Lo bueno es que Jesús sí resucitó de la muerte, sí venció a la tumba, por lo consiguiente, todos los creyentes quienes han muerto no perecerán, no son esclavos a la muerte; únicamente están esperando el día de la resurrección, el día de victoria. Leamos 1 Corintios 15:20 y 23: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida”. ¿Te fijaste en la palabra primicias?, ¿Sabes qué significa? El término primicias, indica el primer fruto de la cosecha. Cuando vemos la primera naranja en un árbol, podemos alistarnos porque sabemos que pronto vendrán muchas naranjas más, esa primera naranja sería la primicia y es así con cualquier cosecha; al ver la primicia sabemos que pronto vendrá lo demás. Jesucristo es la primicia de los que duermen, hablando de los que han muerto, su resurrección es la primera de muchas resurrecciones, de hecho, su resurrección nos garantiza la nuestra. Jesús mismo habló de ello en Juan 14:19, escucha sus palabras: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”. Estas palabras llenan el corazón del creyente en Cristo de una gran seguridad; los que hemos aceptado a Cristo como único y suficiente Salvador nos regocijamos al meditar en estas palabras de nuestro Señor.   Los cristianos de Tesalónica tenían algunas dudas en referencia a la resurrección, ellos temían que el Señor se olvidara de algunos de ellos cuando regresara a la tierra; es por eso que el apóstol Pablo les escribió animándolos en cuanto al asunto y asegurándoles en 1 Tesalonicenses 4. En el versículo 13, Pablo enseña que un entendimiento concerniente a la verdad de la resurrección traerá consuelo a la muerte de un ser amado. En el versículo 14, el apóstol muestra cómo el creer que Jesucristo murió y resucitó es esencial a la perspectiva cristiana  concerniente a la muerte; Jesucristo, personalmente descenderá del cielo para levantar a los muertos de la tumba en el día de la resurrección, y los santos que han muerto, los que han recibido a Jesús en su corazón, y los santos vivos; todo aquel creyente que esté vivo en la tierra ese día, irán juntos a la presencia de Dios para estar eternamente con Él, debido al hecho de que Jesús vive, es claro que los creyentes quienes han muerto, descansan seguros en Él, no han perecido, no han sido abandonados, no se quedarán aquí cuando Él viene por los suyos, el mismo Jesús que resucitó de la tumba, venciendo a la muerte con su gran poder los levantará, no importa donde estén, y ellos entrarán a su bendita presencia para siempre, no hay que dudar de la doctrina bíblica concerniente a la resurrección de Jesús. Toda nuestra esperanza depende de Él. Él vive, y porque Él vive, nuestra prédica tiene poder, nuestra fe es efectiva, nuestro testimonio es verdadero, nuestros pecados son perdonados, y los cristianos muertos están seguros. No sé cuántas veces he estado junto al ataúd de un ser amado, o de un buen hermano en Cristo, es maravilloso tener el consuelo de saber que, si recibieron a Jesús, los veré otra vez algún día, le doy gracias a Dios porque sé que, en el día de la resurrección, nos iremos juntos a la presencia de Él, déjame decirte que la muerte no es una separación final para el verdadero cristiano, es solo una separación temporal.   Jesús está vivo hoy, Él vive para ser el Salvador de todos los que quieren creer el Él, por medio del arrepentimiento y fe personal en Él, tú puedes tener la seguridad de que tus pecados te son perdonados y puedes recibir la bendición de la vida eterna, ahorita mismo, solo tienes que pedirle perdón y aceptarle en tu corazón. Hazlo ya.   Vamos a orar. Padre, no tengo palabras para expresar mi agradecimiento por la verdad del estudio de hoy. Me pongo a pensar en lo bello que será ver a hermanos quienes ya han muerto y se han ido delante de mí a tu presencia. Con qué gozo los abrazaré, y juntos cantaremos alabanzas a tu Santo Nombre, pero al mismo tiempo, Padre, me doy cuenta de lo triste que será dejar a tantos amigos que no han querido recibir a tu Hijo. Padre, todavía buscan llegar al cielo por sus propios méritos. Pido que tu Espíritu Santo les abra los ojos y que puedan ver con fe a Jesucristo el Salvador. Ayúdales porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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