(Centro De Vida)
Escritura
Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado. 31 Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, 32 edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. 33 Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. 34 Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, 35 de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja. 36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. 37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. 38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. 39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! 1 Reyes 18:30-39
Lean conmigo en el libro de 1 Reyes 18:30-39, la Palabra de Dios nos dice así “Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado. Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja. Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras, y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!”. Cómo habrá sido de emocionante el haber tenido la experiencia de los israelitas en esos momentos. Fuego cayendo de los cielos para consumir el sacrificio, un fuego tan poderoso que dejó hechas cenizas las doce piedras del altar. Ninguno de los que estuvieron allí podían haber bajado del monte Carmelo dudando del poder de Dios. Creo que hay tres cosas que necesitamos poner en nuestra memoria y archivarlas, son los tres pasos que tomó Elías antes de que cayera fuego de los cielos. En primer lugar, Elías reedificó el altar que estaba arruinado, de esta manera restauró la adoración a Dios; en segundo lugar, Elías hizo un sacrificio y, en tercer lugar, Elías oró. En nuestro último estudio hablamos acerca de reedificar los altares en nuestras vidas, yo espero que cada creyente está pasando un tiempo con Dios diariamente para adorarle y si no, yo espero que cada creyente puede poner en práctica la adoración diaria desde hoy porque es esencial para el crecimiento espiritual. Ahora si el altar de Dios ha sido olvidado en tu vida entonces debes reedificarlo, solo así podrás tener un avivamiento. Ahora podemos pensar en el sacrificio que fue ofrecido por Elías sobre el monte Carmelo el día en que cayó fuego del cielo, fue un sacrificio de dos fases. Notemos que Elías ofreció en primer lugar un buey, en ofrecer al buey Elías tendría que derramar la sangre del animal, y la Biblia nos enseña que sin derramamiento de sangre no se hace remisión de pecados. Para que hubiera una limpieza moral la sangre de Cristo tendría que ser aplicada, Elías no solo derramó la sangre del buey, sino que también entregó la más preciosa comodidad en toda la tierra ese día. ¿Qué era? ¿Oro? ¿Era plata? No, era agua. Elías hizo derramar doce cántaros de agua sobre el altar, amigos quiero decirles que cuando uno va a preparar un fuego, agua es un ingrediente que no es necesario, ¿pero saben lo que Elías estaba haciendo? Estaba asegurándose de que la gente supiera que lo que iba a suceder sería un milagro de Dios y no un truco. Elías les estaba diciendo a la gente “Miren, su Dios no pudo enviar fuego aún en condiciones perfectas, pero mi Dios es tan bueno que puede enviar fuego para consumir este sacrificio, aunque esté empapado con agua”. Pienso que la clave en ofrecer el sacrificio estaba en que Elías estaba dispuesto a pagar el precio no importara cual fuera, Elías quería estar bien con Dios. Yo pienso que es así donde mora el avivamiento, tenemos que hacernos la pregunta: ¿Estamos dispuestos a pagar el precio? Todo estaba en que Elías estaba dispuesto a pagar el precio para tener un avivamiento. Y ahora vamos a la tercera cosa que hizo el profeta de Dios: primero redificó el altar, en segundo lugar, ofreció el sacrificio y en tercer lugar se puso a orar. La Biblia nos dice “Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndame, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios”. Y ese era su motivo “y que tú vuelves a ti el corazón de ellos”. Elías no estaba buscando venganza, él buscaba avivamiento y ahora llegamos a nuestro problema, nosotros siempre queremos las cosas de inmediato. Queremos avivamiento de inmediato, nosotros queremos hacer una pequeña oración y recibir avivamiento instantáneo, pero notemos que antes de que Elías ofreciera su oración, él redificó el altar y puso el sacrificio y hasta entonces fue que oró. La mayoría de las personas piensas que para tener avivamiento solo tienen que orar, no me malentiendan, yo soy partidario de la oración, es una de las cosas que más necesitamos hacer, pero si va a haber avivamiento tenemos que reconocer que hay algunos altares que debemos reedificar en nuestras vidas y en nuestros hogares. Para mí la comodidad más apreciada en nuestros días es el tiempo, a veces es más fácil que la persona dé su dinero antes de que dé su tiempo, una vez que las personas están dispuestas a dar de su tiempo entonces pondrán comenzar a reedificar esos altares, entonces harán un sacrificio, entonces orarán. Acordémonos del orden de la obediencia: primero reedificar, después sacrificar lo más precioso y por último orar. Dios respondió. Observemos los resultados en 1 Reyes 18:38-39 “Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aún lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!”. Sí, la inmoralidad abundaba en la gente, pero cuando vieron el fuego de Jehová gritaron “¡Jehová es el Dios!”. Mi amigo, América, al igual que el antiguo Israel, está parada a la orilla de la destrucción. Nuestras libertades están por desaparecer, el futuro de nuestros hijos se ve oscuro, el nombre y carácter de Dios está en juego, como nunca nosotros estamos necesitados de la mano perdonadora y sanadora de Dios. Les ruego que se unan conmigo pidiendo honestamente y con diligencia que Dios toque a América con un avivamiento de convicción del pecado y una entrega total en obediencia a Él. ¿Estás dispuesto a doblar rodilla conmigo y de corazón cumplir con sus condiciones? Yo espero que sí. Vamos a orar. Padre, venimos delante de tu trono para pedirte perdón, hay altares en nuestras vidas que debemos reedificar, debemos estar dispuestos a pagar el precio para estar bien contigo. Necesitamos pasar más tiempo contigo en oración. Padre, trae a nosotros un avivamiento, sana nuestra tierra, nuestra América y que se oiga una vez más el grito unánime de “¡Jehová es el Dios!” porque te lo suplicamos en el nombre de Jesús. Amén.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)