(Centro De Vida)
Escritura
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. 8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. 9 De pecado, por cuanto no creen en mí; 10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; 11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. 12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber. Juan 16:7-15 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17
El Espíritu Santo de Dios es quien hace el trabajo de Dios en el mundo de los hombres. Su ministerio tiene dos bases, los cuales son explicados en Juan 16:7-15. En primer lugar, el Espíritu Santo está trabajando con una sociedad no regenerada, Él está convenciendo a las personas de que tienen pecado y de que va a haber un juicio por esos pecados, y que la única manera en que pueden escapar de ese juicio y castigo eterno en el infierno es por medio de aceptar el sacrificio que Jesús hizo por ellos en la cruz del calvario. En segundo lugar, el Espíritu trabaja con aquellos quienes pertenecen a la familia de Dios. Todos los que han aceptado a Cristo como su único y suficiente Salvador. Lo que hace es revelar a nuestro Salvador para que pueda haber crecimiento espiritual. Todas las personas en el mundo son tocados por el ministerio del Espíritu Santo. Vamos a perseguir este estudio sobre el trabajo que hace el Espíritu Santo en convencer al hombre incrédulo de su pecado. Jesús dijo que cuando venía el Consolador convencería al mundo de pecado, así que el trabajo del Santo Espíritu es ayudar al hombre en ver el error de su pecado, de tal manera que es producido en él un profundo sentir de culpabilidad. Es entonces cuando nosotros decimos que el hombre está bajo convicción. El hombre tiene que comprender que sus pecados son los que le alejan de Dios, si él no comprende esto no se arrepentirá de su maldad y a menos de que lo haga, no vendrá a Jesús para pedirle perdón. Por eso es que el primer trabajo del Espíritu Santo es ayudar al hombre a comprender el error de su camino. El Santo Espíritu convencerá al hombre de su pecado de incredulidad, del juicio que es aceptable a Dios y de lo severo que será el castigo de Dios en contra del pecado. Cuando el hombre no acepta de que es pecador y de que tiene necesidad de un Salvador nosotros decimos que es un incrédulo. El pecado que llevará a más personas al infierno no es el de la borrachera, de inmoralidad, de odio, ni siquiera del asesinato; el pecado que llevará más personas al infierno será el de la incredulidad, el de rechazar a Jesús. El hombre es lo que es hoy debido a que no quiere sujetarse al señorío de Jesucristo. La Biblia nos dice en 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Por esta razón es que el Espíritu Santo pone bajo convicción al pecador, para llamarles al arrepentimiento y fe personal en Jesús. El Espíritu Santo pone al hombre bajo convicción porque el pecado de la incredulidad es un pecado grave. Dios habla de manera que el hombre pueda escucharle, creer en su Palabra y confiar en Él de todo corazón. Romanos 1:20 nos enseña que: “Las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. Quiero decirles que el hombre ha pervertido esta revelación y según Romanos 1:23 y 25: “Ha cambiado la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos”. O sea que la revelación de Dios a través de la creación ha sido ignorada. Dios también se ha revelado por medio de mensajeros especiales, a quienes nosotros conocemos como profetas, pero el mensaje de estos profetas también fue ignorado por muchos. Muchas veces esos profetas recibieron alabanzas de parte de otros, pero sus palabras no fueron obedecidas. Muchas veces estos profetas recibieron el rechazo mismo del pueblo. Muchos de ellos murieron a manos del pueblo. Mucho de la Palabra de Dios, hablada por los profetas, nunca tuvo la oportunidad de dar fruto. Dios ha hablado al hombre por medio de la palabra escrita, en varios puntos de la historia las Sagradas Escrituras fueron reverenciadas, mientras que en otras épocas sus palabras fueron rechazadas. Finalmente, en un esfuerzo de revelarse a lo máximo Dios habló al hombre por medio de su unigénito Hijo Jesucristo. Dios mismo vino en la persona de Jesús, y vivió entre los hombres haciéndoles ver el camino correcto que debían llevar. Él llegó hasta el punto de dar su vida en una cruz de gran dolor solamente para que el hombre pudiera ser salvo. En la persona de Jesucristo el mensaje más grande de Dios había sido enviado al hombre. Hoy Dios habla a las personas por medio de su Espíritu Santo. Éste toma el mensaje de Dios revelado por la naturaleza, mensajeros humanos, la Palabra escrita y Jesucristo el Hijo de Dios, y lo coloca en los corazones de hombres y mujeres. La persona que rechaza ese mensaje y le da las espaldas con incredulidad, está rechazando la revelación de Dios mismo. Yo les pregunto ¿Qué más podría hacer Dios, aparte de lo que ya ha hecho, para que el hombre crea en su mensaje? El Espíritu Santo tiene el fin de hacer que el hombre se dé cuenta de su pecado de incredulidad. En 1 Juan 5:10 dice: “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo”. Piensa en esto por un segundo, el hombre que no cree en el mensaje, por sus hechos, llama a Dios mentiroso. ¿Por qué es tan importante que el Espíritu Santo ponga bajo convicción al hombre a causa de su incredulidad? Es porque la incredulidad es la base para todos los demás pecados. ¿Por qué pecan las personas? Porque ignoran lo que dice la Biblia y no le hacen caso a los mensajeros de Dios. La Biblia en Romanos 3:18 dice que “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. El hombre persigue al pecado porque no cree lo que Dios ha dicho en referencia al pecado. Simplemente por eso. Dios ha dicho que el pecado trae muerte. Él dice que el pecado termina con un juicio de condenación. El castigo es quemarse uno eternamente en el infierno. ¿Por qué sigue el hombre en pecado? Porque no le cree a Dios. Quiero decirles que un pecado nos lleva a otro. El pecado de la incredulidad llevará a uno a cometer atrocidades. La incredulidad es la base para todos los demás pecados. Esta incredulidad es el pecado que condena al alma, por eso es que el Espíritu Santo pone bajo convicción a las personas. Todo el mensaje del Nuevo Testamento es que si uno tiene a Cristo tiene vida eterna, si no ha aceptado a Jesús está condenado. Jesús mismo dice en Juan 8:24: “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que Yo Soy, en vuestros pecados moriréis”. Mi amigo, el pecador va al infierno, no porque robó, mintió, asesinó o algo por el estilo, el hombre va al infierno por no creer en Jesús como su único y suficiente Salvador. Es el pecado de la incredulidad el que lo lleva al infierno. Por esa razón es que Dios nos ha enviado al Espíritu Santo, para convencernos de que somos pecadores, para que podamos arrepentirnos de nuestra maldad y aceptar el sacrificio que Jesús hizo por nosotros en la cruz del calvario aceptándole como el único y suficiente Salvador. Si por escuchar estas palabras el Espíritu Santo te tiene bajo convicción, y te dice que lo que digo es la verdad, no rechaces. En este momento inclina tu rostro y pídele perdón a Dios y pide a Jesucristo que entre a tu corazón y que sea tu Salvador y Señor. Vamos a orar. Padre celestial en estos momentos hay cientos de amigos que me están escuchando, pido que tu Espíritu Santo toque el corazón de muchos de ellos hoy para que puedan darse cuenta de la verdad, para que puedan humillarse delante de ti para pedir perdón e invitar a Jesucristo a entrar en sus corazones. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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