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Como Mantener El Fuego - Parte 1
Concéntrate En Servir
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 03, 2021
Nov 01, 2021
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

Romanos 12:12; 1 Crónicas 16:11

Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración. Romanos 12:12 Buscad a Jehová y su poder; buscad su rostro continuamente. 1 Crónicas 16:11

Si nuestro deseo es ser un cristiano vibrante, a través de quien emana la gloria de Dios, tendremos que seguir algunos principios o reglas espirituales. Dios ha puesto en el creyente una visión santa y el deseo de brillar para Cristo. Tres de los principios que nos ayudarán en alcanzar esta meta se encuentran en Romanos 12:12, leamos el versículo, dice: “Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración”. Si de veras deseamos ser los cristianos que Dios quiere que seamos, debemos seguir estos tres principios: número uno ser gozosos debido a nuestra esperanza; número dos ser fiel a Cristo aún en medio de las pruebas o dificultades; y número tres ser constantes en la oración, no importa cuál sea nuestra situación. Pienso que el lugar en donde los cristianos más fallamos en nuestras vidas es en el área de la oración, Muchos hemos sido negligentes en cuanto a la oración. ¿Saben? Dios nos invita una y otra vez a orar. Él promete contestar la oración, Él nos regaña por no orar y nos anima a pasar más tiempo en la oración. La exhortación de orar es: “…Orar sin cesar…” (1 Tesalonicenses 5:17). Es una discusión apropiada en cuanto a cómo vivir la vida abundante en Cristo. La oración es la llave a una vida cristiana dinámica. Dios exige la oración de su pueblo, sus mandatos en cuanto a la oración son repetidas y muy definidas, 1 Crónicas 16:11 dice: “Buscad a Jehová y su poder. Buscad su rostro continuamente”. No sólo se nos enseña a orar, sino que debemos orar constantemente. Jamás llegará el momento en que un cristiano no deba ser un individuo dedicado a la oración. Jesús enseñó esta misma verdad, en una ocasión en Lucas 18:1 habló a sus discípulos por medio de una parábola de la necesidad de orar siempre y no desmayar, la parábola presentó al Padre celestial como alguien quien siempre nos escucha y quien contesta nuestras oraciones. Eso debiera animarnos en orar con constancia. El principio expresado en el Antiguo Testamento y extendido por Jesús fue proclamado también por el apóstol Pablo, 1 Tesalonicenses 5:17 nos dice: “Orad sin cesar”, esto significa que debemos orar en todo tiempo no importa cuál sea la situación. El diablo tratará de engañarnos haciéndonos pensar que la oración no es necesaria, pero Dios nos manda a orar constantemente, es nuestro deber como cristianos ser diligentes en la oración. Filipenses 4:6 nos dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”, en otras palabras, dice no te preocupes por nada, mejor ora a Dios para todo, dile tus necesidades y después no te olvides de agradecerle cuando te responda. De esta manera podemos mantener el brillo de Dios en nuestras vidas. Nunca debemos ser negligentes en cuanto a la oración. La Biblia está llena de ejemplos de hombres y mujeres quienes creyeron en Dios y quienes oraron con persistencia hasta conseguir sus peticiones, Santiago 5:17 y 18 nos muestra la vida de oración del gran Eliseo, profeta de Dios, diciendo: “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto”. Si el cristiano desea orar concerniente al tiempo, sea por sequedad o demasiada agua, puede y debe hacerlo, es su privilegio el hacerlo. En Efesios 1:16 el apóstol Pablo mencionó que él se acordaba de sus hermanos en la fe cuando oraba; en Filipenses 1:3-4 Pablo dijo que daba gracias por los hermanos filipenses cuando hacía oración; Hechos 12 nos da el relato de cómo la iglesia oró por Pedro al ser encarcelado en Jerusalén, Dios contestó la oración de los hermanos y un ángel libró a Pedro. Es correcto y es el deber de los cristianos el orar los unos por los otros. El ejemplo de todos los hombres a quienes Dios ha usado grandemente nos enseña que la llave de la efectividad de ellos era la vida consistente de oración que llevaban. Daniel era hombre de oración poniéndose de rodillas tres veces al día para dar gracias a Dios y rendirle sus peticiones; el salmista David dijo que él extendía sus manos a Dios diariamente en petición, así como Daniel, el salmista se presentaba a Dios tres veces al día. El Salmos 55:17 nos dice: “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y Él oirá mi voz”. Si hay una falta de vitalidad en nuestras vidas como cristianos, me imagino que se debe a la falta de oración. Cada persona que tiene el poder de Dios en su vida, que se manifiesta de manera increíble, es una persona que se dedica a la oración. Hay promesas especiales que corresponden a la vida de oración, leemos en Proverbios 8:34 y 35: “Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando a los postes de mis puertas. Porque el que me halle, hallará la vida, y alcanzará el favor de Jehová”. Si deseamos conocer las bendiciones de Dios en nuestras vidas, vamos a tener que apartar un tiempo especial en que tendremos la oportunidad, diariamente, de meditar en la palabra de Dios y pasar un tiempito en oración, aparte de esto no podemos esperar ni tener la seguridad de alcanzar las bendiciones de Dios para obtener la victoria. Muchas personas dicen es que no sé cómo orar, si esto es lo que tú dices quiero decirte que no eres la única persona que ha hecho esta declaración, nadie sabe orar a parte de lo que le han enseñado. Juan el bautista tuvo que enseñar a sus discípulos como orar, los discípulos de Jesús le pidieron que Él les enseñara a orar, Jesús respondió entregándoles lo que nosotros conocemos en la Biblia como el Padre Nuestro. Sin embargo, no debemos esperar hasta el momento en que nos sintamos capaces de orar, así como el padre de hijos se alegra al oír los primeros sonidos de su bebé, así Dios también se contenta con las oraciones de sus hijos recién convertidos. Él personalmente te enseñará a orar con efectividad. Debemos hacer nuestra la promesa de Romanos 8:26 y 27 que nos dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Más el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. Tenemos que observar que estamos limitados en dos áreas de nuestras oraciones: en primer lugar, no sabemos qué pedir, pues qué hemos de pedir como conviene no lo sabemos dice la Escritura; y en segundo lugar no sabemos cómo pedir, pues qué hemos de pedir como conviene no lo sabemos. En esas dos áreas es que el Espíritu de Dios nos ayuda en nuestras limitaciones, lo que nosotros no podemos hacer Él lo hace, lo que nosotros no sabemos Él sabe. Él nos ayuda en nuestras debilidades y hace que nuestras oraciones sean efectivas. Debemos reclamar las promesas de Dios y seguir adelante en la oración. El privilegio de la oración fue presentado a los cristianos por Jesús mismo, poco antes de entregarse por ellos, en la noche de su arresto, antes de su crucifixión al día siguiente, Él dio este mandamiento a sus discípulos que se encuentra en Juan 16:24: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido”. Esto es una promesa que debiera animarnos al máximo, el apóstol Pablo expresó este santo deseo que, encontramos en 1 Timoteo 2:8: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda”. Cualquier lugar es un lugar de oración, no importa dónde estemos, aún en este preciso momento nosotros podemos levantar nuestras peticiones y alabanzas a Dios. Él nos oirá y contestará conforme a su voluntad. En Jeremías 33:3 Dios nos invita diciéndonos: “Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Ahora regresemos al tema de nuestro estudio hoy, podemos mantener el brillo de Dios en nuestra vida por medio de llevar una vida de oración, no podemos manifestar una relación con Cristo, a menos de que tengamos esa relación. No podemos tener tal relación a menos de que vivamos una vida de oración. Mis hermanos debemos seguir orando. Vamos a orar. Padre gracias te damos por el estudio de hoy, nuestra petición es que abras en nosotros un deseo ardiente de pasar más tiempo contigo, Ayúdanos porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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