He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Salmos 127:3 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Efesios 6:4 La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Proverbios 29:15

El honor más grande que Dios podría darle a un hombre en este mundo, es el de darle hijos. Por eso es que la Biblia nos dice en Salmos 127:3, “He aquí herencia de Jehová, son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre”. Dios nos ha dado muchos ejemplos para enseñarnos a nosotros los hombres, cómo ser buenos padres y tener una buena relación familiar. Una regla típica nos es expresada en Efesios 6:4, “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Bendito el hombre que sigue estos principios del Señor. Hay diferentes clases de padres, algunos son tiernos, otros son fuertes y rudos; algunos son pacientes, otros son irritables; algunos son estrictos, otros son permisivos. La Biblia nos da ejemplo de tales padres y nos demuestra la influencia que estas actitudes tuvieron en la vida de sus hijos. Quiero presentarles hoy a un padre permisivo, sus hijos murieron debido a que él les permitía vivir como ellos querían, su nombre es Elí. Este Elí, es mencionado en el Antiguo Testamento, en el Primer Libro de Samuel. Él era el sumo sacerdote del Dios Todopoderoso, sus deberes estaban centralizados en el tabernáculo que Moisés construyó en el monte Sinaí; su cargo, era el de supervisar a los sacerdotes y ver que los ritos de adoración se llevaran a término, como escrito en la ley de Moisés. Aparentemente, Elí era un hombre bueno, Él podría ser ejemplo en todo menos que en una cosa, su único error era ser un padre permisivo y no disciplinar a sus hijos. Tenemos una amonestación bastante fuerte en el ejemplo que dio Elí, y vamos a examinar su error para no cometerlo nosotros. El padre permisivo está en una posición de influencia. Elí era padre, pero también era más que sólo eso, él era el sumo sacerdote de toda la nación de Israel. No había un puesto de más influencia en la vida religiosa de la nación. De todos los hijos de la comunidad, los hijos de Elí, debían ser los mejores entrenados, los más bien portados y los más honorables en motivo. Un padre en cualquier familia en tu comunidad, hoy día, ocupa un puesto de influencia. Cada niño desea ser como su papá, todas las niñitas adoran a sus papacitos, aun cuando estos no les prestan la atención que se merecen. El padre del hogar es una posición clave, ¡Que tragedia que un padre tenga este puesto, y fracase en llevar a cabo sus deberes como jefe del hogar! En vista de que el papá, es quien debe ser primero en disciplinar, el hecho de que sea permisivo y débil, traerá graves consecuencias al hogar. El padre permisivo tendrá hijos que cometan errores. Proverbios 29:15 nos dice, “La vara y la corrección dan sabiduría; más el muchacho consentido avergonzará a su madre”. Si dejamos crecer al niño por sí sólo, él no tendrá ninguna disciplina, ¿Por qué avergonzará a la madre? Porque va a cometer errores. Al decir errores, no estamos hablando de algo leve, estamos hablando de cometer cosas que los hijos y las personas, no debieran cometer. Esta verdad no se refiere a unos cuantos, sino a todos los hijos. Isaías 53:6 nos dice, “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino”. Romanos 3:23 dice, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Proverbios 22:15 nos dice, “La necedad está ligada en el corazón del muchacho; más la vara de la corrección la alejará de él”. ¿Qué sucederá si un padre no corrige correctamente a sus hijos? Cometerán graves errores y pecarán. Todos conocemos a hijos que han sido criados en hogares en donde los padres permitieron todo, ya hemos visto el resultado en la vida de los hijos. Los celos, el egoísmo, la demanda de satisfacción de todo lo que desean, falta de respeto para otros y una falta de reverencia para Dios. Los padres permisivos, corrompieron las vidas de sus propios hijos, aun diciendo que les amaban. El padre permisivo no corregirá ni disciplinará a sus hijos, el resultado es que día a día, ellos van de mal en peor. Los hijos de Elí eran sacerdotes bajo la supervisión y autoridad de su padre, el sumo sacerdote. Ellos comenzaron a abusar de los ritos de adoración, mientras que la gente llegaba al tabernáculo a adorar; ellos involucraron a algunas de las mujeres en inmoralidad sexual, en el mismo tabernáculo. La Biblia nos dice en 1 Samuel 2:17, “Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová”. Elí oyó de la maldad que sus hijos habían cometido, él les reprendió levemente diciendo estas palabras que encontramos en 1 Samuel, 2:24, “no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová”. Tal reprensión no hizo nada, ellos siguieron en la maldad, cometiendo sus graves errores. Como sumo sacerdote de Israel, Elí tenía la autoridad de hacer que sus hijos vivieran conformes a los principios del sacerdocio o quitarles de su puesto, pero él no hizo ninguna de las dos cosas. A Dios no le agradó esto, pues ponía a sus hijos sobre la ley de Él. Elí hizo mal en no corregir a sus hijos. El padre permisivo será reprendido por el Señor, no es cosa pequeña cuando un padre no cría a sus hijos en tener reverencia y obedecer las leyes de Dios y de los hombres, inclusive se puede decir que el padre es culpable o responsable por el mal que sus hijos cometen, por no haberles enseñado mejor. Dios hará responsable a tal padre de los actos de sus hijos. Un profeta del Señor llegó donde Elí para avisarle del pecado de su sacerdocio, el Señor le dijo lo siguiente en 1 Samuel 2:29 y 30, “¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé a ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco”. Para este tiempo, ya era tarde. Los hijos de Elí estaban dados al mal, ninguna amonestación de parte de su Padre, podría hacerles cambiar. El camino de rebelión había entrado cuando su padre permisivo, no les había corregido cuando eran niños. Seguramente el juicio de Dios, caería sobre ellos. El padre permisivo y sus hijos, seguramente serán castigados. El sufrimiento puede venir de varias maneras, pero sí vendrá. Gálatas 6:7 nos dice, “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. El ejército de Israel, salió a guerra en contra de los filisteos. Fueron vencidos en una batalla sangrienta y huyeron. Al día siguiente, pensaron sacar el arca del pacto para llevarla con ellos a la batalla, pensaron que tenían a Dios en una caja y que Él les ayudaría. Los dos hijos de Elí, acompañaron el arca del pacto. La batalla siguió en toda su furia y los israelitas fueron vencidos nuevamente, el arca cayó en manos de los filisteos y los dos hijos de Elí, murieron. Palabra fue llevada a Elí en Silo. Al escuchar la mala noticia, él cayó para atrás en su silla y se quebró el cuello, y así murió Elí. Al mismo tiempo que esto sucedía, la esposa de Finees dio a luz a un hijo y le llamó Icabod, que significa “traspasada es la gloria de Israel”, ¡Qué trágico! ¿Dónde comenzó todo el problema? Empezó con un padre permisivo, un padre que falló en disciplinar a sus hijos. Aprendamos bien de esta lección, Dios nos hace responsables por la enseñanza de nuestros hijos, Él juzgará a los padres y a los hijos cuando fracasen. Ambos, padres e hijos, sufrirán la consecuencia de no hacer lo que es correcto, vamos a orar. Padre, gracias por la enseñanza que nos has dado hoy. Nosotros no deseamos ser padres permisivos, queremos que nuestros hijos crezcan con el temor a Jehová en sus corazones. Danos sabiduría para disciplinar a nuestros hijos, para que ellos caminen por el sendero de justicia. En el nombre de Jesús te lo pedimos, Amén.