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El Hombre Que Agrada A Dios
Es Bondadoso Con Su Prójimo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on May 04, 2021
May 01, 2021
Duración:
00:14:30 Minutes
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1

Escritura

Salmos 15:1 y 3; Salmos 15:2; Romanos 13:8-10; Romanos 15:1-7; Santiago 2:8; Salmos 139; Santiago 3:1-8; Santiago 3:2; Mateo 12:37; Romanos 5:5.

Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo, Ni admite reproche alguno contra su vecino. Salmos 15:1 y 3 El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón. Salmos 15:2 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Romanos 13:8-10

El Salmos 15:1 y 3 dicen, “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino”.   Hace algunos años atrás, ciertos asuntos morales estaban siendo discutidos en cierta comunidad. Un pastor local, conmovido por la enseñanza de la palabra de Dios, se paró firmemente en contra del asunto que se discutía y lo promovió a discusión. Un ciudadano dijo, “las cosas sí están mal cuando la religión es permitida a interferir con la vida del hombre”, la religión sí interfiere con la manera en que vive el hombre y, de hecho, la religión que no hace una diferencia en la conducta del hombre, no es una religión Bíblica. El Salmos 15 nos demuestra el lugar de la religión en los asuntos del diario vivir, el versículo 1 nos hace la pregunta, ¿Qué hombre será aceptado por Dios y permitido a permanecer en paz delante de su presencia? Y en el versículo 2 tenemos la respuesta, el hombre que anda rectamente delante de Él, en su andar, sus hechos y su palabra.   El versículo 3 continúa en decir que Dios recibe al que es caritativo con su prójimo, ese principio nos extiende la sugestión del versículo 2 que las palabras de uno indican su relación con Dios. El que habla mal de personas, hechas a la imagen de Dios, no están bien en su relación con Dios. Existen tres guías que demuestran el amor al prójimo en cuanto al habla se concierne. Una persona amable no originará reportes malignos, no escuchará al que habla mal de otros y no circulará cuentos que no llevan el bien de otros en mente. En Romanos 13:8-10 leemos lo siguiente, “no debáis a nadie nada, sino el amaraos los unos a otros, porque el que ama al prójimo ha cumplido la ley, porque no adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás. Y cualquier otro mandamiento en esta sentencia se resume: amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo, así que el cumplimiento de la ley es el amor”.   El amor se manifiesta en actitud, acción y palabra. El Salmos 15:3 hace énfasis en la expresión de amor por medio del hablar bien, subraya el hecho de que el amor no daña al prójimo por medio de hablar mal de él, ni tampoco por medio de escuchar cuando hablan mal de el. Alguien ha dicho, “un corazón que ama no muerde con la lengua”, y esto sí es verdad. Una persona de amor no va a originar calumnias ni admitir reproches contra su vecino. El amor no hace mal al prójimo, ¿Cuál es la verdadera expresión de amor hacia el prójimo? Romanos 15:1-7 nos da principios muy adecuados en cuanto a esto, permítanme leerles algunas porciones de este pasaje, “así que los que somos fuertes, debemos soportar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para edificación, porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo, antes bien como está escrito, los vituperios de los que vituperaban cayeron sobre mí, pero el Dios de la paciencia y de la consolación, os de entre vosotros un mismo sentir según cristo Jesús. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió para gloria de Dios”.   Eso es, el verdadero amor se expresa en hacer bien al prójimo. El Apóstol Santiago, medio hermano de Jesús, nos expresa esta verdad en Santiago 2:8, “si en verdad cumplís la ley real, conforme a la escritura, amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis”. ¿Cómo quieres que te traten? ¿Quieres que la gente hable bien de ti? ¿Quieres que hablen la verdad y no rumores? ¿Quieres que inventen cuentos para contar en tu contra? Entonces debes hablar de acuerdo a como quieres que hablen de ti, si hablas bien, agradarás a Dios, Dios conoce la verdad en cuanto a nuestro hablar. El Salmos 139 nos reporta la forma en que Dios nos ha escudriñado y nos entiende, Él conoce nuestras obras, nuestras palabras y aún nuestros pensamientos, concerniente a nuestro hablar dice, “pues aún no está la palabra en mi lengua y he aquí, ¡oh Jehová! Tú la sabes toda”. En cuanto a nuestros pensamientos Él dice, “has entendido desde lejos mis pensamientos”. De nuestras acciones Él dice, “detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano”. Él concluye con estas palabras, “tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí, alto es, no lo puedo comprender”. Pero eso es que amonestamos que sólo una persona con una actitud de amor hacia el prójimo puede ser aceptado en paz delante de Dios. Por esa razón, debemos tener cuidado con lo que decimos en cuanto a otros. En vista de que Dios no acepta al que responde con mal o repite una cosa mala que oye de otra persona o habla palabras de malicia, debemos cuidarnos en nuestra manera de hablar y actuar. Santiago 3:1-8 es un pasaje que trata con el control de la lengua, ese pequeño miembro de 6 onzas de carne que se encuentra en nuestras mandíbulas es el más difícil de controlar. Santiago dice en el capítulo 3:2, “si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo”. Santiago dice que “palabras deshonestas pueden causar problemas, así como una chispa puede causar un fuego forestal”, él dice que la lengua “es un mundo de maldad, que contamina todo el cuerpo porque ella misma es inflamada por el infierno”.   El hombre ha podido domar bestias salvajes, pero no ha logrado domar su lengua. Imaginemos la contradicción mientras que la misma lengua bendice a Dios y maldice a los hombres, así como no puede salir agua dulce y amarga de la misma fuente, así nuestra lengua no debiera tener una doble acción, de lo profundo del corazón habla la boca, de un corazón amoroso salen palabras que bendicen y ayudan, de un corazón depravado vienen palabras que destruyen. Por eso es que el Señor nos amonesta en Mateo 12:37, “porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado, el amor al prójimo producirá un control de la lengua”. ¿Cómo puede amar uno a su prójimo cuando a veces éstos son tan despreciables? Pues mira, el cristiano no ama en términos carnales; el ama con la habilidad que Dios le da. Romanos 5:5 dice, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. El amor de Dios no se da a base del que es digno o merecedor; sino a base de la naturaleza del que ama, el cristiano puede amar de la misma manera que Dios ama a los pecadores, el ama con la habilidad y el amor que Dios le da.   Tratemos de aplicar este principio en nuestras vidas, como Dios nos ama, Él desea lo mejor para nosotros. Él hace que buenas cosas acontezcan en nuestras vidas, Él nunca habla mal de nosotros, ni tampoco desea un mal para nosotros, Él está de nuestro lado, eso es lo que debemos sentir para otros, si es que permitimos que Él se exprese en nuestras vidas. Jehová, ¿Quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que no calumnia con su lengua ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino, vamos a orar.   Padre, permítenos aplicar este principio a nuestras vidas, permítenos ver a las personas como tú las ves, amar a las personas como las amas tú y buscar el bien de ellos, así como lo haces tú. Que seamos ejemplo cada día de la bendita realidad del Cristo viviente, en el nombre de Jesús te lo pedimos, Amén.

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