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Llamado A Santidad Parte 2
Llamados A Santidad - Parte 2-5
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:30 Minutes
Listens:
2
Aired on Oct 09, 2020

Escritura

1 Corintios 6:20; Apocalipsis 5:13; Apocalipsis 7:11 y 12; 2 Corintios 10:5; Proverbios 23:7; Lucas 6:45; Efesios 1:12; Mateo 5:16; 1 Corintios 6:9-20

Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:20 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Apocalipsis 5:13 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. Apocalipsis 7:11 y 12 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. 2 Corintios 10:5

No sé si debiera llamarlo un privilegio o un deber, pero me regocijo en las palabras que leo en 1 Corintios 6:20: “glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro Espíritu, los cuales son de Dios”. Por un lado, sé que es un deber, el verbo está en sentido imperativo, es un mandato: “glorificad, pues, a Dios”. Pero por otro lado es un privilegio. Él ha hecho tanto por mí, en Cristo Jesús, que no puedo hacer otra cosa más que alabarle y glorificarle, por magnificar su gracia para conmigo. ¿Qué es lo que significa glorificar a Dios? El significado de la palabra gloria es honor, resultando de una buena opinión. Entonces, si glorificamos a Dios estamos correspondiendo en la forma correcta, en vista de la revelación que tenemos de Él, demostrando la honra que le es debida.   Todas las criaturas en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y aún en el mar, dicen: “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”, según Apocalipsis 5:13.   En cuanto a Apocalipsis 7:11 y 12, los ángeles del cielo se acercan al trono, para caer postrados diciendo: “¡Amén! La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder, y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos”. Una gran voz proclama en los cielos mientras que muchos se unen a ella para decir: “Aleluya”. Salvación, gloria, honra y poder sean a nuestro Señor y Dios.   Esa es una forma de glorificar a Dios. El cantar alabanzas a su Nombre, cantando de sus muchas grandezas. Hay algo evidente en el griego que no es tan evidente en el español. La palabra “pues”, de “glorificad, pues”, indica una acción de urgencia. Es como si dijéramos: “hazlo rápido para que se cumpla”. Ese pensamiento nos sugiere que debemos glorificad inmediatamente a Dios continuando en esa glorificación. El señor Keneth Taylor dijo: “Usa cada parte de tu cuerpo para darle gloria a Dios”.   ¿Cómo podemos glorificar a Dios en nuestros cuerpos? El asunto es que el glorificar en este caso, debe ser interno al igual que externo. Por eso es que la Escritura dice: “glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro Espíritu”. Él debe ser glorificado, en lo que somos y también en lo que hacemos. Debemos glorificar por medio de actos de alabanzas y también actos de buenas obras. Debemos expresarnos delante de Dios y los hombres, nuestro ser completo debe estar metido en la glorificación de Dios.   ¿Qué es lo que significa el glorificar a Dios con el cuerpo? Significa que los miembros del cuerpo serán disciplinados, para no ser usados como instrumentos de pecado, sino como instrumentos de justicia. Significa que cada cosa que hacemos contará para glorificar a Dios y para promover las cosas correctas en este mundo. El que glorifica a Dios en su cuerpo sabrá dominar sus pasiones carnales. Él dominará su hablar para que todo lo que diga sea de provecho para aquellos quienes le escuchan. Él dará sus energías para el bien de los necesitados, los pobres, los que sufren, en fin, para todo el que le necesite. Él se vestirá de una forma que no traerá deshonra al título que lleva como embajador de Cristo. El dejará de continuar en los hábitos o prácticas que le alejan de su servicio a Dios. El reconocerá que su cuerpo es el Templo del Espíritu Santo de Dios, y no lo abusará, ni lo usará para cosas que entristecerían al Espíritu.   ¿Qué es lo que significa glorificar a Dios en tu Espíritu? Significa que mantienes bien tu actitud, la mente estará alerta para no caer en orgullo, envidia, enojo, críticas, amargura y pensamientos no apropiados. La meta será la que se encuentra en 2 Corintios 10:5: “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.   Proverbios 23:7 dice: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Aquí no se está hablando del hombre. Jesús dijo lo siguiente en Lucas 6:45: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. En vista de que el cristiano glorifica a Dios con su mente, él anda pensando en cosas puras, justas y limpias. Llena tu mente con esas cosas y glorificarás a Dios con tu mente.   ¿Cuál es la razón por la cual debemos alabar o glorificar a Dios con nuestro cuerpo y espíritu? Contestaré la pregunta con el incidente que le sucedió a un amigo mío, en los días de su juventud. Dios le salvó cuando tenía unos 11 años de edad y poco después, le hizo saber que su voluntad era que él predicara el evangelio. Entonces mi amigo dedicó su vida a la predicación del evangelio y el enseñar su palabra a la edad de 14 años. Aún sin experiencia, mi amigo asistió a una reunión que se estaba llevando a efectos en una iglesia de la vecindad. Estaban teniendo una conferencia en la cual varios hermanos estaban discutiendo el asunto de la Salvación.   Diferentes hermanos habían sido asignados para discutir preguntas relacionadas a la Salvación. Las preguntas eran, por ejemplo, ¿Qué significa el ser Salvo?, ¿Cómo somos Salvos?, ¿Quiénes pueden ser Salvos?, ¿Cuándo somos Salvos?, ¿Por qué somos Salvos?, etcétera. Uno de los hermanos había faltado y los demás escogieron a mi amigo para cumplir con la tarea de hablar sobre el tema ¿Por qué somos Salvos? Mi amigo podía haberles dado varias razones de porque él era Salvo: Jesús había muerto por él, el pastor le había predicado el evangelio, él se había arrepentido de sus pecados, le había pedido a Dios de que le perdonara, su madre había orado mucho por él, y la lista del por qué, podría seguir y seguir. Pero el problema que él tenía era encontrar un versículo para apoyar sus respuestas. Él estaba sentado a la par de su pastor, un hermano amado en el Señor, y le pidió ayuda. El pastor abrió su Biblia y puso su dedo sobre un versículo que le demostró el por qué Dios le había Salvado. El versículo se encontraba en Efesios 1:12 y decía: “a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo”. Eso era la razón; Dios le había Salvado para que Él pudiera ser alabado, para que se viera la gloria de Dios. La meta más grande para su vida, sería la de glorificar a Dios.   No glorificamos a Dios por medio de añadir a su gloria; Él es perfecto en todo aspecto y nada le puede ser añadido para mejorarle. La forma en que glorificamos a Dios, es por medio de reflejar su naturaleza en nosotros. Cuando nosotros perdonamos demostramos su misericordia; cuando somos misericordiosos reflejamos su gracia en los ojos de aquellas personas que nos rodean; cuando ayudamos al necesitado demostramos su provisión para ellos. Es así como cumplimos con el mandato que a Jesús nos dio en Mateo 5:16: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. En vista de que nuestra conducta le trae gloria al Padre, deberíamos vivir santamente delante de Él, y también delante de los hombres.   Ahora hemos llegado al final de nuestro estudio de 1 Corintios 6:9-20. Hemos visto diez principios, por los cuales debemos vivir santamente delante de Dios y los hombres. No es suficiente el hecho de que conozcamos estos principios. Ahora debemos aplicarlos en nuestro diario vivir. Vamos a pedirle a Dios que nos ayude:   Padre, entendemos que deberíamos vivir santamente para que tú seas glorificado, y para demostrar tu gloria al mundo en que vivimos. Te pedimos que nos ayudes en aplicar estos diez principios a nuestras vidas, de modo que brillemos en estas tinieblas. Porque todo te lo pedimos en el nombre de Cristo Jesús, Amén.

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