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Emosiones Que Matan
Emociones Que Matan - Victoria Sobre La Depresión – Parte 1
Pastor - Paul Tinoco
(Centro De Vida)
Duración: 00:22:02 Minutes
Listens:
21
Aired on Ago 09, 2020

Escritura

2 Corintios 4: 7-9

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos

No existe en el mundo dolor tan profundo que Cristo no pueda llevar. Hoy continuaremos con la serie “Emociones que matan” y estudiaremos la primera parte del tema “Victoria sobre la depresión” con ustedes su amigo y pastor Paúl Tinoco.   Hola amados amigos, hoy hablaremos acerca de la depresión y de cómo podemos salir victoriosos de ella. La depresión se define como un trastorno del estado de ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad.   En la palabra de Dios encontramos una definición precisa de ella.  2 Corintios 4: 7-9 dice lo siguiente “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos”   Aquí el apóstol Pablo utiliza 4 palabras que describen muy bien a la depresión, la primera es la angustia, que es un estado de aflicción y congoja que afecta a una persona, la segunda es la desesperación, que es la pérdida total de la esperanza, la tercera es el desamparo, la persona deprimida siente que está abandonada y sola en esta vida y la cuarta es la destrucción, si no se logra controlar este problema la persona puede llegar a acabar con su vida, dos de cada tres suicidios en el mundo se deben a esta causa.   Según las estadísticas más de 121 millones de personas sufren de depresión en el mundo, en el Perú tenemos alrededor de 1 700 000 personas que enfrentan este problema cada año y lo que es interesante es que muchos tienen este mal, pero no saben que la tienen.   ¿Cómo saber si tenemos depresión? Los principales signos y síntomas son los siguientes. En primer lugar, la persona deprimida tiene una profunda tristeza acompañada normalmente de abundantes lágrimas. David es un ejemplo de ello. En el Salmo 42:3 él expresa lo siguiente “Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche”. Así como la lluvia moja los campos, de la misma forma las lágrimas de David inundaban su vida. Él se encontraba bajo una tristeza profunda y esta se manifestó con abundantes lágrimas.   En segundo lugar, la persona deprimida tiene un estado de ánimo irritable y bajo la mayoría de las veces. Se siente todo el tiempo cansada, agotada y sin fuerzas para vivir, a esto se suma el carácter áspero y colérico que maneja.   En tercer lugar, tiene problemas para dormir y descansar en la noche, a veces se acuesta en cama y no puede conciliar el sueño, los problemas que le aquejan es como una nube que se esparce por toda su mente, otras veces se queda en cama más de 12 horas al día, cierra las cortinas y no quiere que nadie le moleste.   En cuarto lugar, tiene alteraciones del pensamiento, como ser sentimientos de inutilidad, culpa y odio a sí mismo, frases como “no puedo” “soy un fracaso” “nada me sale bien”, nadie me quiere”, “me siento mal”, “no me gusta mi vida” “nunca seré feliz” son las que expresa en cada momento.   En quinto lugar, tiene dificultad en concentrarse. No puede trabajar, estudiar, ni realizar sus quehaceres diarios, toda su vida está enfocada solamente en sus problemas y lo demás ha pasado a un último plano.   En sexto lugar tiene sentimientos de desesperanza y abandono, siente que nadie se preocupa por ella, siente que está sola en el mundo y que nadie la puede llegar a entender.   En séptimo lugar tienen cambios grandes en el apetito, algunas tienden a subir de peso, pero en la gran mayoría ocurre todo lo contrario, pierden el apetito y en pocos meses llegan a un estado de desnutrición severa.   En octavo lugar son personas ansiosas. Tienen preocupación y sentimientos de miedo, terror o intranquilidad de forma excesiva.   En noveno lugar tienen perdida de placer. Actividades que antes le causaban alegría y placer hoy no le llaman la atención, ha perdido interés en el trabajo, en el deporte, en los juegos y en otras actividades diarias.   y en décimo lugar una persona deprimida, tiene pensamientos repetitivos de muerte o suicidio. Piensa que su vida no tiene sentido y que la mejor solución para su problema es simplemente quitarse la vida.   Estas son las características de una persona deprimida y uno podría pensar que un hombre o una mujer de Dios nunca llegará a experimentar este mal, sin embargo, esto no verdad. Este mal ha afectado a muchos siervos de Dios, hombres cuya comunión con Dios era intachable, sin embargo, en un momento de su vida creyeron que la vida no tenía sentido.   Ejemplo de ello tenemos a Moisés, el gran libertador, un hombre que vio las maravillas que Dios hizo al liberar a su nación, un hombre que vio como el mar se abría en dos para que su pueblo pasase en seco, un hombre que era considerado el más manso sobre la tierra.  sin embargo, en un momento de su vida, en un momento cuando las quejas y las murmuraciones de su pueblo llegaron al tope, expreso a Dios lo siguiente: “No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.” Números 11:14-16   También tenemos a Elías quien después de haber salido victorioso frente a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, ahora se encontraba con miedo y con temor ante la amenaza de una mujer llamada Jezabel que estaba resuelta en quitarle la vida. Esto lo llevó a una profunda depresión. 1 Reyes 19:4 dice: “Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.”   A la depresión se le ha llamado el resfrío común del alma y tarde o temprano la mayoría se contagia de ese terrible mal. Si grandes hombres de Dios han pasado por ello. ¿Qué te hace pensar que tú no lo experimentaras? Esta es la razón por la cual debemos estar preparados.   A continuación, les presentaré las principales causas de depresión en el mundo y también estudiaremos como podemos salir victoriosos de cada una de ellas.   En primer lugar, estudiaremos una causa directa que lleva a las personas a la depresión y esta es el sufrir o padecer de algunas enfermedades físicas. Se calcula que el 10% de los pacientes con Alzheimer padecen depresión mayor. También los pacientes con Diabetes Mellitus son dos veces, más propensas a sufrir de depresión. El 15 a 25% de los pacientes con cáncer sufren de depresión, personas que han tenido un infarto de miocardio viven con ansiedad y depresión ante el temor de presentar un nuevo episodio de la enfermedad. El 85% de los individuos que padecen de VIH sufren algún cuadro depresivo durante el curso de su enfermedad. Estas son algunas de las enfermedades que pueden llevar a una persona a sufrir un cuadro depresivo.   ¿Qué hacer al respecto? En primer lugar, orar al Señor y pedir al pueblo de Dios que ore por nuestra enfermedad. Santiago 5:14-16 dice: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”   En segundo lugar, acudir a un médico especialista para tratar nuestra enfermedad, y si es cristiano mucho mejor. No hay nada de malo en hacerlo. Actualmente con el avance de la ciencia podemos saber las causas, signos y síntomas y el tratamiento de muchas enfermedades que nos llevan a la depresión.   En segundo lugar, estudiaremos un grupo de causas indirectas que nos pueden llevar a la depresión, ninguna de estas cosas en sí mismas nos puede producir depresión, sino es nuestra respuesta incorrecta a ellas las que nos llevan a la depresión. Sabiendo esto podemos decir con certeza que el único culpable de la depresión, somos nosotros mismos.   La depresión es simplemente el resultado de una respuesta equivocada ante un problema de la vida. Les pondré un ejemplo. Cierto día había dos zapateros que llegaron a una nueva ciudad, el primer zapatero al ver a las personas que vivían en la ciudad se quedó realmente triste y sorprendido, y con un dolor profundo y con lágrimas en los ojos se dijo a sí mismo: ¡aquí voy a fracasar¡¡todos andan descalzos en este lugar¡¡nadie utiliza zapatos ¡, Por su parte el segundo zapatero al ver la misma ciudad se llenó de alegría y emoción y dentro de sí se dijo: ¡aquí voy a triunfar¡ ¡nadie utiliza zapatos¡ así que yo voy a proveer de zapatos para todas estas personas. La misma situación, las mismas circunstancias, sin embargo, dos respuestas diferentes a un mismo problema.   En primer lugar, los pecados no confesados nos pueden llevar a la depresión. Cuando una persona peca y no es creyente normalmente tienen un pequeño remordimiento en el corazón que a los pocos días desaparece, sin embargo, cuando un creyente verdadero peca una angustia tremenda inunda su corazón ¿Por qué ocurre esto? La razón es bien sencilla, el creyente aparte de tener una naturaleza pecaminosa también tiene una naturaleza espiritual. Pablo lo expresó bien al decir en 1 corintios 3:16 “¿no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Así como un niño agacha la cabeza ante sus padres después de haber hecho algo malo, de la misma forma el creyente se angustia de haber ofendido a un padre amoroso y compasivo. Y si este pecado no es confesado prontamente nos puede llevar a un dolor profundo y a la depresión.   Ejemplo de ello tenemos a David quien no solamente se acostó con una mujer que no era su esposa, sino también mandó a matar al marido de aquella mujer. El hombre conforme al corazón de Dios cayó y esto lo llevó a experimentar una profunda tristeza y depresión. Salmos 32:3. Dice “Mientras callé, se envejecieron mis huesos. En mi gemir todo el día, Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano.”   Este texto nos muestra de forma clara como el pecado no confesado nos puede llevar a la depresión y como esta se manifiesta en la vida del creyente. En primer lugar, afecta el área física. “mientras calle se envejecieron mis huesos dijo David” Nuestra mente está ligada a nuestro cuerpo y nuestro cuerpo está ligada a nuestra mente. La depresión tarde o temprano va a afectar severamente nuestro organismo. En segundo lugar, afecta el área emocional. “en mi gemir todo el día” Un dolor, una pena profunda invadió el corazón de David no por unos cuantos minutos, sino durante todo el día, durante toda la semana, durante todo el año. En tercer lugar, lo llevó a un debilitamiento físico y espiritual. Su fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Así de feo es el pecado, así de feo son las consecuencias del mismo.   ¿Qué podemos hacer ante ello? Creo que la respuesta es muy sencilla. Tenemos que confesar nuestro pecado delante de nuestro creador. En el salmo 51:1-4 escuchamos la confesión de David: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos”.   Cuando el creyente se humilla delante de Dios y con un corazón quebrantado reconoce su miseria y su pecado.  ¿saben cómo responde Dios?  La Biblia lo dice 1  Juan  1:9  “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” El resultado de una confesión sincera trae paz, alegría, limpieza y gozo en la vida del creyente.   ¿Qué de ti amado hermano? ¿tienes un corazón recto delante de tu creador? ¿o estas cargando con un pecado no confesado? Deja esa carga angustiante a los pies de tu Señor. No permitas que la tristeza, la amargura y la desesperación sean tus compañeras en la vida. Acércate delante del trono de la gracia, acércate delante del Padre de misericordia y confiesa tu pecado, solo él puede transformar tu llanto en alegría, tu desesperación en tranquilidad, tu insomnio en descanso y tu angustia en paz.

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