(Centro De Vida)
Escritura
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
Hemos llegado al final de nuestra serie “Yo Soy”, declaraciones de Jesús que hemos estudiado en el evangelio de Juan. En nuestra vida, solemos preocuparnos por el futuro, por lo que podría ocurrir mañana o en los próximos años. A veces nos sentimos abrumados por las cosas que no entendemos o no podemos controlar. En el libro de Apocalipsis, Dios nos da una afirmación poderosa: Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Esto nos recuerda que todo en la vida está bajo Su dominio y soberanía. El libro de Apocalipsis fue escrito por el apóstol Juan cuando estaba exiliado en la isla de Patmos. En este libro, Juan comparte una visión que Dios le dio sobre las cosas futuras y la victoria final de Cristo. En Apocalipsis 1:8, encontramos una declaración fundamental sobre la naturaleza de Dios donde dice: Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Dios está reafirmando Su poder eterno y Su papel como Señor sobre toda la historia. Dios se revela como el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Alfa y Omega son la primera y última letra del alfabeto griego, lo cual simboliza la totalidad, el inicio y el cierre de todas las cosas. Además, se nos recuerda que Dios es “El que es, que siempre era y que aún está por venir”, señalando Su naturaleza eterna y Su presencia constante en el pasado, presente y futuro. Finalmente, el título “Todopoderoso” subraya que no hay nadie como Él, que Su poder es ilimitado. Cuando Dios dice que es el Alfa y la Omega, está diciendo que Él está al inicio y al final de todo. Esto significa que Dios conoce el principio y también el desenlace de nuestras vidas. Nada está fuera de Su control. Para nosotros, esto es un recordatorio de que no importa qué tan incierto sea nuestro futuro, Dios ya conoce cada detalle. Al ser el “Todopoderoso”, Dios tiene la capacidad de sostenernos, guiarnos y guardarnos en cualquier circunstancia. Dios también es descrito como “El que es, que siempre era y que aún está por venir”. Esta afirmación nos consuela al saber que Su amor y Su presencia nunca cambian. No estamos solos; el mismo Dios que ha obrado en la historia de la humanidad y en la vida de los creyentes del pasado, también está con nosotros hoy y lo estará siempre. Hoy, al enfrentarnos a incertidumbres, desafíos, o temores sobre el futuro, recordemos que Dios es el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Esto significa que podemos confiar plenamente en Él, sin importar lo que esté sucediendo. Él tiene el control de cada etapa de nuestras vidas. Podemos descansar en la certeza de que nuestro Señor es eterno y siempre presente. Él ha visto nuestro pasado, conoce nuestro presente y ya está en nuestro futuro. En vez de aferrarnos al miedo o la ansiedad, elijamos hoy confiar en Aquel que tiene la última palabra. Recuerda que, si eres un hijo de Dios Él, el que siempre es y será, está a tu lado, guiándote y guardándote. Dios siendo el Alfa y la Omega nos garantiza que no estamos en manos del destino. Estamos en manos de un Dios eterno, que es soberano y todopoderoso. Confiemos en Él y recordemos que, desde el principio hasta el final, Su amor y Su poder nos acompañan. Que esta verdad llene nuestro corazón de paz y esperanza hoy y siempre.
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