(Centro De Vida)
Escritura
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
En la serie de declaraciones "Yo soy" registradas en el Evangelio de Juan, Jesús revela aspectos profundos de Su identidad y Su relación con la humanidad. Hoy, continuamos con nuestra serie en donde vamos a hablar acerca de la declaración de Jesús cuando dijo Yo soy la Vid Verdadera. Nuestro pasaje se encuentra en Juan 15:1-8 que dice: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Este pasaje se encuentra en el contexto de la Última Cena. Jesús, sabiendo que Su hora se acercaba, compartía enseñanzas cruciales con Sus discípulos. Los preparaba para los acontecimientos venideros y los animaba a permanecer unidos a Él, incluso cuando ya no estuviera físicamente presente. Jesús utiliza la imagen de la vid y los pámpanos para ilustrar la vitalidad de nuestra relación con Él. Como la vid es la fuente de vida para los pámpanos, Jesús es la fuente de vida espiritual para nosotros. Sin conexión a la vid, los pámpanos no pueden sobrevivir ni dar fruto. De manera similar, sin una relación genuina con Jesús, no podemos llevar fruto espiritual. El Padre, como el labrador, cuida de la vid y los pámpanos. La limpieza de los pámpanos fructíferos representa las pruebas y disciplinas que Dios permite en nuestras vidas para purificarnos y hacernos más productivos en Su servicio. Los pámpanos que no llevan fruto son quitados, simbolizando a aquellos que, aunque parecen estar en Cristo, no tienen una relación verdadera con Él. Jesús enfatiza la importancia de "permanecer" en Él. Este permanecer no es pasivo; implica una relación activa y continua, alimentada por el Estudio de la palabra, la Oración y la obediencia. Este pasaje nos desafía a examinar nuestra relación con Jesús. ¿Estamos verdaderamente conectados a la vid? ¿Buscamos diariamente Su presencia y guía? Permanecer en Él significa depender de Su fuerza y no de la nuestra, reconociendo que "separados de él nada podemos hacer". Aceptemos la limpieza de Dios en nuestras vidas, entendiendo que son para nuestro crecimiento y beneficio. Las dificultades y correcciones nos moldean para ser más como Cristo y llevar más fruto. Además, Jesús nos anima a orar con confianza: "pedid todo lo que queráis, y os será hecho". Al permanecer en Él y Sus palabras en nosotros, nuestros deseos se alinean con Su voluntad, y nuestras oraciones son efectivas. Finalmente, al llevar mucho fruto, glorificamos a Dios y demostramos ser verdaderos discípulos de Jesús. Nuestro fruto se manifiesta en un carácter transformado, servicio a los demás y compartir el amor de Cristo con el mundo. Recuerda esto: Jesús, como la vid verdadera, nos invita a una relación profunda y vital con Él. Al permanecer en Él, encontramos propósito, fortaleza y la capacidad de impactar a otros para Su gloria. Que cada día busquemos estar más cerca de Él, permitiendo que Su vida fluya a través de nosotros y produzca fruto abundante.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)