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Necesitas a Jesús
Porque Tú No Lo Buscarás
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 07, 2022
Dic 05, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
Vistas:
11

Escritura

Romanos 3:10-12; Isaías 64:6.

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Romanos 3:10-12 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Isaías 64:6

No vemos a muchas personas buscando a Dios, hoy día. Vemos a personas buscando fama y fortuna. Vemos a personas uniéndose a pandillas, la mafia y aun entregando sus vidas a Satanás, participando en ritos donde animales son desmembrados y hasta hacen sacrificios de seres humanos. Todo esto se oye grotesco, pero es la realidad. Sinceramente podríamos decir que todos buscan cualquier cosa o cualquier persona, con tal de que no sea Dios.   ¿Por qué es que las personas no buscan a Dios? La Biblia nos enseña que Dios es luz, y que los hombres aman más las tinieblas que la luz, porque sus obras son malas. Ya hemos estudiado, en nuestro pasado estudio, que los hombres no pueden entender las cosas de Dios, porque se han de discernir espiritualmente, y sólo las personas que han nacido espiritualmente por haber recibido a Jesús en sus corazones, tienen la habilidad de poder entender correctamente las enseñanzas que la Biblia da. En vista de que la mayoría de las personas aman el pecado, no desean arrepentirse; de hecho, no sienten que están haciendo nada malo, por lo consiguiente: ¿de qué se van a arrepentir? Cuando uno les muestra la luz o les señala que están haciendo mal, les da risa. Puede ser que hasta le digan a uno: “Pues, si voy a ir al infierno por hacer esto, que así sea, por lo menos allá nos vamos a divertir todos”. Esta es la razón por la cual, el hombre necesita de Jesús. Sólo existe una persona quien puede ayudar al hombre a buscar lo que es correcto; sólo existe una persona quien puede ayudar al hombre a seguir en el camino de la verdad. Y esa persona, es el Todopoderoso Cristo Jesús. Vamos en nuestras Biblias, a Romanos capítulo 3, y vamos a leer los versículos 10 al 12, para ver si vamos a poder aprender algo, acerca de este asunto de buscar a Dios. Romanos 3:10-12, dice: “Como está escrito: No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Como vemos en nuestro texto, no hay nadie quien busque a Dios. ¡Increíble! En todo el mundo entero, entre todos los seres humanos que han nacido desde el principio del mundo, no ha habido nadie quien buscare a Dios. ¿Qué significa esto? Pues, significa que, si el hombre no ha buscado a Dios, debe ser que Dios es quien busca al hombre. Y ¿cómo es que podemos probar esto? Esto es probado en el hecho de que Dios hace el sacrificio máximo por la humanidad, en enviar a su unigénito Hijo, a morir en la cruz del calvario, con el fin de restaurar la relación que una vez existía entre el hombre y Él. Deseo que tomemos unos cuantos minutos para analizar este asunto de que el hombre no busca a Dios, debido a que sus propias obras son malas. ¿Por qué es que las obras del hombre son malas? ¿Cuál es el resultado de sus malas obras? Si el hombre no va a buscar a Dios, ¿significa esto que no hay esperanzas para él? Prestemos atención, y vamos a ver si podemos contestar satisfactoriamente estas preguntas, a la luz de lo que la Biblia dice. Según Isaías 64:6, “si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia”. Fíjate: “todos nosotros”. Lo que más me duele es que este versículo me incluye también a mí. Yo soy como suciedad, y todas las cosas que yo hago son como trapos sucios a la vista de Dios ¿Por qué? En contestación a esta pregunta, tenemos que regresar hasta el principio del mundo con los padres de toda la humanidad. Adán y Eva, nuestros primeros padres, tuvieron una linda relación con Dios; ellos se paseaban con Él en un hermoso jardín. Pero un día, el enemigo de Dios, Satanás, se disfrazó como serpiente. En ese tiempo la serpiente era una criatura muy hermosa y caminaba al igual que nosotros. Satanás se acercó a Eva, la tentó y ella cedió a la tentación, comiendo de un fruto que Dios le había prohibido comer. Después ella dio el fruto a Adán, y él también comió desobedeciendo a Dios. En ese momento nuestros primeros padres, se contaminaron con una enfermedad mortal. Esa enfermedad se llama pecado. En el libro de Ezequiel, encontramos que “el alma que pecare ciertamente morirá”. Esto significa que la persona que decide ir en contra de Dios, desobedeciéndole abiertamente por acto de su propia voluntad, muere espiritualmente y es separado de Dios; y eso fue precisamente lo que Adán y Eva hicieron. Lo triste del pecado es que se pasa de generación a generación. Así que cuando Adán y Eva tuvieron hijos, la enfermedad pasó a ellos. Romanos 5:12 dice, “Por tanto el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Como dije anteriormente, esta enfermedad ha pasado de generación a generación, por eso es que todos somos como suciedad, y que todas nuestras obras como trapos de inmundicia ante los ojos de Dios. El resultado de este pecado, como acabamos de leer, es que la muerte ha pasado a todos los hombres. Cuando hablamos de la muerte en este caso, no estamos hablando de muerte física, sino muerte espiritual. Recuerda: “El alma que pecare, ciertamente morirá”. Un alma no puede morir físicamente, un alma se muere espiritualmente. En el final de los tiempos, todas las almas, tú y yo incluidos, tendremos que presentarnos ante Dios, y el alma que no ha sido vivificada por medio de arrepentimiento y fe en la persona de Cristo Jesús, será lanzada al infierno por toda la eternidad. No habrá fin al sufrimiento del alma. Recibirá un nuevo cuerpo que siente dolor, pero que no se consume. Marcos 9:44, lo describe de esta manera: “Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. Esto es el resultado del pecado. Romano 6:23 dice, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Esto nos trae a nuestra tercera y última pregunta: ¿hay esperanza para el hombre? No sabes cuánto me alegro de poder decirte que sí la hay. Como el hombre no quiere buscar a Dios, Dios se toma la iniciativa y busca al hombre. Él envía a su Espíritu para que el hombre se dé cuenta, de que es pecador, de que hay salvación, y también le hace saber que hay un castigo, sino acepta esa salvación. Juan 16:8 nos enseña que Jesús “Enviaría al Espíritu Santo al mundo, para convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. ¿Qué es lo único que el hombre tiene que hacer? Sólo tiene que aceptar lo que Dios dice y ser obediente a ello. Dios dice que la manera en que el hombre puede ser salvo es por medio de arrepentimiento y fe en la persona de Cristo Jesús. El hombre necesita de Jesús, porque sino, no podrá encontrar a Dios. Si no fuera por Jesús, quien envía al Espíritu con el ministerio de convencer al hombre, el hombre nunca sería salvo pues, por su propia cuenta, no buscaría a Dios. Dios quisiera que todos vinieran a Él. Él ha mostrado ese deseo, enviando a Jesús para tomar forma humana, vivir en la tierra sin pecado, y morir en la cruz del calvario, resucitándolo de la muerte para ser el Salvador de todo aquel que en Él cree. Él ha enviado al Espíritu Santo para convencer al hombre de pecado, justicia y juicio. Él ha dado su palabra al hombre, preservándola a través de los tiempos, para que el hombre pudiera llegar al conocimiento de la verdad. Él ha puesto su iglesia en el mundo para esparcir el mensaje. Su iglesia tiene programas radiales como El contacto cristiano, y personas que se dedican a compartir las verdades de la Biblia con el hombre, para que no tenga ninguna excusa. Todo esto y más, ha hecho Dios para restablecer la relación que se ha perdido. Lo único que le faltaría sería, hacer que el hombre viniera a Él a la fuerza, y Él no desea eso. Tú necesitas de Jesús; sin Él no puedes restablecer una relación íntima con Dios. Necesitas arrepentirte, pedir perdón e invitar a Jesús a entrar a tu corazón, para ser tu Salvador. Si ya has recibido a Jesús, dale gracias por haberte ayudado a encontrar a Dios; si no le has recibido, hazlo antes de que sea demasiado tarde. Vamos a orar. Padre, yo te doy gracias por Jesús. Te doy gracias por el día cuando tu Espíritu Santo, me convenció a mí de que yo era pecador y que necesitaba de Jesús, para no tener que ir al infierno, y poder restablecer mi relación contigo. Señor, en este momento te pido por mis amigos, te suplico que le ayudes a comprender a ellos. Te lo pido, en el nombre de Jesús. Amén.

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