(Centro De Vida)
Escritura
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? 34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:32-36 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Gálatas 5:1
Estamos llegando al final de nuestra serie de estudios sobre cómo ser un cristiano espiritual, ya hemos estudiado cuatro principios que nos han ayudado a llegar hasta aquí con una comprensión de lo que necesitamos hacer. En primer lugar, vimos que para ser un cristiano espiritual uno tiene que recibir al Señor Jesucristo como su único y suficiente Salvador, ese es el primer paso pues al recibir a Jesús nacemos espiritualmente de Dios; en segundo lugar, vimos que para ser un cristiano espiritual tenemos que confesar inmediatamente cuando cometemos errores y recibir limpieza sin tardanza; en tercer lugar, vimos la necesidad de reforzar nuestros puntos débiles y estar alertas, pues es en esos puntos débiles donde Satanás nos atacará; en cuarto lugar, para ser cristianos espirituales tenemos que andar en el Espíritu ya que vivimos por el Espíritu de Dios, debemos también andar por el Espíritu de Dios, y esto nos trae a nuestro quinto principio de cómo ser cristianos espirituales. En nuestro estudio hoy, veremos la “Necesidad de pensar y hablar de la libertad que tenemos en Cristo Jesús”, haciendo estas cinco cosas, poniéndolas en práctica, llegaremos a ser cristianos maduros y el Espíritu Santo nos llevará a las profundidades de verdades espirituales mientras que crecemos. Todo creyente es libre en la persona de Cristo Jesús, Juan 8:32-36, nos dice: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. De cierto, de cierto te digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. El apóstol Pablo nos dice en Gálatas 5:1 “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”. La Biblia enseña que el creyente es libre en la persona de Cristo Jesús y es su heredad espiritual que le permite gozar de esa libertad durante toda su vida. Así que si queremos ser cristianos espirituales debemos pensar en esa libertad y hablar a cada momento de esa libertad que tenemos en nuestro Salvador. La primera libertad que viene al creyente en Cristo es la libertad de condenación. Romanos 8:1 y 2, nos dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”, y esta es la confianza que tenemos pues somos libres y verdaderamente libres. Yo me imagino que cuando el apóstol Pablo escribió estas palabras estaba lleno de entusiasmo, esto es algo que nos debiera hacer gritar de alegría, ninguna condenación hay para el creyente en Cristo, somos libres, verdaderamente libres. Jesucristo ya había declarado en Juan 3:18, que “El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. Ese peligro de condenación de ser apartado eternamente de la presencia del Señor es borrado cuando uno recibe a Cristo y no puede volver a existir. Tú y yo debemos acordarnos a cada momento de lo que Dios ha hecho por nosotros. Debemos darle gracias por la salvación y por la libertad que tenemos, debemos compartir con todos, aún con el diablo lo maravilloso que han sido las bendiciones de Dios para nosotros, somos libres en Jesús, libres de condenación. También tenemos libertad del dominio de maldad que Satanás quiere imponer sobre nuestras vidas, no tenemos que someternos a las tentaciones que él nos envía, somos libres en Jesús, no tenemos que obedecer los deseos de nuestra carne, no estamos bajo la desesperación como otros que no conocen a Jesús, nosotros le conocemos personalmente, su Espíritu vive en nosotros; somos libres de la esclavitud de pecado que Satanás quisiera imponernos. Acuérdate de la afirmación de Romanos 8:2 “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”. El término espíritu de vida se refiere al Espíritu Santo de Dios quien hace libre al creyente, libre del pecado y de la muerte, libre de la esclavitud al pecado. 1 Juan 4:4, nos dice: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. Ese es el secreto de nuestra victoria sobre Satanás. Dios, quien vive en nosotros por medio de su Espíritu Santo es más grande que Satanás quien se considera el dios de este mundo. La victoria del cristiano sobre Satanás es el énfasis del capítulo 6 de Romanos; lea conmigo el versículo 6, versículo 11 y el versículo 14, leamos: “Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente contra él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, el Señor nuestro. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. Tú y yo debemos enfrentarnos a las tentaciones con afirmaciones de victoria, dile al Diablo: “Quita tus manos de encima de mi persona, yo soy propiedad de Dios, yo comparto la victoria sobre ti por medio de Cristo Jesús en quien he confiado, yo le pertenezco a Él; yo soy libre de tus amenazas y de tu esclavitud y de tu poder que dices tú que tienes en cuanto al dominio sobre mí. Yo soy libre en Cristo Jesús, le pertenezco a Él”. El creyente en Cristo Jesús también tiene la libertad de ser vencido, somos libres de la derrota; es un verdadero privilegio ver la mano de Dios en todas las cosas. Dios no puede ser derrotado. Uno puede oponerse a Dios si quiere, pero no puede ser vencido nuestro Señor; el apóstol Pablo en 2 Corintios 4:6, habla de cómo “Dios resplandeció en nuestro corazón para iluminar nuestro conocimiento de la gloria de Él en la faz de Cristo Jesús”, ese conocimiento hace una gran diferencia en nosotros, la Biblia nos enseña que el cristiano puede ser atribulado, pero no angustiado, apurado, pero no desesperado, perseguido, pero no desamparado, derribado, pero no destruido. Además de eso, Dios trae consuelo al humilde y, de hecho, el cristiano puede entrar a las pruebas con victoria en su vida, porque ve la mano de Dios encima de todo. Dios está en la vida de sus hijos conformándolos a la imagen de Jesucristo, Él permite que pruebas vengan sobre sus hijos como un proceso para atraer a efectos sus propósitos, confiados en Dios y de su cuido, el cristiano puede dar gracias, aún en las pruebas más difíciles, porque sabe que Dios usará todo para su propio bienestar. No puede haber un espíritu de derrota cuando el cristiano sabe estas cosas. ¿Por qué vamos a sentir una derrota en una experiencia que servirá para hacernos más como nuestro Salvador?, como hijos de Dios, tú y yo tenemos la libertad para orar. La oración no es una lista de asuntos que presentamos a Dios para que Él pueda saber lo que deseamos, es una experiencia que es vital para su bienestar espiritual, es tan vital para su salud espiritual como lo es la respiración para su salud física. Dios nos dice que debemos “orar sin cesar”. Filipenses 4:6, dice: “Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. ¿Cuál es el beneficio de una vida de oración? El versículo 7 nos dice: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Tienes que recordar que eres libre en Cristo Jesús, el pecado ya no tiene dominio sobre ti. En Jesús, todo lo que le pertenece al Padre, te pertenece ahora a ti que estás en Cristo. De hecho, no te hará falta nada. 2 Pedro 1:3, nos dice: “Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder”. Apoderémonos de nuestra herencia y regocijémonos. El hombre espiritual es aquel que anda por medio del Espíritu Santo y que muestra el fruto del Espíritu en su vida. Tal estado espiritual es logrado cuando uno entra a una vida de estudiar y poner en práctica la enseñanza de la Palabra de Dios, nosotros nunca debemos pararnos. Debemos luchar y esforzarnos hasta llegar a ese nivel de perfección. Debemos ser espirituales. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por el tiempo que hemos podido pasar contigo hoy. Señor estamos cansados de ser cristianos mediocres. El deseo sincero de nuestro corazón es ser espirituales, queremos serlo porque reconocemos que no podemos funcionar correctamente de manera de traer gloria y honra a tu nombre a menos de tener tu poder en nuestras vidas; Padre, danos lo que necesitamos para lograr esto; pon en nosotros lo que nos hace falta, úsanos para tu honra y gloria., porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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