(Centro De Vida)
Escritura
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. 1 Juan 3:4
Espero que estés listo para estudiar conmigo acerca del cristiano espiritual. Antes de profundizar en nuestro estudio, quiero que leas conmigo en 1 Juan 1:9, la Biblia nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Este versículo nos da la raíz para el estudio de hoy. Estamos viendo el segundo paso que debemos tomar para ser cristianos espirituales; en nuestro estudio pasado, vimos que el individuo para ser un Cristiano espiritual primero tiene que nacer de nuevo, eso sucede cuando la persona recibe a Cristo en su corazón, si la persona no ha nacido de nuevo espiritualmente, no tiene por qué tomar el segundo paso que veremos hoy, pues de nada serviría porque la persona en cuanto a ser cristiano ni siquiera existiera; uno no puede ser cristiano a parte de la fe personal en Jesús, ¿por qué? Porque lo que hace que una persona pueda ser espiritual es el Espíritu Santo que mora únicamente en aquellas personas que han recibido a Jesús en sus corazones. Una vez que uno ha recibido a Jesús, tomando ese primer paso, entonces puedes seguir el camino del Señor. Una de las cosas que tiene arruinado a muchos cristianos es el pecado que tienen en sus vidas después de haber aceptado a Cristo como Salvador. Te digo que si queremos ser cristianos espirituales tendremos que saber tratar correctamente al pecado que viene a nuestras vidas diariamente; el principio que quiero que mires conmigo hoy es ese: “Debemos ser rápidos cuando tratamos con el pecado”. Al momento de pecar debemos confesarlo inmediatamente, cuando nos damos cuenta de que hemos hecho algo que no debíamos haber hecho debemos arrepentirnos de inmediato, no debemos cargar un sentido de culpabilidad, debemos tratar con el pecado lo más pronto posible, debemos hacerlo en el preciso instante en que el Espíritu Santo nos reprende. ¿Quieres saber por qué es preciso que hagamos esto? Es por la sencilla razón de que el pecar es negar la soberanía de Dios en la vida de uno, es un acto de rebelión; cuando uno peca, ha rechazado el control de Dios por medio de su Espíritu Santo, observemos lo que nos dice 1 Juan 3:4 “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley”. Trata de entender lo que te voy a explicar, para que uno pueda ser espiritual es esencial que el Espíritu de Dios tenga control de nuestra vida. El pecado es rechazar el control del Espíritu Santo. Por lo consiguiente, el pecado no confesado y no perdonado no permitirá que la persona sea un cristiano espiritual. El Espíritu Santo de Dios nos ama y se preocupa por nuestro bienestar y el pecado nos dañará a menos de que lo confesemos para ser perdonados. Efesios 4:30, nos habla de cómo nuestros pecados no confesados causan tristeza al Espíritu Santo, por eso es que debemos tratar de inmediato con nuestros pecados, solo así podremos llegar a ser cristianos Espirituales, al llegar hasta aquí es necesario que sepas el significado de confesar nuestros pecados. Confesar es estar de acuerdo con Dios en cuanto a nuestros pecados, no significa que tenemos que acordarnos de cada pecado que cometemos, pues a veces pecamos sin darnos cuenta, no podríamos acordarnos de cada pecado. Ahora, la Biblia nos enseña en Juan 16:8 que es trabajo del Espíritu “convencer al hombre de pecado de justicia y de juicio”. Es el Espíritu Santo quien nos mostrará lo que es bueno y malo; confesar, es simplemente estar de acuerdo con el veredicto del Espíritu cuando Él nos muestra que estamos mal. Cuando el creyente tiene una actitud incorrecta o ambiciona hacer algo que va en contra de la voluntad de Dios, entonces el Espíritu Santo le llamará la atención; cuando nos llama la atención, no debemos tratar de justificar nuestros pensamientos o acciones, simplemente debemos estar de acuerdo con el Espíritu de que lo que hacemos no está bien y arrepentirnos y pedir perdón y cuando hacemos esto, recibimos su perdón y nos podemos regocijar. Cuando un creyente en Cristo ha hecho mal y confiesa su pecado a Dios, Dios hace dos cosas: En primer lugar, Él perdona al creyente, así como un padre perdona a su propio hijo y toma la carga de su pecado, lo levanta y se lo lleva lejos; en segundo lugar, Él da limpieza a su hijo el creyente borrando la mancha de pecado que puede haber quedado, como creyentes, podemos estar seguros de que Dios hará este proceso, porque el versículo nos enseña que Dios es fiel, o sea que podemos contar con Él y también que es justo y hará lo correcto, siendo hijos de Él, cuando cometemos un pecado debemos presentarnos delante de Él, confesar nuestro mal y saber que Él nos perdonará porque eso es lo que ha prometido hacer. A la luz de lo que hizo Jesús al morir y resucitar, Dios perdonará nuestro pecado y nos limpiará de cualquier contaminación que ese pecado nos puede haber traído. Podemos ver la verdad de lo que acabamos de estudiar en la vida del rey David, puedes leer de ello, después en 2 Samuel capítulos 11 y 12. David había cometido dos pecados graves: Cometió adulterio con una mujer casada llamada Betsabé y después mandó a matar al marido de ella para no tener que explicar cómo ella había quedado encinta. Dios envió a un profeta llamado Natán para confrontar al rey por sus pecados; el profeta habló con el valor en el nombre de Dios y el Espíritu Santo puso bajo convicción al rey con un monstruoso sentir de culpabilidad. El rey confesó su pecado a Dios y buscó perdón, y puedes leer de esa confesión en el Salmos 51. Dios tuvo misericordia para con David. En los días de David, el adulterio y asesinato fueron castigados con la muerte, pero Dios le perdonó y le concedió la vida; lo malo es que David no practicó el principio de la confesión inmediata. Días y semanas pasaron entre el tiempo en que él cometió el adulterio y el momento en que se comenzó a notar el embarazo de Betsabé, muchos días pasaron entre ese tiempo y el asesinato de Urías, marido de Betsabé. Otros días pasaron antes de que David enviara por Betsabé para que viviera en el palacio con él y no fue hasta entonces que llegó el profeta Natán para anunciar a David que Dios condenaba sus pecados. Te pregunto, ¿Qué pasaba por la mente de David en ese lapso de tiempo entre el momento de su pecado y el momento en que confesó? David mismo nos habla de ello en el Salmos 32:3 y 4; el rey dijo: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mi tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano”. Según esto, David pasó un tiempo miserable; no andaba tranquilo pues el peso de su culpabilidad y la mano de Dios sobre él no le permitían descansar, para David ya no había gozo, su vida se estaba pudriendo y él mismo lo sabía, y lo mismo nos sucederá a nosotros. Quiero que vayamos al libro de Proverbios 28:13 para ver otro versículo que nos habla de lo que pasa cuando no confesamos a Dios nuestros pecados, dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Y esto es lo que le pasó a David. Después de pasar días y semanas por fin confesó sus pecados y regresó a Dios; y David nos dice en el Salmos 32:5 “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado”. Espero que no te olvides de que debemos tratar inmediatamente con nuestros pecados. El Espíritu Santo nos hará saber cuándo vamos a cometer algo en contra de Dios, pero después de haberlo dado a conocer, es nuestra responsabilidad responder positivamente por medio de buscar inmediatamente confesar nuestra maldad y pedir perdón. En Isaías 55:7, Dios dice: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de Él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Esdras dijo a Judá en Esdras 10:11 “Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su voluntad”. El profeta nos dice en Jeremías 3:13 “Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado”. Y, para terminar, el hijo pródigo, nos da el ejemplo cuando dice en Lucas 15:18 “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”. Así que si hemos pecado debemos hacer algo de inmediato, debemos confesar nuestros pecados y pedir perdón. Sabes qué, si confesamos nuestros pecados Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Vamos a orar. Padre, te damos gracias por el estudio de hoy y Señor, ahora comprendemos que es importante que actuemos con rapidez en cuanto a nuestros pecados. Debemos confesarte nuestros pecados en arrepentimiento y confiar en que Tú nos perdonarás y nos fortalecerás para no volver a pecar, porque esto es lo que dices en tu Palabra. Señor, nosotros queremos ser espirituales, porque sabemos que esto te agrada y pedimos tu ayuda, y te lo agradecemos de antemano en el nombre de Jesús. Amén.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)