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Como Ser un Cristiano Espiritual
Protege tus debilidades
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Mar 23, 2022
Mar 23, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

Juan 3:36; 1 Tesalonicenses 5:22.

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36 Absteneos de toda especie de mal. 1 Tesalonicenses 5:22

Hemos estudiado dos principios que nos pueden ayudar a ser cristianos espirituales. Ya vimos que uno tiene que recibir a Jesucristo como su Salvador personal; ese principio se basa sobre la comprensión de que la conversión a Cristo es lo que causa que la persona reciba vida espiritual, porque es entonces que el Espíritu de Dios entra a morar en el espíritu humano. Juan 3:36, nos da la base bíblica: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.  El segundo principio que vimos fue, que debemos confesar y recibir perdón del pecado sin demoras; ese principio se basa sobre la comprensión de que el pecado es rebelión en contra del gobierno de Dios y trae aflicción o tristeza al Espíritu de Dios. Nadie puede ser un cristiano espiritual y tener pecado que no ha sido confesado en su vida.   Hoy quiero que estudies conmigo el tercer principio, quiero que pensemos acerca de “Nuestros puntos débiles”, debemos cuidar estos puntos porque es ahí donde vendrá el enemigo para atacarnos, debemos fortalecer estos puntos, cada día. Toda persona tiene sus puntos fuertes y débiles. Yo puedo ser débil en un punto en donde tú tienes fuerza y tú puedes ser débil en otra área donde yo soy fuerte. El cristiano espiritual y maduro, reconocerá sus puntos débiles y hará lo posible por cuidar esos puntos con más interés. 1 Tesalonicenses 5:22, nos dice: “Absteneos de toda especie de mal”. Tú y yo debemos usar nuestro sentido común en cuanto a la aplicación de esta amonestación; cualquier cosa que pueda tener la apariencia de maldad debe ser rechazada y debemos hacer todo lo posible por alejarnos, puede ser que otras personas aprueben y que aún participen en ello, pero si tiene apariencia de pecado, debemos huir. Me acuerdo del relato de un joven que se vestía para salir con sus amigos, desde su dormitorio gritó a su mamá: ¡Mamá!, ¡¿Está limpia esta camisa?! - Ella le contestó: ¡No, busca otra camisa en tu ropero y póntela!; después de vestirse salió del dormitorio y preguntó a su mamá; ¿cómo supiste que estaba sucia pues ni siquiera la viste? Ella respondió: Si hubiera estado limpia, no me hubieras preguntado, hijo, si hay dudas, es porque está sucia. Esa es una buena regla que tú y yo necesitamos seguir, por el bienestar de nuestra propia conciencia y para el bienestar de nuestra alma no nos juntemos a cosas sobre las cuales no estamos seguros si son pecado o no, puede ser que nos hayamos topado con alguno de nuestros puntos débiles. Una de las maneras en que podemos reforzar nuestros puntos débiles, es por medio de apoyarnos en la Palabra de Dios, Jesús es el ejemplo vivo del poder de la Palabra. ¿Te acuerdas cuando Jesús fue tentado por el Diablo?, cuando Satanás dijo: Convierte esas piedras en pan, Jesús respondió: “Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Cuando Satanás dijo: Tírate del pináculo del templo, Jesús respondió: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”. Cuando Satanás dijo: Te daré todas estas cosas si postrado me adorares, Jesús respondió: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”. Hay una cosa en común en cada una de las respuestas de Jesús, las tres veces Él dijo “Escrito está”, “Escrito está”, “Escrito está”. Y esto significa que Jesús estaba citando las Escrituras. Jesús encontró en porciones de la Biblia que Él había memorizado, la fuerza que necesitaba para hacer retroceder a Satanás y sus tentaciones. Efesios 6:17, nos enseña que “la Palabra de Dios es la espada del Espíritu Santo”, bajo su divina administración, la Biblia es más viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos. La Palabra de Dios memorizada en el corazón del creyente es el arma que usará el Espíritu para vencer al diablo cuando viene a molestarnos, cuando encuentras un versículo que puedes aplicar a ese punto débil que hay en tu vida, memorízalo, repítelo una y otra vez y cuando Satanás se acerque para tentarte, lanza ese versículo en su cara, repíteselo cuantas veces sea necesario y encontraremos que si nos sometemos a Dios y si resistimos al diablo, él huirá de nosotros; debemos ponernos toda la armadura de Dios y su Palabra es parte de esa armadura.   Muchas veces las tentaciones suelen venir tan rápidas y furiosas que nos es difícil conquistarlas. ¿Qué podemos hacer cuando esto sucede? Muchas veces lo mejor que puede hacer uno es huir, salir corriendo, nosotros casi siempre pensamos que el huir es ser cobarde, pero no es así, muchas veces el huir es lo que debemos hacer, a veces es más sabio huir; hay veces cuando la tentación se relaciona a una persona y la única forma de librarse de esa tentación puede ser apartarse de esa persona, hay veces cuando la tentación se relaciona a un lugar, y la única forma de evitar la tentación  es mantenerse alejado de ese lugar; cuando este es el caso, debemos usar nuestras cabezas y hacer lo que es correcto y lo correcto puede ser huir. Este principio es bíblico al igual que práctico. El apóstol Pablo dijo al joven Timoteo en 2 Timoteo 2:22 “Huye también de las pasiones juveniles”. Él aconsejó a Timoteo alejarse de personas con mentes corruptas y que destituyen la Palabra de Dios. Sí, la Biblia enseña al hijo de Dios a huir de personas, lugares o pasiones que le incitarán a ir en contra de la voluntad de Dios para sus vidas, no es cobardía huir, es ser inteligente. Cualquier persona se puede unir a las masas para ser lo que todo el mundo hace, pero se requiere a una persona fuerte y una persona de convicciones profundas para ir en contra de lo que hacen las demás personas. Muchas veces lo más valiente que podemos hacer es correr; por la mayor parte, el pecado comienza en la mente antes de ser expresada en acciones, uno se da cuenta de la oportunidad, encuentra el deseo de participar en ciertas acciones y hace planes para cometer el pecado, pero no antes de intentar cubrir su culpabilidad o justificarse, así que antes de cometer un pecado todo este proceso se lleva a término, aun cuando uno es tentado, este proceso se lleva a efecto en la  mente, por eso es que el cristiano debe ser alerta en su pensar. 2 Corintios 10:5, nos enseña a “derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Nuestra meta debe ser destruir cualquier especulación engañadora y entregarnos a la autoridad de Jesús, el cristiano que vive haciendo esto, no tiene por qué tener miedo de contaminarse de pecado, tus pensamientos y mis pensamientos deben ser pensamientos espirituales. Este principio bíblico lo encontramos en Filipenses 4:8, donde nos dice que debemos pensar en “todo lo que es verdadero, honesto, justo, puro, amable y de buen nombre”. Nuestro pensar debe estar en cosas positivas, todo el tiempo y al pensar en estas cosas nos protegeremos de cualquier tentación. En otras palabras, tú y yo, necesitamos mantener nuestros pensamientos en lo espiritual, nuestras acciones seguirán a nuestro pensar por medio de mantener limpia nuestra mente, nos protegeremos y no caeremos tan fácilmente en lo que nos trae la tentación. Con esto tenemos nuestro tercer principio para esta serie de estudios sobre como llegaremos a ser cristianos espirituales, y el tercer principio es: “Debemos cuidar nuestros puntos débiles”.   Vamos a orar. Padre, gracias te damos por tu amor y misericordia, Señor ayúdanos a estar conscientes de cuáles son nuestros puntos débiles. Hemos visto que debemos estar alertas para reforzar los puntos débiles de nuestra vida, y te pedimos que nos ayudes a mantener nuestra mente en cosas buenas y puras. Gracias por tu poder en nuestras vidas. Te agradecemos todo en el nombre de Jesús. Amén.

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