Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22 Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. 31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia. Romanos 1:21-23, 31 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Éxodo 4:11

Les invito a leer conmigo en Romanos 1:21-23 y el versículo 31 “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia”. Estas palabras describen a demasiados hogares de nuestra época. ¿Qué clase de madre o padre son aquellos quienes no tienen afecto natural por sus hijos? Solo en el ser humano más bajo y cruel podría decir “Yo no quiero que mi bebé viva, dale muerte”, las personas de nuestra época son tan egoístas que preferirían dar muerte a un bebé que tener la inconveniencia de tener que criarla. Que Dios tenga misericordia de nosotros. Aquellos quienes apoyan la aborción quisieran que creyéramos que la mayoría de las madres que abortan son pobres, personas cargadas de problemas pero no es así, las estadísticas nos muestran que el 76% de las mujeres que abortan no son casadas, el 53% no tienen otros hijos, la mayoría de esas mujeres tienen más de veinte años de edad y pertenecen a un mediano o alto nivel social, más de la tercera parte de esas mujeres han abortado dos o tres veces, así que como podemos ver no están abortando debido a la pobreza o porque están enfermas, están abortando porque son tan egocentristas que han perdido el afecto natural pero seguramente hay algunos argumentos que van a favor de la aborción, sí hay, quiero mencionarles algunos de estos argumentos pero junto con sus respuestas. El argumento número uno: la vida no principia realmente hasta que el bebé respire el aire físico, aquellos quienes apoyan este argumento nos llevarán a la Biblia para darnos un ejemplo. Ellos nos dirán que Adán no llegó a ser un ser viviente hasta que Dios sopló en sus narices aliento de vida, de esta manera explican que el bebé tampoco tiene vida hasta que sale del vientre de la madre y respira por primera vez, pero esta analogía fracasa porque en Adán no había nada de vida hasta que Dios le diera aliento de vida. Sin embargo, el bebé en el vientre de su madre ya está viviendo y respirando, el bebé recibe el oxígeno de su madre y tiene vida, el bebé tiene vida desde el momento en que es concebido. El argumento número dos: ¿Y qué si la vida de la madre corre peligro? La mayoría de nosotros diríamos que, si la vida de la madre corre peligro, entonces se debería hacer todo lo posible para preservar la vida de la madre, yo pienso que en esto todos estaríamos de acuerdo y, sin embargo, aún en eso deberíamos tener cuidado. Quiero citarles las palabras del famoso doctor en genética, el doctor Jérôme Lejeune, el doctor Lejeune dijo “Yo nunca atacaría a un bebé para matarlo”, explicó sus palabras diciendo “Si la vida de la madre está en peligro haré todo lo necesario para preservar la vida de la madre. Si en el proceso de preservar la vida de la madre, el bebé se muere, lamentablemente se muere, pero ni aun así atacaría al bebé para darle muerte”. Cuando la madre de un bebé corre el peligro de perder la vida siempre el proceso médico ha sido el de tomar el bebé, pero no para tirarlo al basurero, siempre el bebé es llevado para intentar salvar su vida también. La meta siempre ha sido el de preservar la vida, nunca había sido la de quitar la vida ni de la madre ni del bebé, pero hoy, hoy es otro caso totalmente distinto. Hoy cuando hablan de preservar la vida de la madre lo que están diciendo es “vamos a matar al bebé”. En los Estados Unidos se dio el caso de un bebé al cual intentaron abortar, pero el bebé no murió, por seis días dejaron al bebé sin darle de comer, sin darle atención médica, las Cortes de los Estados Unidos no pudieron hacer nada para proteger la vida de ese bebé, pero cuando se trata del feto de un venado la Corte sí lo protege y castigará severamente al que lo mata. ¡Hasta dónde ha llegado el mundo! ¿Sabían ustedes que hay más leyes para proteger la vida de los animales que la de un ser humano? El argumento número tres: ¿y qué en caso de una persona que ha sido violada? En este caso yo te preguntaría: ¿Acaso nosotros somos Dios para escoger quién va a vivir y quién va a morir? Una de las mujeres cristianas más famosas que conozco yo, era la señora Ethel Waters, la madre de Ethel fue violada y sin embargo la trajo al mundo y Ethel Waters ha bendecido a miles de personas a través de sus himnos, pero muchas personas la habrían abortado. El violar a una mujer es un crimen horrible, pero eso no nos da derecho de ponernos en el lugar de Dios para quitarle la vida a un ser humano, además de eso, las estadísticas nos demuestran que menos que 3% de las aborciones vinieron por causa de violación. Otro argumento: ¿y qué si el bebé va a nacer deforme? Permítanme leerles lo que dice Éxodo 4:11 “Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?”. Les guste o no les guste, Dios es quien hace también a los imperfectos y nosotros no tenemos el derecho de decidir si les permitimos vivir o no. Un profesor en una universidad médica de renombre expuso un caso entre sus alumnos, les dijo “Este es el caso de una familia: el padre tiene Sífilis, la madre tiene tuberculosis, ya han tenido cuatro hijos, el primero era ciego, el segundo murió, el tercero nació sordo y el cuarto tuvo tuberculosis. La madre está embarazada con su quinto hijo y ella y su marido han consentido la aborción del bebé. ¿Qué debemos hacer?”. Más que el 90% de los alumnos levantaron la mano en señal de que se debería llevar a términos la aborción, el profesor les dijo: “Congratulaciones, acaban de asesinar al gran músico, Beethoven”. El último argumento: hay madres quienes dirían “mi cuerpo es mi cuerpo y haré con mi cuerpo lo que me place”, a estas personas les diría yo: “es cierto, tu cuerpo es tu cuerpo, pero ese bebé que llevas en tu vientre no es parte de tu cuerpo”. Supongamos que alguien es huésped en mi casa, de repente yo decido que no quiero que esté allí. ¿Qué hago? ¿Lo elimino? Les pregunto honestamente, ¿tiene la madre el derecho de eliminar a esa persona quien está en ella? ¡Claro que no! Ninguna madre tiene el derecho de matar. Para terminar, quiero decirles algunas cosas que yo pienso que deberíamos estar haciendo como cristianos en nuestra sociedad. En primer lugar, pienso que deberíamos buscar ser informados en cuanto a estos asuntos, debemos orar y luchar para que nuestros gobiernos aprueben algo que garantizará la preservación del ser humano. Necesitamos tener más compasión, debemos preocuparnos por aquellas madres quienes han sido abandonadas por sus maridos, debemos extender nuestro amor hacia ellas, deberíamos participar en instituir hogares en todo América donde aquellas madres quienes no tienen dinero para traer a su bebé al mundo puedan ir para recibir atención médica y amor, y estas solos son algunas cosas. Vamos a orar. Padre, en estos momentos levanto a esas madres que están confundidas y que no saben si deberían tener a ese niño que llevan en sus vientres, ayúdales a comprender que lo que llevan por dentro es una persona a quien tú amas mucho. Señor, danos inteligencia a nosotros para saber cómo ayudar mejor a estas madres y a estas criaturas tuyas, te pido que no permitas que estas series de estudios entren por un oído y salga por el otro. Nosotros somos responsables de luchar por la verdad, danos valor y fuerza para hacerlo, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.