(Centro De Vida)
Escritura
Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. Levítico 17:11 Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Hebreos 9:22
Alabado sea Dios, podemos tener vida eterna a causa del sacrificio expiatorio que Jesucristo hizo por nosotros en la cruz del calvario, somos redimidos porque Él ha pagado el precio, nos ha reconciliado con Dios, nos ha lavado en su sangre y hoy reina en los que lo hemos recibido como nuestro Salvador, maravilloso es Jesús, alabado sea Dios. Yo quiero decirles que hoy estoy contento, y este gozo aumenta con el estudio de hoy. La doctrina de expiación es el centro, el corazón de las enseñanzas del Nuevo Testamento. La importancia de Jesucristo no descansa mayormente en sus enseñanzas, sino en su muerte y resurrección. Todo lo que enseño está relacionado con lo que hizo en morir por el pecador en la cruz y resucitar a vida. La doctrina de la crucifixión de Jesús no es para demostrar el martirio o para señalar una injusticia, es una doctrina que muestra que Jesús se sacrificó a sí mismo en inocencia como el Unigénito Hijo de Dios para pagar el precio que el hombre pecador merece. Es una doctrina que muestra que la salvación únicamente puede venir por arrepentimiento y fe en la persona de Cristo Jesús, y eso es lo que significa expiación, Jesús murió en nuestro lugar. Debido a la doctrina de la expiación es que la obra misionera se vuelve imperativo para cada creyente. El termino expiación es una palabra que usamos bíblicamente y que significa cubrir, el hombre pecador es separado de Dios y necesita algo para cubrir sus pecados y reconciliarle con Dios, pero va más allá de solo tapar nuestros pecados, la expiación de Cristo no solo tapa los pecados nuestros, sino que los borra por completo, por eso es que la expiación de Jesús es eterna, porque quita los pecados pasados, presentes y futuros de aquel quien cree en Él con todo su corazón. ¿Cómo cubre Dios nuestros pecados? ¿Cómo los quita de tal modo que ya no tenemos que encararnos a ellos otra vez? ¿Cómo puede entrar uno a los beneficios de la expiación que Dios ha provisto? Todas estas son preguntas que tienen contestación en las Escrituras y por eso es que es tan importante que compartamos el mensaje de Cristo con otros. Debemos acordarnos de que la expiación se hace cuando un inocente sufre el castigo del culpable, en el Antiguo Testamento esto ocurrió por medio de ofrecer un cordero inocente, Dios aceptaba la sangre del animal inocente que cubriría los pecados del individuo que había pecado. Levítico 17:11 nos dice “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona”. Hebreos 9:22 nos lo explica así “Y casi todo es purificado, según la ley, por sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. Hay miles de personas quienes no se dan cuenta de esto, ellos ofrecen sacrificios a demonios o adoran a imágenes o animales. Pero esto no es satisfactorio para con Dios, hoy día muchos ofrecen sacrificios de animales y aun de personas, pero esto no es satisfactorio tampoco para con Dios, solo hay un sacrificio que Dios aceptara, solo hay un sacrificio que puede expiar al hombre pecador, el único sacrificio que Dios aceptara es aquel sacrificio que hizo su Hijo Jesús en la cruz del calvario cuando tomo nuestro lugar, por eso es que predicamos el Evangelio, por eso es que la obra misionera es de suma importancia para el creyente en Jesús. Porque según Hechos 4:12 “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Jesús es el único Salvador del hombre pecador, porque es el único que Dios acepta como sacrificio en expiación. 1 Pedro 2:24 dice “Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanado”. 1 Pedro 3:18 dice “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”. Jesús sustituyo al pecador y recibió el castigo que el pecador merece, el castigo que debió caer sobre el pecador cayó sobre Jesús, Él ha pagado la deuda. ¿Para quién murió Jesús? ¿Murió únicamente para los de su raza o para algún grupo en particular o solamente para ciertos individuos? Permitamos que la Biblia nos conteste. Juan 3:16 dice “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. 1 Juan 2:2 dice “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. Eso significa que Jesús murió por el mundo, aun por todo el mundo. Su muerte expiatoria y su resurrección incluyen a cada ser humano de cada raza de toda generación, edad y nacionalidad. Eso nos incluye a nosotros y también a todas las personas que conocemos, en esto encontramos el imperativo misionero. Podríamos pensar en ello de esta manera: Cada persona ha pecado. Cada persona que ha pecado es culpable ante Dios y va camino al juicio. Jesús murió por todos para que pudiéramos ser perdonados y así escapar de la destrucción del infierno. Cualquier persona que se arrepiente de sus pecados y acepta en su corazón a Jesús como único y suficiente Salvador será perdonado y aceptado en paz delante de Dios. Es imposible que las personas se den cuenta de su necesidad de un Salvador a menos de que haya quienes predique el mensaje de salvación. Solo oirán para creer cuando nosotros cumplimos el mandato misionero de ir al mundo predicando el arrepentimiento y la remisión de pecados en Cristo Jesús. ¿Ya ves porque es un imperativo misionero la doctrina de la expiación? Cada elemento de la doctrina de la provisión de Jesús para el pecador, nos anima a predicar el Evangelio para que todos puedan creer. Espero que nosotros nos sintamos animados e involucrarnos en el mandato misionero por medio de orar y testificar de Jesús en nuestro lugar. ¿Sabes por qué? Porque es nuestra responsabilidad. Vamos a orar. Padre celestial, te damos gracias por lo que Jesús hizo para nosotros. En vista del amor que reina en nuestro corazón a veces nos olvidamos de otros quienes van camino al infierno. Señor perdónanos por ser negligentes en anunciar las nuevas buenas. Ayúdanos a testificar con alegría del perdón que el pecador puede tener al recibir a Jesús en su corazón. Porque en nombre de Cristo te lo pedimos. Amén.
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