(Centro De Vida)
Escritura
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8-9 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Efesios 2:7
Nuestro repaso del imperativo misionero en las doctrinas cristianas nos ha traído hasta la doctrina de la gracia. La Biblia hace referencia específica a la gracia de Dios más de 107 veces, Efesios 2:8-9 dice “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. Eso significa que la gracia de Dios es el fundamento de la provisión salvadora del hombre pecador. Examinemos esta doctrina para ver cuál es su involucración con nuestro mandato de predicar el Evangelio a toda criatura. La gracia de Dios se define como don no merecido, en el Antiguo Testamento la palabra gracia en hebreo es hased, comúnmente traducido misericordia. Es la expresión de su amor hacia nosotros, pero la gracia tiene el elemento de la ayuda de Dios hacia nosotros en vista de nuestra culpabilidad, por lo consiguiente la mera esencia de gracia es que es algo no merecemos. En Efesios 2:7 la Biblia habla de las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros, y eso cuando andábamos siguiendo las corrientes de este mundo conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, siendo nosotros por naturaleza hijos de ira. Esta descripción es de una gente que no merece la misericordia y amor de Dios, sino que merecen su juicio y sin embargo Él no correspondió en condenación hacia nuestra culpabilidad. Sino que con una ofrenda por medio del cual podríamos tener vida eterna, esa es su gracia. La esencia de la doctrina de la gracia es que Dios está de nuestra parte, Él está al lado nuestro, Él está a favor nuestro aun cuando nosotros estamos en su contra. Romanos 5:8 dice “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Cristo murió por nosotros aun cuando nosotros estábamos en el acto de pecar, no mientras buscábamos a Dios tratando de reformarnos para vivir vidas agradables a Él, Él murió por nosotros cuando continuábamos en nuestros pecados, en rebelión a Él, en su gracia Él nos da un camino para salvación. Esa es la gracia de Dios, el favor no merecido extendido a pecadores para salvarlos de sus pecados. Las Escrituras del Nuevo Testamento asocian grandemente la gracia de Dios con la persona y obra de Cristo Jesús. Su encarnación, sufrimiento, muerte sacrificial y victoriosa resurrección hacen más que mostrarnos la gracia de Dios, estos acontecimientos fueron la expresión más fina de la divina gracia de Dios. Jesucristo también está de nuestra parte, Él está a favor nuestro. No puedo comprender como puede haber religiones que tratan de enseñar al individuo que se presente primero ante santos, ángeles o aun la madre de Jesús antes que ir a Él, Él nos ama tanto y no hay quien nos ame más que Él. Juan 1:17 dice “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”. 2 Corintios 8:9 nos dice “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”. No puede haber más evidente manifestación de su gracia y misericordia para con nosotros. La esencia de la gracia es que es gratis, por eso es que decimos que es un favor no merecido. Dios no tiene obligación de ser bueno con nosotros, Él escoge ser bueno, nosotros merecemos que Dios este en nuestra contra y sin embargo Él está de nuestra parte. Deuteronomio 7:7-8 dice “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos, sino por cuanto Jehová os amo”. Él escogió amarnos y eso es su gracia. Dios nos vio en nuestros pecados y camino hacia nosotros, pero no camino hacia nosotros como un destructor o como un juez, Él vino a nosotros en la persona de un Salvador, aún más Él vino a salvarnos por medio de sacrificarse a sí mismo en la persona de su unigénito Hijo. Él está de parte nuestra, eso demuestra la libertad de su gracia, nosotros merecíamos condenación, recibimos perdón. Merecíamos ser rechazados, recibimos una bienvenida. Merecíamos ira, recibimos amor. Merecíamos juicio y recibimos gracia. La gracia de Dios es su bondad para con el hombre pecador, pero la gracia no es indulgencia del pecador, nunca. La gracia no se manifiesta únicamente en el perdón del pecador, es más evidente en la forma en que el pecador es perdonado. La completa demanda de juicio divino fue derramada sobre Cristo como el sustituto del pecador, Dios asumió el castigo de nuestros pecados. Isaías 53:5 y 6 lo expresa de esta manera “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. El cargo nuestra culpabilidad para que nosotros pudiéramos recibir su perdón y eso es gracia, sublime gracia. Pero ¿Qué tiene que ver todo esto con nuestra comisión de llevar el evangelio a todas las naciones? Porque la gracia de Dios es el gran imperativo de misiones por todo el mundo, la gracia de Dios se extiende a toda la raza humana, al judío, al gentil, al blanco, al negro, al oriental y occidental, a los de cultura y a los salvajes, nadie queda fuera de la provisión de la gracia de Dios. Nosotros hemos recibido gratuitamente y abundante porque conocemos al Dios de la gracia, todo lo que hemos recibido nos debe motivar a compartir estas bendiciones con otros. Jesús dijo a sus discípulos en Mateo 10:7-8 “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Tenemos la bendición de haber recibido gratuitamente de Él, ahora nos toca dar gratuitamente a otros. Nosotros debemos anunciar la buenas nuevas de Jesús a todo el mundo. Tito 2:11 dice “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres”. En esta verdad descansa nuestro imperativo misionero. Vamos a orar. Padre, gracias por el estudio de hoy. Señor hemos descansado mucho, ya es tiempo que testifiquemos de nuestro Señor, danos fuerza e inteligencia para compartir el Evangelio con gran entusiasmo al mundo entero. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)