(Centro De Vida)
Escritura
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. 2 Pedro 3:18 Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará? Amós 3:8
El honor más grande que Dios podría dar a una persona sería el de llamarla a un servicio especial. El honor más grande que Dios podría dar a una familia es llamar a un miembro de esa familia, a servirle en alguna manera especial. Quiero asegurar a los que dudan, de que sí hay una experiencia espiritual de una llamada divina al servicio de Dios; esa llamada les viene a personas de diferentes edades. Abraham recibió esa llamada, cuando tuvo 75 años de edad; Moisés recibió su llamada, a los 80 años de edad; Jeremías recibió su llamada, aun siendo niño. La llamada de Dios viene a diferentes personas en diferentes épocas de la vida. Él ha llamado a pastores de ovejas, soldados, congresistas, finqueros, pescadores y cobradores de impuestos. Él llama a los ricos, a los pobres, a los educados y los sencillos, a viejos y a jóvenes, a hombres y a mujeres. Sí, Dios llama a personas escogidas, a trabajos especiales. Deseo hablar hoy a algún joven a quien Dios ha puesto en su corazón una llamada divina. Quiero que pienses en un joven mencionado en el Antiguo Testamento, quien puede servirte de ejemplo, puedes leer de este joven en 1 Samuel 1:1-3:21. ¿Qué debes hacer si sientes que Dios te está llamando? El ejemplo de un joven llamado Samuel, nos puede ayudar a comprender. Dios llamó a Samuel, aun cuando era muy joven, su ejemplo es digno de estudiarse. Samuel tuvo la ventaja de nacer en una familia que amaba y servía a Dios. Si tú eres tan afortunado, debes dar gracias a Dios por ello si no, todavía puedes ser un siervo fiel del Señor, por medio de acudir a otras personas quienes sirven a Dios, éstos podrían llegar a ser tus padres espirituales en el Señor. Elcana, el padre de Samuel era un hombre devoto, era un hombre que adoraba a Dios en compañía de toda su familia; él adoraba a Dios de continuo, año tras año; él adoraba a Dios sacrificialmente, tuvo que caminar muchos kilómetros para asistir a las ceremonias del tabernáculo del Señor en Silo; él adoraba al Señor con reverencia, haciendo sus sacrificios y haciendo sus votos; él era influencial en su adoración, pues llevaba consigo a toda la familia; él adoraba al Señor con todo su ser. Ana la madre de Samuel, era una mujer de oración. Ella pidió a Dios que le diera un hijo, y Samuel nació en directa contestación a su petición. Tan segura estaba ella de este hecho, que le puso al niño Samuel, que significa “pedido de Dios”. Habiendo pedido a Dios un hijo, Ana recibió su hijo directamente de la mano de Dios. Ana dedicó su hijo a Dios, le dedicó por medio de una promesa que ella hizo antes de su nacimiento, dedicó a Samuel en hecho después de que éste fuera destetado, ella dijo, “por este niño oraba, y Jehová me dio le pedí. Todos los días que viva, será de Jehová”. Algunos de ustedes han venido de tales hogares, un lugar donde el papá es devoto a las cosas del Señor y la mamá es una madre que ora constantemente por el bien del hogar. Si es así, dale gracias a Dios y sigue el ejemplo de sus padres. Otros de ustedes salieron de hogares en donde Dios no ha sido reconocido y donde la única vez que oyen decir su nombre, es en alguna maldición; no te desesperes, Dios recibirá a todo el que a Él viene, tú puedes ser salvo y servir a Dios también. Mi Dios es un Dios lleno de misericordia. Es trágico el hecho de que algunos líderes religiosos sean corruptos. La Biblia nos dice que los sacerdotes que vivían en el templo en los días de Samuel eran hombres impíos y no tenían conocimiento de Jehová. Imagínate tener que vivir con hombres que se supone que eran líderes espirituales, pero que ni siquiera conocían al Señor. Sin embargo, el joven Samuel no permitió que esto lo alejara de su devoción a Dios. Es más trágico saber que algunos de los ritos de la religión son abusados; los sacerdotes entre quienes vivía Samuel abusaban tanto de lo que el Señor les proveía, que los hombres aborrecían y menospreciaban las ofrendas del Señor. Sin embargo, ese abuso no hizo que Samuel rechazara los ritos que Dios estaba y había establecido en las observancias religiosas. Más trágico aún es el hecho de que la enseñanza religiosa sea ignorada; Elí, el sumo sacerdote, repudió la maldad de sus hijos los sacerdotes, pero ellos no oyeron la voz de su padre. Samuel si oyó, y respondió a las enseñanzas de Elí, aun cuando los otros no querían hacerlo. Espero que usted ya haya comprendido el principio de lo que estoy tratando de decir, tú puedes serle fiel a Dios aun cuando no exista otra persona que quiera hacerlo. No tenemos que entregarnos a las impurezas que viven a nuestro alrededor, podemos mantenernos bien con Dios, ¿Cómo? Pues entregándonos a Dios en todo tiempo. El joven Samuel adoró al Señor y le sirvió lo mejor que pudo. Tú también puedes servir a Dios, así como Samuel, aun si eres niño. Dios no requiere más de lo que nosotros podemos dar, sigamos creciendo en la gracia de Dios por medio de buscar cómo servirle. Mientras que su voluntad se nos aclara, podemos irnos perfeccionando. Mantengamos nuestros corazones abiertos para recibir cualquier palabra que Dios nos quiera entregar. Nunca debemos pensar que hemos llegado al nivel más elevado de relación con Dios. 2 Pedro 3:18 nos dice, “Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”. Y ahora quiero darles cuatro guías que nos ayudarán a sentir el llamado de Dios en nuestras vidas. Debemos responder humildemente a la voluntad de Dios, al escuchar la voz de Dios en la noche, el joven Samuel respondió, “Habla Señor pues tu siervo oye”, eso significa “Dime Señor tu voluntad, porque estoy listo para hacerla”, no podemos dar mejor respuesta que esa, debemos recibir sin reservas la palabra de Dios. El Señor tenía un mensaje para Samuel, el joven lo tuvo que recibir con dificultad. Dios le dio palabra de Juicio sobre la casa de Elí, el mismo hombre que le había criado, pero no tenemos que escoger concerniente a la palabra de Dios, sólo podemos recibir lo que Él nos da, ni más ni menos. Cuando Dios ha hablado, el hombre no tiene más que decir, debemos recibir la palabra de Dios. Debemos declarar con valor lo que Dios ha dicho. Al día siguiente, Elí le preguntó a Samuel, qué le había dicho Dios y Samuel se lo manifestó todo sin encubrirle nada. Esto le debe haber sido difícil a Samuel, pero como dice el profeta Amós en su capítulo 3:8, “Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizara?”. El mensajero de Dios únicamente tiene que hablar lo que Dios ha dicho y decirlo todo, eso será suficiente. Debemos reconocer respetuosamente, a aquellos a quienes Dios ha llamado. No debemos promover ni quitarle al mensajero de Dios, sólo debemos reconocerle como mensajero de Dios y recibir la palabra que tiene que darnos, ¿Quieres lo mejor para tu vida? Entonces ponte a la orden de la voluntad de Dios; a quien Dios escoge, lo llama; a quien Él llama, lo califica; a quien califica, lo usa y a quien usa, lo bendice. Si Dios te llama a ti, ponte a sus órdenes y haz con gozo lo que Él te pide. Si le eres fiel, te regocijarás al oírle decir “bien hecho, hijo mío”, esa es la meta y la marca de una vida victoriosa. Y ahora vamos a orar. Padre, gracias te damos por tu gran amor. Gracias por hombres como Samuel, quienes estuvieron dispuestos a servirte, sin importarles el costo. Ayúdanos a ser como tales siervos, te lo pedimos en el nombre de Cristo Jesús, Amén.
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