Escritura
Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
El texto comienza diciendo “mirad y guardaos de toda avaricia” este es un llamado a estar en guardia, así como un soldado que vigila su cuartel en la noche está atento ante el ataque del enemigo, de la misma forma Jesús quiere que cada uno de nosotros esté atento ante cualquier indicio de avaricia que puede destruir nuestra vida. ¿Qué es la avaricia? Es el afán de poseer muchas riquezas con el solo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie. literalmente significa la sed de tener más. Imagínense a un hombre que está naufragando en medio del océano y ante al calor intenso toma agua salada para saciarse, nunca calmará su sed, sino por el contrario la sal le producirá más sed y con el tiempo acabará matándolo. así actúa la avaricia en nuestras vidas. ¿Por qué debemos guardarnos de la avaricia? La respuesta es muy sencilla y el texto lo dice “porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de bienes que posee” el sentido, la meta y el propósito de nuestra vida no se resume en simplemente llenarnos de cosas materiales. La sociedad en la que vivimos mide el éxito en base a las riquezas y recursos económicos que poseemos, esta puede ser la forma como el mundo evalúa al hombre, sin embargo, no es como Dios lo hace. Ejemplo de ello tenemos una historia que conto Jesús «Un hombre rico tenía un campo fértil que producía buenas cosechas. De pronto se dijo a sí mismo: “¿Qué debo hacer? No tengo lugar para almacenar todas mis cosechas”. Entonces pensó: “Ya sé. Tiraré abajo mis graneros y construiré unos más grandes. Así tendré lugar suficiente para almacenar todo mi trigo y mis otros bienes. Luego me pondré cómodo y me diré a mí mismo: ‘Amigo mío, tienes almacenado para muchos años. ¡Relájate! ¡Come y bebe y diviértete!’”. Pero Dios le dijo: “¡Necio! Vas a morir esta misma noche. ¿Y quién se quedará con todo aquello por lo que has trabajado?” Este hombre creía que el fin de la vida era acumular riquezas para sí mismo, así que invirtió cada segundo de su vida en ese propósito, seguramente descuido muchas cosas importantes, pero eso no importaba, este hombre quería llegar a los más alto. Estoy seguro de que si este hombre viviría en nuestros días su foto estaría en todos los periódicos y revistas famosas alabando su éxito en las finanzas, estoy seguro que si este hombre viviría en nuestros días sería un hombre muy famoso e importante, un hombre del cual los cineastas harían muchas películas, los escritores escribirían muchas historias y los jovencitos lo verían como el modelo perfecto a seguir. delante de todo el mundo este hombre era toda una maravilla, sin embargo, delante de Dios solo era un hombre necio, la palabra necio es sinónima de tonto, estúpido, vacío, ignorante y torpe. ¿Por qué Dios lo llama así? porque tuvo tiempo para todo, menos para lo más importante. Descuido la salvación de su alma por una vida totalmente egoísta. No pasa lo mismo hoy en día, cuantos hay por el mundo que cuanto uno le invita a la iglesia a escuchar la palabra de Dios te dicen “no tengo tiempo” “otro día será” y cuando les preguntas ¿Por qué no puedes venir? Te responden “es que tengo que trabajar, es que tengo que estudiar una maestría, es que tengo que salir con mi familia, es que tengo que lavar mi ropa.” Hay tiempo para todo, menos para escuchar la voz de Dios. La riqueza es astuta y mentirosa, promete al hombre felicidad, esperanza y satisfacción, por tal motivo el hombre se afana y dedica horas, días y los mejores años de su vida para conseguirlo, sin embargo, al final se da cuenta que aquello que tanto buscaba no puede darle satisfacción, ni llenar su corazón vacío. Solo Dios puede hacerlo, solo Dios puede darte felicidad, satisfacción y esperanza. Quien tiene a Dios en la vida tiene todo lo que es necesario tener. Si no tienes a Dios en tu vida a causa de lo material porque no haces la oración que A. W. Tozer hizo un día “padre ansió conocerte, pero mi cobarde corazón teme dejar a un lado sus juguetes, no puedo deshacerme de ellos sin sangrar interiormente, y no trato de ocultarte el terror que eso me produce, vengo a ti temblando pero vengo, te ruego que arranques de mi corazón todo lo que ha sido parte de mi vida para que tú puedas entrar y hacer tu morada en mí, sin que ningún rival se te oponga, entonces harás que tu estrado sea gloriosos y no será necesario que el sol derrame sus rayos de luz dentro de mi corazón, porque tú mismo serás mi luz y no habrá más noche en mí, te lo imploro en el nombre de Jesús. Amén. Dios los bendiga. Corpun Unum.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)