Escritura
El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano.
El texto comienza diciendo “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo” este es un principio básico y sencillo que todo hombre debe de aprender. Si anhelamos tener amigos, primero que nada, debemos de esforzarnos por ser buenos amigos de los demás. Muchas veces queremos que la gente sea buena con nosotros, pero no estamos dispuestos a ser buenos con los demás y así no funciona. Recuerdo hace algunos años tenía un buen amigo en Santa Cruz Bolivia, siempre lo veía siendo generoso con los demás, si alguien no tenía para comprar su cena o para pagar su pasaje, él estaba listo para suplir esas necesidades. Un día le pregunte del porque actuaba de esa forma, y él me respondió lo siguiente: “hermano yo creo que si soy bueno con las personas un día cuando más lo necesite ellas serán buenos conmigo. Eso es lo que enseña este principio. Forjar una amistad sincera no es una tarea fácil, requiere tiempo, esfuerzo y dedicación, sin embargo, una vez hallemos un amigo verdadero esta relación será de por vida, tendremos a alguien que estará con nosotros en momentos de suma alegría, así como en momentos de profundo dolor. Tendremos a alguien cuyo amor hacia nosotros será tan profundo que bien pudiera sobrepasar al amor de nuestros hermanos de sangre. Esta pequeña historia relata muy bien los beneficios de tener un buen amigo. “De los hornos de la guerra brotan muchas historias reales de amistad hasta el sacrificio. Uno de esos relatos cuenta de dos amigos en la Primera Guerra Mundial, que eran inseparables. Se enlistaron juntos, fueron juntos al entrenamiento, juntos se embarcaron al extranjero, y lucharon lado a lado en las trincheras. Durante un ataque, uno de ellos quedó mortalmente herido en un campo lleno de obstáculos de alambre de púas, y no pudo arrastrarse para volver a su trinchera. Toda el área estaba bajo un intenso fuego enemigo, y era suicida tratar de llegar a él. Sin embargo, su amigo decidió intentarlo. Pero antes de que pudiera salir su trinchera, el sargento lo detuvo y le ordenó que no fuera. “Es demasiado tarde. No le harás ningún bien, y todo lo que conseguirás es que te maten.” Pocos minutos más tarde, el oficial se dedicó a otra cosa, y al instante el hombre se había ido a buscar a su amigo. Algunos minutos más tarde regresó a tropezones, mortalmente herido, con su amigo, ya muerto, en sus brazos. El sargento se enfureció y a la vez quedó profundamente conmovido. “Qué desperdicio,” dijo. “Él está muerto y tú estás muriéndote. Simplemente no valía la pena.” Casi con su último aliento, el moribundo respondió: “Ah, sí, lo fue, sargento. Cuando llegué a él, lo único que alcanzó a decir fue: ‘¡Sabía que vendrías, Jaime!” Una de las características de un verdadero amigo es que estará allí cuando nadie más lo esté, es que se interesará en ti cuando nadie más lo haga y es que vera en ti algo precioso cuanto nadie más lo vea. Un amigo es alguien que te extiende la mano, que te brinda una sonrisa de ánimo y una mirada de comprensión, es alguien que se une a ti en el dolor y siempre te dice: aquí estoy. ¿deseas tener esa clase de amigos? Pues comienza siendo uno. Dios los bendiga. Corpus Unum.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)