1 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, 2 y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste. 3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. 4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; Mas aún veré tu santo templo. 5 Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; El alga se enredó a mi cabeza. 6 Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. 7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. 8 Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. 9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. 10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.

Hemos visto en las lecciones anteriores, acerca de un Dios que da oportunidades para buscarle, entendiendo el tema que los seres humanos se equivocan, a veces no buscan o no quieren obedecer la voluntad de Dios y reciben grandes lecciones en su vida, muchas de ellas plasmados en la Biblia, para que aprendamos de sus errores para aprender de sus experiencias para evitarlos,  solo por su amor y fidelidad es que podemos recibir oportunidades, ahora, ¿cuál debe ser nuestra actitud y respuesta al recibir una nueva oportunidad de parte de Dios? En el caso de Jonás tuvo que reconocer a Dios en nuestra vida, cuando no podía más, Dios respondió a Jonás en su momento mas depresivo de su vida, y aprendió a ser agradecido y alabarle por que Dios es fiel, porque Dios no nos paga conforme a lo que merecemos, también debemos darle la prioridad a Dios en nuestras vidas, ya que cuando estamos dispuestos a  obedecer a Dios va a cambiar nuestra agenda, y nos va a llamar para su propósito, Que Dios nos ayude a vivir para su propósito y no para nuestros deseos egoístas.