Escritura
En Mateo 3:17, encontramos las palabras: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Con estas palabras, Dios el Padre aseguró a Jesús de Nazaret, de la elación mutua que había entre ellos. Él quería que todos los hombres supieran que había una relación especial, entre Jesús y Él. De hecho Dios deseaba que Jesús tuviera un testimonio de su relación personal con Él. Y esto nos trae al quinto estudio de una serie de mensajes sobre ser como Jesús. Si quieres ser como Jesús, tienes que ser un hijo de Dios. Quiero aclarar algo muy importante antes de continuar, la relación de Jesús con Dios como hijo, es algo singular y muy especial. Ninguna otra persona podrá llegar a ser hijo en esa misma manera. Jesús es el unigénito del Padre. Jesucristo vivió mucho tiempo antes de su nacimiento, Él siempre ha sido Dios, aún antes de existir los tiempos; siempre será Dios por toda la eternidad. En Apocalipsis 1:8, Jesús dice que “el es el alfa y omega, principio y fin, el que es y que era, y que ha de venir, el todopoderoso”. Según Hebreos 13:8, Jesús es, “el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Eso no se puede decir de ningún hombre mortal; sólo se puede decir de Jesús. El Hijo unigénito de Dios.
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