Copyright 2016-2019 Lifeword
Obreros De Dios
Salvos Para Servicio
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on May 24, 2022
May 18, 2022
Duración:
00:14:35 Minutes
Vistas:
35

Escritura

Efesios 1:12; Efesios 2:10.

A fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. Efesios 1:12 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10

¡Qué bueno es saber que podemos ser salvos del pecar! Es maravilloso saber que uno es libre del pecado y que ha sido aceptado como un hijo delante de Dios, nuestro Padre Celestial. Te digo que no hay mayor gozo que este. Pero la salvación es más que el alivio de una conciencia culpable. Es más que el gozo que se siente por haber sido aceptado delante de Dios. Mayormente nosotros pensamos en lo que la salvación ha hecho por nosotros, pero la Biblia nos señala otro aspecto que viene como resultado de las consecuencias de la salvación.   Quiero que miremos que la Biblia enseña que nosotros somos salvos para servir a Dios. Esta verdad es enseñada con gran énfasis en las Escrituras. Efesios 1:12 declara que el propósito de nuestra salvación es para alabanza de su gloria. Nosotros somos salvos para servir a Dios, y así traer gloria a su nombre. Tenemos que comprender la diferencia entre el hecho de que somos salvos para servir a Dios, y no por servir a Dios. La salvación viene primero, después el servir. La salvación siempre precede al servicio cristiano. Dios ha declarado que su propósito en salvarnos es para que podamos servirle. Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Aquí hay varias cosas que debemos tomar en cuenta. Notemos que Dios nos ha hecho cristianos “porque somos hechura suya”, dice el versículo. Notemos que Dios también, nos ha hecho nuevos en Cristo Jesús; el versículo dice que somos creados en Cristo Jesús. Notemos que Dios tiene propuesto una vida de servicio, en relación a nuestra salvación, porque somos creados para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Ahora, creo que esto es suficiente evidencia, de que somos salvos para servir. Dios hizo que la salvación hiciera posible una vida de servicio. 2 Corintios 5:15, nos declara de la siguiente manera, dice, y está hablando de Cristo: “Por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. Los que hemos sido salvos, no vivimos para nosotros mismos, sino que vivimos para hacer la voluntad de aquel quien murió por nosotros y quien resucitó; somos salvos para servir a Dios. Si tú eres mi hermano o hermana en Cristo, sabes de lo que estoy hablando. Escúchame: ¿Sabes el deseo que sentimos de servir a Dios? Pues Filipenses 2:13 nos explica por qué tenemos ese deseo, dice: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Es Dios quien pone este deseo en nosotros. También tenemos que saber que nosotros tenemos un ejemplo para ayudarnos en servir a Dios. Jesucristo nos dio un ejemplo de humildad, un ejemplo de servir para que nosotros siguiéramos en sus pisadas. Escuchemos las palabras del Maestro, en Mateo 20:26-28, “Mas entre vosotros no será así, dijo Jesús, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Jesús dijo a sus discípulos en otra ocasión, en Lucas 22:27, “Porque, ¿cuál es el mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve”. Si quieres saber cómo es que servimos a Dios, es por medio de servir a otros en el nombre de Él. No hubo tarea demasiada baja para Jesús. El maestro aún lavó los pies de sus discípulos, y esto era trabajo del siervo más insignificante en los tiempos de Él. Al terminar esta tarea, Jesús dijo las siguientes palabras: “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. Si sabéis estas cosas, bienaventurado seréis si las hicieres”. El cristiano nunca alcanzará las alturas, si no está dispuesto a humillarse en servicio, así como lo hizo el Maestro Divino. La misma naturaleza de nuestra salvación, nos hace que vivamos una vida de servicio. La muerte y resurrección de Cristo, obtuvo redención para el pecador. No sólo fue comprado el alma de uno en el acto de redención, sino el ser completo del quien acepta a Cristo como Salvador. 1 Corintios 6:20 dice: “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. La obra redentora ha conquistado y comprado todo nuestro ser para el servicio de Él. Nuestro cuerpo, alma y espíritu, que incluye nuestra mente, nuestras emociones y nuestra voluntad, han sido comprados para servicio a Dios. Todo nuestro ser, debe estar activo en hacer la voluntad del Padre, aquí en la tierra. Romanos 6:12 y 13 dice: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. Romanos 6:22 dice: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”. Quiero que comprendamos también, que la manera en que probamos que somos salvos, es por medio de servir a Dios. Una vida de servicio cristiano es evidencia de que uno ha sido salvo de verdad. Santiago trata detalladamente este asunto en sus escritos. Santiago 2:17 y 18, dice: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerte en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”. ¿Cómo puede uno mostrar su fe en Dios, si no es por medio de obras? No puede. Nosotros ejercemos fe en Dios, y eso nos trae la salvación. Expresamos nuestra fe por medio de obras, y es así como mostramos la realidad de la profesión que hemos hecho. Si queremos que las personas se den cuenta de que pertenecemos a Dios, en Cristo Jesús. Tenemos que vivir una vida santa, haciendo obras de amor que demuestren el interés y preocupación que sentimos para la gente. Esta vida es diferente a la vida expuesta por las demás personas. Y es así como la gente se da cuenta, de que hemos estado con Jesús. Dios brinda su ayuda al hijo quien está dispuesto a servir a las personas en su nombre. Es así como servimos a Dios; servimos a Dios, cuando servimos a la gente. Marcos 16:20, nos relata lo siguiente, concerniente a los primeros discípulos de Jesús: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían”. El siervo de Dios puede esperar que el Señor confirme su palabra, cuando ella es compartida con otros. 1 Corintios 3:9, dice: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios”. 2 Corintios 6:1, dice: “Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios”. Si tuviera que contestar a la pregunta: ¿Para qué somos salvos? Tendría que dar la respuesta bíblica de Efesios 1:12, “somos salvos para glorificar a Dios”. Así que, si hemos recibido en verdad a Jesús, habrá evidencia de ellos en nuestra vida, porque el verdadero creyente va a servir a Dios. Todo creyente debe estar involucrado en servir a Dios; ese es el propósito de Dios para nuestra existencia. El fallar en servir, sería echar a perder la gran meta de nuestra salvación, pues repito, somos salvos para servir. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por la salvación y por la oportunidad de servirte. Señor, de veras me duele ver a tantos hermanos, quienes dicen que han conocido tu perdón, pero quienes no levantan ni un dedo para ayudar en avanzar tu Reino, aquí en la tierra. Perdónales, Padre, y dales el ánimo que necesitan para glorificar tu santo nombre. Ayúdanos a todos, porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

Otros archivos en esta serie