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Obreros De Dios
Rendir Cuenta De Servicio
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on May 25, 2022
May 18, 2022
Duración:
00:14:35 Minutes
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Escritura

Romanos 14:12; 1 Corintios 3:10-15.

De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:12 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. 1 Corintios 3:10-15

Hay algo en la Biblia, que debiera hacernos pensar bien en lo que hacemos. Se trata de nuestra responsabilidad para con Dios. Romanos 14:12, dice: “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. Quiero decirte que cada uno de nosotros somos responsables delante de Dios, tenemos que rendir cuentas a Dios. Tenemos que rendir cuenta de nuestra cualidad y consistencia en su servicio. No sólo uno tiene que rendir cuentas, sino que todos tenemos que hacerlo. Nadie se escapa, nadie está exento. Cada uno tenemos que dar cuenta de nosotros mismos. No vamos a reportar lo que otro ha hecho, no somos responsables por lo que hacen otros, pero sí rendiremos cuenta de nuestro propio servicio a Dios. ¿A quién tendremos que rendir cuentas? Pues a Dios mismo, y ningún juez terrenal estará ahí para aprobar o desaprobar. Ninguna ley del hombre nos justificará, ni nos condenará. Dios mismo nos juzgará, de acuerdo a los principios que se encuentran en las Escrituras Santas. Este asunto podrá ser doloroso para la mayoría de las personas hoy día. Pero no lo es para aquella persona que sirve a Dios y practica la verdad. Esa persona se acercará a Dios para oír las palabras: “Bien hecho, fiel, y buen siervo”.   Nos guste o no, esta sentencia es segura. Algún día a cada uno de nosotros daremos cuenta de nosotros mismos delante de Dios. Escucha nuevamente el versículo: “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. Al hacer un repaso de esta serie de estudio, nos acordaremos de haber visto: “No somos salvos porque servimos a Dios, porque la salvación es por gracia, por medio de fe, y que somos salvos para servir a Dios y le servimos fuera de agradecimiento por la salvación que nos ha dado”. Y también, que daremos cuenta a Dios por la cualidad de servicio que rendimos como cristianos. Esta responsabilidad, tomará en consideración lo que hemos hecho, el por qué lo hicimos, y para quién lo hicimos. Quiero decirles que Jesús contó muchas parábolas que expresan las cosas para las cuales seremos responsables delante de Dios. Y una de estas parábolas se encuentra en Mateo 25:14-29, “Jesús dijo que el reino de los cielos es como un hombre que, yendo lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. Cada hombre recibió una cantidad diferente y fue puesto en un área diferente para servir a su señor. Al pasar el tiempo el señor regresó de su viaje, y pidió que sus siervos le dieran un reporte de lo que habían hecho con lo que él les había dado. Dos de los siervos habían sido fieles en invertir sabiamente las riquezas del señor, y habían doblado lo que se les había dado. Pero el tercer siervo no había hecho nada con lo que su señor había dejado a su cargo. Jesús dijo que sus siervos fieles serían recompensados, pero que los infieles serían castigados”. Ahora, esta parábola habla elocuentemente de nuestra responsabilidad de Dios, en ser buenos siervos de lo que Él nos ha dado. Nosotros somos sus mayordomos, y nuestra mayordomía incluye tres cosas. Primero, incluye lo que tenemos, y que eso que tenemos, en realidad no es nuestros, sino que le pertenece a Dios. En segundo lugar, somos responsables por el uso de lo que tenemos, somos responsables a Dios. Y, en tercer lugar, algún día nos enfrentaremos a Dios, y daremos cuenta de todo lo que Él ha puesto a nuestro cuido. Eso es lo que nos está enseñando Romanos 14:12, al decirnos: “De manera que cada uno de nosotros dará cuenta de sí”. El apóstol Pablo nos da una descripción gráfica de ese día solemne, cuando el cristiano se presentará delante de su Señor, en 1 Corintios 3:10-15, escucha lo que dice: “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno miré cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la aprobará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”. Piensa un poco en este cuadro. Pablo está comparando la vida del cristiano, con un edificio que está en construcción. Los materiales que construyen el edificio son las obras que unos hacen. Pueden ser buenas, indicado por el oro, la plata y las piedras preciosas. O también podrían ser materiales inútiles, material inservible, indicado por la madera, el heno y la hojarasca. Pero el día viene cuando estos materiales serán puestos a prueba. Pablo usa el término fuego, y dice que los materiales de la vida de uno pasarán por fuego. Ahora, cuando el oro, plata y piedras preciosas pasan, saldrán sin daño alguno. Pero cuando la madera, heno y hojarasca pasen por el fuego, serán consumidas. Por eso es que Pablo nos amonesta que cada hecho, actitud y palabra que decimos, será puesto a prueba. Lo que es bueno y honesto seguirá en pie, mientras que lo malo será destruido. Quiero hacer énfasis en el hecho de que Pablo aquí no está hablando de la salvación en este pasaje. Este juicio no es para determinar el destino o el paradero de uno. El versículo 15, declara que habrá personas cuyas obras serán quemadas, y que sufrirán pérdidas, aunque ellos mismos serán salvos. En esos versículos estamos hablando de recompensas para los que sirven fielmente al Señor. Debemos acordarnos de que vamos a dar cuenta a Dios. Todos los creyentes nos presentaremos ante el tribunal de Cristo. 2 Corintios 5:10, dice: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” Cada persona salva tendrá parte en ese día. Con razón Juan nos amonesta, en 1 Juan 2:28, a permanecer en Cristo para cuando se manifieste, tengamos confianza para que su venida no nos alejemos de Él avergonzados. El día del tribunal de Cristo, será un día de justicia. Hebreos 6:10 nos dice que: “Dios no es injusto para olvidar nuestra obra y el trabajo de amor que hemos mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”. Cada buena obra será reconocida y recompensada. Cada creyente necesita asegurarse de hacer las obras que Dios ha preparado para nosotros, y hacer esas obras con un corazón puro. Ojalá hayas quedado claro en cuanto la Biblia enseña, referente a la salvación y recompensas. Nos enseña que no podemos ser salvos a base de servicios que nosotros rendimos, porque la salvación es por gracia, por medio de la fe, y no tiene nada que ver con obras, que nosotros como humanos podamos hacer. Pero al mismo tiempo, la Biblia nos enseña que somos salvos para rendir un servicio al hombre, en el nombre de Dios. Por lo tanto, la vida del cristiano debe ser marcada por el servicio. Sirviendo a Dios, por medio de servir a la humanidad, en el nombre de Él. Algún día, nos presentaremos delante de Dios, para rendir cuenta de todo lo que hemos hecho. Ojalá no despreciemos ninguna oportunidad que Él nos ha dado para servirle. Debemos ser fieles a su obra. Para terminar, quiero que leas conmigo 1 Corintios 15:58, dice: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. Vamos a orar. Padre, reconocemos que Tú nos has salvado con un propósito, el cual es servirte aquí en la tierra, trayendo honra y gloria a tu Santo nombre. Perdónanos por olvidarnos de esta verdad, y recuérdanos cada día de nuestro deber. Porque te lo pedimos, en el nombre de Jesús. Amén.

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