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Riquezas en Cristo
La Doctrina De La Salvación
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on May 10, 2022
May 09, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
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Escritura

Efesios 2:1-10

Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:1-10

Efesios capítulo 2, es uno de los pasajes más bellos de toda la Biblia. Comienza con una descripción de nuestra arruinada condición, debido al pecado que hay en nosotros, continúa con una declaración de cómo Dios nos salva de nuestra triste condición a base de su gracia, y no debido a nuestras obras. Y concluye con una afirmación de la unidad que hay entre nosotros, cuando estamos en Cristo. Todo el Evangelio de la salvación y de la santificación es resumido en este pasaje tan interesante. Hoy quiero que vayas conmigo al libro de Efesios, capítulo 2, y vamos a estudiar los versículos 1 al 10.   Quiero que notemos en primer lugar, la descripción que los versículos 1 al 3, nos da de la persona que se encuentra sin Cristo. Leamos: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos, en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. Fíjate en la condición de los que se encuentran sin Jesús. Están muertos en sus delitos y en pecado. Siguen la corriente de este mundo. Viven controlados por el príncipe de la potestad del aire, y viven para hacer la voluntad de la carne y los pensamientos; con razón la Biblia los llama hijos de ira, por naturaleza. Conste que no estamos hablando de los hombres más perversos que existen en el mundo. Estamos hablando de la condición de todos los hombres que se encuentran sin Cristo. Quiero decirte que esa fue la descripción de mi persona antes de conocer a Jesús. Es la descripción de todo hombre que no tiene a Cristo en su corazón. Lo que el texto hace es darnos la razón explícita del porqué de la salvación, el hombre está totalmente perdido. Y sólo Dios podría intervenir a su favor para salvarle. La triste condición del hombre muestra la necesidad de una salvación que sólo Dios puede dar. Los tres versículos que acabamos de leer, también nos señalan la razón por la cual la salvación sólo puede ser por la gracia de Dios. Acaso una persona en la condición que acabamos de leer podría producir suficientes buenas obras para poder merecer la vida eterna, y ser aceptado como justo en los ojos de Dios. ¡Claro que no! Nunca. El hombre está sin esperanza fuera de la gracia de Dios. El único remedio que tiene es, que Dios le extienda la mano para salvarle, no tomando en cuenta sus pecados. Y eso es precisamente lo que Dios hace cuando la persona acepta el sacrificio que Jesús hizo por él, en la Cruz del Calvario. Dios envió a Jesús con ese fin, con el fin de que el hombre pudiera ser salvo. Pero fuera de ese camino, no hay salvación. Leamos ahora los versículos 4 y 5: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia soy salvos)”. En esos dos versículos tenemos mención de tres cosas, que son la base de nuestra salvación por gracia. En primer lugar, tenemos la misericordia de Dios. Su misericordia es lo que nos provee salvación por gracia. Nuestro texto dice que Dios es rico en misericordia. Dios no desea que ningún hombre perezca. Según 2 Pedro 3:9, Dios desea que todos los hombres vengan al arrepentimiento. Misericordia es una manifestación externa de lástima. Es simpatía en acción. A Dios le duele ver al hombre en su triste estado. Se le quiebra el corazón cuando el hombre desprecia a su Hijo y la salvación que Él ha provisto. Dios mira nuestra necesidad, le da pesar, y debido a ese pesar, Él ha hecho una manera en que nosotros podemos escapar. Nosotros no merecemos la ayuda de Dios. Si eres sincero conmigo, tendrías que decir que nosotros realmente merecemos ir al infierno, pero Dios no quiere esto para nosotros, y en su misericordia nos ha lanzado el salvavidas de la salvación, para que no nos ahoguemos en nuestros pecados. Él se alegra en gran manera cuando nosotros aceptamos su ayuda, nos arrepentimos de nuestros pecados y recibimos a su Hijo como nuestro Salvador. En segundo lugar, tenemos el amor de Dios que nos provee salvación por gracia. Su salvación viene debido al gran amor que nos tiene. Cuando me pongo a explicarte el amor de Dios, realmente me es imposible, porque no tengo palabras con qué describir su amor; es algo incomprensible. El santo amor de Dios es más que una emoción; es más que buena voluntad; es más que afecto. Es algo que no podemos comprender, porque, aunque nosotros escupimos en su rostro, le somos desobedientes, no aceptamos su Palabra y somos todo lo contrario a lo que Él es, Él todavía nos ama de tal forma, que estuvo dispuesto a dar lo más precioso para Él, su Unigénito Hijo, a quien envió a morir injustamente en sacrificio, para que tú y yo, pudiéramos ser sus hijos. Eso sí es amor. En tercer lugar, tenemos la gracia de Dios. Tres veces, en el capítulo 2, Pablo testifica que: “La salvación es por gracia”. En el versículo 5, él dice: “Por gracia sois salvos”. En el versículo 7, él menciona: “Las riquezas de su gracia”. En el versículo 8, él repite que: “Porque por gracia sois salvos”. Si esta frase es repetida tres veces consecutivas, debe ser porque Dios nos quiere dar a entender algo. Aparentemente, Él quiere que entendamos que somos salvos por su gracia, y no por ninguna otra cosa. Quiero decirte, mi amigo, que somos salvos únicamente, cuando aceptamos la gracia de Dios, por medio de ejercer fe, en la persona de Cristo Jesús, a quien Dios, en su gracia, envió para morir por nosotros, para pagar la deuda de nuestros pecados pasados, presentes y futuros. Y cuando nosotros aceptamos esta verdad, somos justificados, y nuestros pecados son borrados en la sangre de Cristo. Si observamos nuevamente nuestro texto, encontraremos que nuestra salvación depende totalmente de la misericordia de Dios, el amor de Dios y la gracia de Dios. Él nos ama, mi amigo: Jesucristo vino para salvarnos. Efesios 2:1-10 nos da una lista de tres grandes bendiciones que recibimos debido a la salvación por gracia. Dos veces nuestro texto nos menciona el término vida: en el versículo 1 y en versículo 5. Una vez menciona el hecho de que somos resucitados; lo que nos quiere dar a entender es que somos resucitados de la muerte. Muerte espiritual, significa que uno está separado de Dios; vida espiritual, significa que uno es unido a Dios. La vida que Dios da a aquellos quienes vienen con fe a Jesús, es vida eterna. Es la misma vida de Dios mismo, quien vive en el cuerpo mortal del creyente. Además de la bendición de vida, encontramos también la bendición de compañerismo o comunión. Nuestro texto nos enseña que Dios nos ha hecho sentar en los lugares celestiales con Cristo. Este compañerismo que gozamos los creyentes en Cristo tiene dos fases. En primer lugar, hay un compañerismo entre nosotros y nuestro Dios. Y, en segundo lugar, hay un compañerismo especial entre nosotros y los demás creyentes. El deseo de 1 Juan 1:3, es que “todos tengamos comunión los unos con los otros” y esta comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. La tercera bendición que recibimos es la bendición de servicio. Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. No me comiences a decir que me tienes lástima porque yo tengo que pasar mi tiempo hablando de Cristo, alabando a Dios y dedicándome a su servicio. No me tengas lástima amigo, porque yo estoy alegre en lo que hago. Servir a Dios no es una carga para mí, es un privilegio. Yo sirvo a Dios, yo no soy esclavo a mi carne, al Diablo, ni al pensamiento del mundo. No, no me tengas lástima. Todo lo contrario, yo amo a Dios, Yo quiero servirle, y si tú estás sirviendo a Dios, sabes de lo que te estoy hablando. Llegamos a la conclusión de nuestro estudio de hoy. Hemos visto que la salvación es por gracia. Hemos visto que es así, por que el hombre, por bueno que fuera, no merece la vida, no puede salvarse a sí mismo. Hemos hablado de la misericordia, amor y gracia de Dios. Y hemos visto tres bendiciones que recibimos por aceptar la salvación de la gracia de Dios. Recibimos vida, compañerismo y el privilegio de servir. Vamos a orar. Padre, en estos momentos sólo quiero darte gracias por la salvación, gracias por tenernos misericordia. Te agradezco en el nombre de Jesús. Amén.

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