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Riquezas en Cristo
La Doctrina De Cristo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on May 09, 2022
May 09, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
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Escritura

Efesios 1:19; Mateo 1:21

y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza. Efesios 1:19 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Mateo 1:21

¿Sabes cuál ha sido la expresión más grande del poder de Dios? No fue en el momento de la creación, ni tampoco, en el preservar al universo.  Tampoco es en la salvación del pecador. La exhibición más grande del poder de Dios fue en la resurrección y exaltación de Cristo Jesús.   Pablo nos habla del poder de Dios, en Efesios 1:19, usando palabras como: la supereminente grandeza de su poder, y la operación del poder de su fuerza. Pablo sigue hablando de cómo el poder de Dios fue manifestado en Cristo, al resucitarle de los muertos, y sentarle a su diestra en los lugares celestiales, sometiendo todas las cosas bajo sus pies, y dándole por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia. Este pasaje no sólo es de interés para nosotros, debido a que demuestra el poder de nuestro Dios, sino también porque nos da un pequeño vistazo concerniente a la doctrina que se refiere a Cristo. ¿Quién es Cristo? ¿Qué ha hecho por nosotros? ¿Qué es lo que está haciendo en estos momentos? ¿Qué es lo que hará en el futuro? Y aunque la doctrina no está completa en este texto, hay suficiente revelación para retar nuestras mentes e inspirar a nuestros espíritus. Pensemos un poco en cuanto a lo que nos es revelado, en lo que acabamos de leer aquí en Efesios 1:19-23. Muchas personas no le dan gran importancia al nombre de Jesús. Aún muchos hermanos en la fe usan el nombre de nuestro Señor, sin darle el debido respeto. Sin embargo, yo quiero decirte, que los nombres que le damos a nuestro Salvador tienen gran importancia y mucho significado. Jesús, significa Salvador. Mateo 1:21 nos enseña que José debía darle el nombre de Jesús al Hijo de Dios, porque Él salvaría a su pueblo de sus pecados. Cristo, significa el Ungido. Fue llamado así, porque el Espíritu de Dios estaba sobre Él. Dios le había ungido y le había dado su Espíritu sin medida. Jesús fue ungido con el Espíritu para poder cumplir con su ministerio terrenal, y para darnos el ejemplo de lo que es una persona llena del Espíritu. Además de ser el Cristo de Dios, Jesús es el Mesías, prometido en el Antiguo Testamento. Esto fue una de las grandes confesiones hechas por los discípulos, en Mateo 16:16. Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Jesús de Nazaret es el Cristo, el ungido de Dios. Otra cosa de importancia en nuestro texto es que Dios le resucitó de los muertos. Su resurrección es prueba positiva de que Él es el Hijo de Dios con poder, como lo dice Romanos 1:4. Esto nos trae a la pregunta del por qué fue necesaria su resurrección. Jesús había muerto y había sido sepultado. Su muerte no solo era una injusticia cometida de parte de la humanidad, fue un asunto realmente más importante que eso. Jesús estaba poniendo su vida de parte de nosotros, pero con el propósito de volverla a tomar. ¿Por qué murió? La Biblia nos da la respuesta a esta pregunta en 1 Pedro 3:18, dice: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios”. Su muerte fue redentiva, pues Él pagó la pena de nuestros pecados. Su resurrección fue nuestra salvación, pues Cristo resucitó para ser Salvador de todos los que creen. Romanos 5:10 lo expresa de esta manera: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más estando reconciliados, seremos salvos por su vida”. Jesucristo resucitó sin tomar en importancia el hecho de que los poderes políticos habían sellado su tumba y puesto una guarda para asegurar que su cuerpo quedara en ese lugar. Él resucitó de la muerte sin darle importancia al fanatismo religioso, quienes decían que Él blasfemaba por llamar a Dios, Padre, y por predecir que Él resucitaría de la muerte. Jesús resucitó de la muerte sin tomar en cuenta el hecho de que sus discípulos habían perdido las esperanzas, cuando Él había muerto en la cruz. Él resucitó de la muerte sin importarle el hecho de que Satanás creía que por fin había vencido, y destruido a Jesús el Nazareno, y con Él, la esperanza del hombre.  Si, Jesús resucitó de la muerte, y con Él subió la esperanza y el ofrecimiento de la salvación a todos. Él resucitó porque Dios Padre, lo había planeado así, para la salvación de todos los que creen en Él, como único y suficiente Salvador. Quiero que notemos también, cómo Jesucristo es exaltado. Leamos los versículos 20 al 22, del capítulo 1 de Efesios. Nos enseña que “Dios ha exaltado a Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder, y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”. Al leer estos versículos tengo que confesar, que me dan ganas de ponerme de rodillas ahora mismo, para comenzar a adorarle. Nuestro texto me trae a memoria, otra cita bíblica que habla de la exaltación de Cristo. Lo encontramos en Filipenses 2:9-11, dice: “Por lo cual Dios también le exalto hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que, en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Quiero decirte que esto no es una descripción de lo que será, sino de lo que ya es. Jesús es el Ungido, Resucitado, Exaltado, Rey de Gloria, hasta su nombre está exaltado. Jesús significa: Salvador. Cristo significa: el Ungido. Emmanuel significa: Dios con nosotros. Hijo del hombre significa que Él es de quien nos hablaron los profetas. Hijo de Dios significa que Él tiene toda la deidad de Dios. Si, nuestro Señor es exaltado, y ¡Gloria a su santo nombre, sea el Señor Jesús exaltado! No sólo es exalto en nombre sino en posición. Marco 16:19 nos enseña que “Jesús fue recibido arriba en el cielo, y que se sentó a la diestra de Dios”. Hechos 5:31 dice: “A este Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador”. Y quiero que sepas que Jesús está en el cielo hoy mismo, ejerciendo su autoridad. ¿Y por qué puede ejercer autoridad? Porque Él, es exaltado también en poder. De hecho, la Biblia nos enseña que toda autoridad está sometida a Él. Por eso es que Él mismo nos dice en Mateo 28:18, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. Mi amigo no me tengas lástima a mí, porque soy un creyente. Quiero decirte que tengo un Salvador Todopoderoso, y no me avergüenzo de lo que soy, ni por un momento. Y conste que yo no cambiaría lugares con nadie; Jesús es todo para mí. Mi Salvador es el Rey de Reyes, y Señor de Señores. 1 Pedro 3:22 dice que: “Jesús, habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a Él están sujetos ángeles, autoridades y potestades”. No hay nada, ni nadie, que no tiene que sujetarse al poder de su autoridad. Colosenses 2:9 y 10 habla de mi Salvador, diciendo: “En el habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad”. Bueno, hemos llegado al final de nuestro estudio; lastima ¿Verdad? Hasta ahorita me estaba calentando, y ahora estoy listo a predicar, pero el tiempo se nos acabó. Efesios 1:20-23, nos da una buena descripción de la doctrina, referente a nuestro Salvador: “Él es el ungido de Dios; Él es Señor; Él es Todopoderoso”. Pero más preciso que todo eso, Él es mi Salvador y Señor. Él es mi Salvador, porque un día yo me arrepentí de mis pecados, le pedí perdón y le pedí que fuera mi Salvador. Puse toda mi confianza en Él. Y ¿sabes qué?, me perdonó y entró a mi corazón. Y tú puedes tenerle en tu corazón también; sólo tienes que pedirle perdón e invitarlo a entrar en tu corazón. Y eso es todo; si crees, serás salvo. Vamos a orar. Padre, qué precioso es hablar de Jesucristo; gracias por este privilegio. Tengo una petición muy especial Padre. Te suplico que hoy Tú toques el corazón de algún amigo que me escucha. Hazle comprender que sólo Jesús puede salvarle. Hazle ver la realidad de que este mundo no ofrece nada, sino destrucción. Tú ofreces vida eterna. Hazle comprender esto, Padre. Te lo pido en el nombre poderoso de Jesús. Amén.

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