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Riquezas en Cristo
La Doctrina De La Redención
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on May 04, 2022
May 02, 2022
Duración:
00:14:35 Minutes
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Escritura

Efesios 1:3-14; 1 Pedro 1:19-20

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. 11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. 13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. Efesios 1:3-14 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros. 1 Pedro 1:19-20

No sabemos cuándo, pero si sabemos que antes de la fundación del mundo, Dios estableció un plan, por medio del cual Él salvaría al hombre pecador, y le otorgaría sus bendiciones por medio de Cristo Jesús. A base de lo que propuso hacer, Él efectuó una manera de salvación para el pecador culpable, por medio de la muerte redentora, de su Hijo unigénito, quien nunca conoció pecado en su vida.   Efesios 1:3-14, aclara con sencillez lo que el Padre planeó en la eternidad, antes del tiempo, y lo que el Hijo obró a su tiempo. Según Efesios 1:7-12, “quiero señalarles a Jesús, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra, en Él así mismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo”. El texto que acabamos de leer es un resumen de la doctrina de la redención. Redención significa: comprar. Este término mayormente se usaba en referencia a la compra de un esclavo, con el fin de darle su libertad. Significa comprar por medio de pagar un precio, y comprar con el fin de darle su libertad. Todo esto está involucrado cuando decimos que Jesús es nuestro redentor. Significa que Jesús nos ha librado por medio de haber pagado el precio. No debemos pensar que nuestra salvación es únicamente algo que asegura que vamos a ir al cielo cuando muramos. Debemos pensar en nuestra condición antes de ser salvo y de lo que Jesús hizo para librarnos de esa condición; Él nos redimió. El precio que pagó Jesús no fue asunto fácil. Nuestro texto nos dice que tenemos redención por su sangre. No tenemos nuestra redención por buenas obras que nosotros podemos hacer, ni por pertenecer a un sistema religioso. Nuestra redención, según 1 Pedro 1:19-20, “fue comprado con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros”. Jesús cargó nuestros pecados en su propio cuerpo, mientras que murió en la cruz del calvario. Él sufrió, el justo por los injustos, para que nosotros pudiéramos ser salvos. Somos salvos hoy, por simplemente arrepentirnos de nuestros pecados poniendo toda nuestra confianza en la persona de Jesús. Pero el precio que tuvo que pagar Jesús para hacer que esto fuera posible, no fue fácil de pagar. Fue un precio muy costoso para Él. De hecho, el precio era tan caro, que sólo Dios lo podía pagar. Hebreos 9:22, nos enseña que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. Y en vista de que nuestro pecado fuera tan grande, sólo la sangre inocente del Hijo de Dios podría traer a efecto nuestra remisión. Y eso es exactamente lo que hizo Cristo en la cruz: derramó su sangre preciosa para que tú y yo pudiéramos tener salvación. La evidencia de la salvación viene por medio de la sangre derramada de Jesús, en la cual tenemos el perdón de pecado, por eso es que cantamos: “Qué me puede dar perdón, sólo de Jesús, la sangre. Y un nuevo corazón, sólo de Jesús, la sangre. Precioso es el raudal, que limpia todo mal, no hay otro manantial, sólo de Jesús, la sangre”. Si tienes la seguridad de perdón de pecados por medio de la fe en Cristo Jesús, entonces tienes prueba personal de que la redención es por medio de su sangre, y de que Jesús es el Salvador ungido de Dios, por quien el mundo ha estado esperando. Cuando decimos que Jesús nos perdonó, estamos diciendo que Él nos quitó la carga de nuestros pecados y la ha ido a depositar en una parte, donde nunca jamás tendremos que ver con ella, otra vez. Eso es lo que Dios hace con los pecados de aquel que recibe a Cristo como su Salvador. No es algo dudoso, es algo seguro. Cuando recibimos a Jesús, eso es lo que Dios hace, nos quita nuestros pecados y nos da salvación. No es una cosa de “tal vez lo hará”, es una seguridad. Lo hará, y tú lo sabrás. Nuestro perdón viene de acuerdo a las riquezas de su gracia. Debemos notar que el texto nos dice que Dios nos perdona debido a su gracia. Ni por causa de su gracia, sino de acuerdo a su gracia. En otras palabras, pudiéramos decir que Dios nos perdona en proporción a su gracia. Su gracia sobreabunda, así que su perdón, también sobreabunda. Romanos 5:20 dice: “Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. Esto es motivo de gran gozo pues tenemos que reconocer que cuando Dios nos perdona, nos perdona sin límites. Él nos perdona totalmente y libremente. El nos perdona todas nuestras transgresiones, pasadas, presentes y futuras. Esta obra redentiva de Jesús nos ha dado a conocer un misterio. Tenemos que acordarnos que, misterio en el Nuevo Testamento, no significa algo difícil de entender. Se refiere a algo que no era conocido en el pasado, pero que ahora es revelado claramente. Si deseas saber cuál es el misterio que nos es revelado en la obra redentiva de Cristo, sólo tenemos que leer el versículo 10 de nuestro texto. El misterio es el de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. Todo será juntado en Cristo Jesús, y ese es el misterio revelado. El día vendrá cuando Jesús será proclamado Rey de Reyes, y Señor de Señores. El día vendrá cuando Él reinará sobre todas las personas y sobre todas las cosas que existen. Esto es asegurado por el propósito eterno de Dios, y certificado por la muerte y resurrección. Todo esto sucederá cuando su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo. No como nosotros; Dios es capaz de hacer lo que se propone. Por eso es que yo puedo hablar con autoridad y seguridad porque, lo que Dios ha dicho, se hará. Por eso es que tengo seguridad de m salvación. Puedo decirte con plena confianza, que yo sé, que al morirme iré a estar con Cristo. Dios me lo ha prometido, y tú también puedes gozar de esa seguridad. Debemos reconocer que el propósito de Dios, en traernos salvación es para traernos bienestar y para su propia gloria. El versículo 12 de nuestro texto dice: “A fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo”. Yo pienso que este es el mayor propósito de nuestra salvación. Dios es alabado y nosotros recibimos gran provecho. Muchas veces, nosotros sólo pensamos en los beneficios personales que recibimos de la salvación. Nosotros pensamos en el perdón de nuestros pecados, el privilegio de la oración, la comunión con Dios, la unidad con los santos, la morada del Espíritu Santo en nosotros, y en muchas bendiciones más; pero también debemos observar a la salvación en relación a Dios. La salvación vindica su plan, cumple con su propósito, trae honra a su Hijo, exhibe su gracia y trae gloria a su santo Nombre. Quiero decirte que la salvación de pecadores es un asunto de gran importancia, no sólo en la tierra, sino que en el cielo también. La salvación está a la disposición del hombre, hoy día. Dios el Padre, así lo planeó. Dios el Hijo, pagó el precio. Dios el Espíritu Santo, nos llama al arrepentimiento y a la fe. Cada hombre debe asegurarse de que es salvo. Yo lo soy, y espero que tú también. Vamos a orar. Padre, te damos gracias por lo que hizo tu Hijo en redimirnos de nuestros pecados. Quién como Jesús, que en su perfección se humillara injustamente a morir en la cruz, derramando su preciosa sangre para pagar el precio de nuestra redención. No tengo palabras con qué expresar nuestra gratitud. Gracias Padre. En el nombre de Jesús. Amén.

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