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Huellas del Hombre de Dios
El Hombre De Dios Es Espiritual
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Abr 07, 2022
Abr 04, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

1 Pedro 2:11; 2 Timoteo 2:3

Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma. 1 Pedro 2:11 Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. 2 Timoteo 2:3

1 Pedro 2:11, nos dice: “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”. Esta apelación que nos hace el apóstol Pedro nos da la entrada a nuestro cuarto estudio marcas que nos ayudan a identificar a los verdaderos hombres de Dios. Ya hemos visto que el hombre de Dios debe ser salvo, entregado y santificado; hoy veremos que Dios requiere que sea un hombre espiritual. Hay muchas analogías en la Biblia para describir el camino del cristiano, el creyente hará un largo viaje a través de la vida en camino al cielo, luchará contra fuertes contrincantes, su vida será un camino hacia la meta y un campo de batalla en contra del enemigo; aunque extrañas que sean esas comparaciones, cada una sugiere un esfuerzo y un reto. Ambas comparaciones mencionan a un enemigo que no quiere que realicemos nuestra meta; ambos testifican de que la madurez cristiana no vendrá por accidente sino por una dura lucha, la analogía del campo de batalla ocurre varias veces en la Biblia; 2 Timoteo 2:3, nos menciona a un soldado que tiene que sufrir penalidades; Efesios 6:11-18, nos habla de la armadura que el soldado de Cristo debe llevar puesta para poder pararse firme en contra del diablo. En 2 Corintios 10:4, encontramos que el armamento del creyente no es carnal sino espiritual, fortalecido por el poder de Dios. 1 Corintios 15:57, habla de la victoria que el cristiano tiene en Cristo Jesús, sí, el cristiano está metido en una batalla espiritual, una batalla que se pone más caliente con el pasar de los años. Los oponentes del cristiano son 3: el mundo, la carne y el diablo. El diablo hace su obra por medio de lo llamativo del mundo y de acuerdo a las debilidades carnales individuales de cada creyente. Hace esto para que el cristiano no viva espiritualmente.   Con gran ternura, el apóstol Pedro, hace un llamado para santidad en la vida del cristiano: “Amados”, dice él: “Os ruego”. Estas palabras afectuosas son indicación del buen deseo que el apóstol tiene para el bienestar de sus hermanos en su corazón. Quiero decirte que yo he sido uno de aquellos quienes con mis palabras y mensajes he quitado la piel de varios colgándolos en la pared; he aprendido a que debo tener amor en mi ministerio, pues es el amor que motiva a las personas a seguir a Cristo. Alguien ha dicho sabiamente: “A las ovejas hay que darles de comer cada día, quitarles la lana cada año, y despellejarlas únicamente cuando están muertas”. El amor es la motivación apropiada para cualquier ministerio, si la munición de los predicadores es fuerte, se debe a la importancia de ello y no porque no te ama, el pastor quiere el bien para su rebaño, desea la alegría en santidad de su congregación, el enemigo de los que vivimos espiritualmente es nuestra carne y sus deseos; los deseos carnales son un problema para toda persona, esos deseos saltan de la depravidad que hay en nuestra naturaleza humana, esos deseos buscan satisfacción, pero nunca se satisfacen. Esos deseos demandan que el verdadero hombre de Dios luche fuertemente, los deseos de la carne tienen el mal hábito de siempre buscar gratificación, uno los puede satisfacer hoy, pero ya sabe que mañana van a querer más, uno los satisface una vez hoy y mañana quieren ser satisfechos dos veces, nunca se satisfacen, y los deseos de la carne siempre van contrarios a la salud espiritual de nosotros, el cristiano no ha nacido para ser siervo de sus deseos carnales, sino para servir a la voluntad de su espíritu, las pasiones nunca deben ser excitadas a parte del control de la voluntad y el razonar de uno, las pasiones solo deben ser permitidas únicamente cuando son la respuesta apropiada a una necesidad válida, las pasiones deben ser detenidas cuando no son apropiadas, ¿por qué? Porque solo de esta manera es que el enemigo a la espiritualidad puede ser controlado. Absténganse de los deseos carnales, son las palabras de Dios, aunque escritas por el apóstol a quien nosotros conocemos como Pedro. Dios demanda que tratemos con el asunto de los deseos carnales para que podamos ser personas espirituales. La palabra abstener es sinónimo de refrenar, o sea que cuando nos vienen los deseos de la carne, tenemos que aprender a decir no, esto se debe repetir no una vez, sino todas las veces que seamos tentados en satisfacer estos deseos.   Así como Daniel, el que fue lanzado al foso de los Leones, tenemos que proponer en nuestro corazón el no contaminarnos. El cristiano sabio se inmunizará con la oración, estudiar la Biblia, el tener compañerismo con los hermanos y dependerá del Espíritu Santo de Dios quien mora en él para ayudarle. Hay tres razones grandes por las cuales debemos luchar con los deseos de la carne y vivir una vida espiritual. En primer lugar, los deseos de la carne batallan contra el alma, estamos hablando de una campaña activa, no es algo que peleamos y se acabó, la meta de los deseos de la carne es conquistarnos y gobernarnos, el cristiano tiene que pelear, no para obtener fama, sino para poder vivir; cada indulgencia sensual sea en hecho o en el pensamiento, dejará al soldado herido y cicatrizado. A veces los deseos de la carne atacarán abiertamente con banderines brillantes y con sonar de trompetas, pero a veces atacarán en silencio, cuando el soldado ha bajado sus defensas y cree que todo está bien, pero sean abiertamente o en secreto, los ataques de los deseos carnales, debemos luchar y nunca entregarnos, pues entonces seremos trágicamente derrotados. Quiero que observes conmigo lo que nos dice Romanos 8:6 y 13: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y es paz. 13 Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Por eso es que Gálatas 5:24 y 25 nos dice: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”.   Cuando somos atacados por nuestros deseos carnales, debemos luchar, pues es para el propio bienestar de nosotros mismos; la segunda razón por la cual debemos luchar es porque somos extranjeros y peregrinos, no somos de este mundo ni debemos ser gobernados por el sistema mundano que es gobernado por los deseos carnales; nuestra ciudadanía está en otro país. Cristo nos ha llamado y no pertenecemos a este mundo. Jesús dice en Juan 15:19: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece”. Nuestra forma de hablar es extraña a los de este mundo, nuestra forma de actuar es extraña a las personas de este mundo. 1 Pedro 4:4, dice que “a ellos les parece cosa extraña que no corramos en el mismo desenfreno de disolución”. En realidad, nunca nos sentimos en casa cuando le pertenecemos a Cristo, no debemos permitir que nuestro afecto vaya a cosas que son ajenas a nuestra verdadera vida, nuestra vida Espiritual.   La tercera razón por la cual debemos luchar y no someternos a los deseos de la carne, es porque estamos aquí con el fin de glorificar a Dios, de hecho, nuestra salvación y todo nuestro servicio tienen la meta de alabar la gloria de su gracia; Mateo 5:16, dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. 1 Corintios 6:19 y 20, dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.   Vamos a orar. Padre, comprendemos que es nuestro deber vivir espiritualmente, ayúdanos a luchar con fuerza en contra de los deseos carnales que hay en nosotros y que cuando otros nos miren, vena vidas que te glorifiquen a ti, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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