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Huellas del Hombre de Dios
El Hombre De Dios Es Entregado
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Abr 05, 2022
Abr 03, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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1

Escritura

1 Corintios 6:19 y 20; 1 Pedro 3:15.

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:19 y 20 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros. 1 Pedro 3:15

La clave para entender la segunda marca que identifica al hombre de Dios, es que, no importa lo que hace, siempre está espiritualmente alerta para mantener su testimonio cristiano; este principio es expresado en 1 Pedro 3:15, dice: “Sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia, ante todo el que demande razón de la esperanza que hay en vosotros”.   En nuestro estudio previo sobre las marcas que señalan al hombre de Dios, vimos que la primera marca, es la marca de la salvación., antes de cualquier otra cosa, para llegar a ser un hombre de Dios, uno tiene que nacer de nuevo por medio de arrepentimiento y fe en Cristo Jesús; en este estudio veremos que la segunda marca que nos señala al hombre de Dios es su entrega. Esta persona está entregada a la tarea de santificar a Dios en su corazón. Esta cualidad es necesitada desesperadamente en la vida de aquellos que profesan a Cristo como Salvador. Demasiados cristianos han perdido la visión del servir, y la alegría que hay en tener compañerismo con Dios y el arte de servicio a Él. El testimonio del cristiano ha llegado a ser uno de organización y depresión en vez de ser uno que fluye de su vida debido a la fuente interna que emana en Él. Quiero decirte que muchos cristianos han sido salvos, pero aún viven en su naturaleza carnal; por ese motivo es tan importante que el cristiano santifique a Cristo en su corazón, viviendo bajo su señorío. El reconocer la autoridad de Cristo y someterse a esa autoridad, es lo que señala al verdadero hombre de Dios. Hay varias palabras que describen la actitud del cristiano hacia Cristo, por ejemplo, glorificar, es reconocer sus perfecciones gloriosas; magnificar es concentrarse en su grandeza; justificar, es enfatizar su justicia; santificar es considerar su santidad y de tratarle como es debido, sometiéndonos a su voluntad. El santificar al Señor Jesucristo en nuestro corazón, es reconocerle como la persona santa que es, y actuar conforme a su santidad, eso significa que el hablar de uno reconocerá la santidad de Cristo, la obediencia de uno será en respuesta a su santidad, y la insatisfacción de uno, será debido a que no ha podido cumplir con la voluntad del Señor Jesús.  El santificar a Jesucristo en nuestro corazón, es reconocerle como nuestro Señor, si Jesús no es Señor de todo en tu vida, no es Señor. Esas fueron palabras del famoso misionero a China, Hudson Taylor; esa es la verdad. Como cristianos debemos santificar a Cristo en nuestros corazones por medio de someternos completamente a Él. El ser sumisos a Él, debe ser de una forma precisa y específica y no una entrega casual o general. El Nuevo Testamento llama a Jesús Salvador, solo 24 veces; el gran énfasis del Nuevo Testamento está sobre el señorío de Jesucristo, demasiadas personas le reconocen como Salvador, pero no le han reconocido como el Señor de sus vidas viviendo de acuerdo a sus enseñanzas. Acordémonos que Pedro nos dice, que Dios, el Señor, debe ser santificado en nuestros corazones. Tenemos que tener una entrega sincera desde lo más profundo de nuestro ser; no es algo que pretendamos o fingimos, es algo real. El corazón llega a ser un lugar de adoración, ese lugar es llenado con una congregación de deseos, motivos, pasiones y Cristo, y su presencia santifica a lo demás. El cuerpo llega a ser el templo de Dios cuando Jesús es santificado en el corazón. 1 Corintios 6:19 y 20, lo expresa de la siguiente manera “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio.; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. ¿Quieres saber lo que sucede cuando Cristo es santificado como el Señor en nuestro corazón? Lo que sucede es que Cristo en nosotros produce una esperanza, la esperanza que hay en nosotros es lo que hace una diferencia entre nuestras actitudes y nuestra conducta. La persona que está santificada a Cristo en su corazón vivirá una vida diferente a las demás personas, y estas personas van a querer saber qué es lo que hace esta diferencia, la esperanza interna, debido a la santificación de Cristo en el corazón, dará oportunidad de hablar otros de Jesús. El cristiano, el hombre de Dios, siempre debe estar preparado para explicar al mundo de esa diferencia o esperanza que hay en él. El estar preparado para hacer esto, indica que el hombre de Dios tiene un deseo y la habilidad de compartir a Cristo con otros; no es que usaremos esto como una excusa para evangelizar, si no que tomaremos provecho de las oportunidades que tenemos de compartir a Cristo con otras personas; debemos prepararnos para presentar a Cristo de una forma inteligente, aprovechándonos de cualquier oportunidad que tenemos, debemos hablar con seriedad, no tomando las cosas de Dios de una manera ligera, pues son cosas de Dios. Por eso es que Pedro nos dice en el versículo 15 del capítulo 3 de 1 Pedro “Y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. Quiero hacerte ver que debemos tener algo de cuidado con el  término “esperanza”; este término, muchas veces lo usamos para explicar algo que no está muy seguro; a veces decimos: Espero verte mañana; esto significa que no estamos seguros de sí le veremos o no, pero que es nuestra intención verle; pero cuando nosotros hablamos de esperanza, estamos hablando de fe en tiempo futuro; levantamos nuestra confianza a Dios teniendo fe de cosas en el presente, pero cuando levantamos nuestra confianza a Dios, sobre asuntos que están allá en el futuro, le llamamos esperanza, de hecho, esperanza, es la seguridad que el Cristiano tiene sobre cosas que aún no ha visto. El hombre de Dios, entregándose completamente a Jesucristo vivirá una vida de calidad que será retada por esta sociedad no regenerada. Pedro nos dice que los hombres pedirán cuenta de nosotros y de nuestra forma de ser, esto indica que los no salvos tomarán la iniciativa. El cristiano no tendrá que buscar oportunidades para testificar de Cristo, si no, que las oportunidades vendrán a Él ¿Por qué? Porque Él está viviendo una vida que le llama la atención a otros. Van a querer tener lo que hay en él. Cuando alguien pide saber de la esperanza que hay en el creyente, este debe estar preparado para dar con seriedad una respuesta, no tendrá temor. Hablará con valor sirviendo a su Señor.   Quiero que leas conmigo el Salmos 27:1,3 y 14, es un buen testimonio de lo que hablo: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estarme confiado. Aguarda a Jehová, esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.   Cuando hablo de una entrega a Dios, estoy hablando más de algo que se mira externamente; quiero decirte que hay veces, cuando cantamos nuestros himnos y leemos los Salmos a Dios, pero estas son palabras de otras personas y no las de nuestro propio corazón, a menos de que las hagamos nuestras. La esencia del cristianismo es hacer que Cristo sea el Señor completo de nuestro corazón, cuando Cristo es el Señor de todo lo que hacemos, será evidente a otras personas de que somos hijos de Dios. Cristo Jesús es el verdadero principio de la vida cristiana.   Acordémonos que la primera marca del hombre de Dios es que él es salvo por el arrepentimiento y fe en Jesús; la segunda marca es que él está entregado totalmente a Jesús. Leamos una vez más 1 Pedro 3:15 “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”.   Vamos a orar. Padre, gracias te damos por el estudio de hoy. Ayúdanos a santificar a Cristo en nuestros corazones, por medio de reconocer su santidad y vivir de acuerdo a su voluntad, haciendo esto otros podrán saber que verdaderamente somos tus hijos. Hazlo, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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