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Como Mantener El Fuego - Parte II
Practica Hospitalidad
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 12, 2021
Nov 09, 2021
Duración:
00:14:33 Minutes
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Escritura

2 Corintios 4:6 y 3:18; Mateo 5:16

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 4:6 y 3:18 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:16

2 Corintios 4:6 y Capítulo 3:18, nos dicen: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Por tanto, nosotros todos, mirando la cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. La gloria de Dios brilla en el corazón de toda persona que se ha encontrado con Dios por medio de la fe en Jesucristo. Así como lo dice Mateo 5:16 “El privilegio más bendecido del creyente es que su luz alumbre delante de los hombres, para que vean las buenas obras, y glorifiquen al Padre que está en los cielos”. Sin embargo, muchos cristianos desconocen cómo mantener el brillo de Dios en sus vidas. En Romanos 12:9-13, encontramos diez principios divinos que nos señalan cómo mantener el brillo. Hoy hablaremos del quinto principio que se encuentra en el versículo 11 de nuestro texto en Romanos 12. El principio número cinco es: Servir al Señor, y es verdad, si vamos a mantener el brillo radiante del Señor Jesús debemos entregarnos por completo a su servicio. Debemos tomar en cuenta el significado de la palabra servir, es la forma verbal de un término que significa esclavo. Un esclavo es alguien que no tiene voluntad, sino que hace la voluntad de su amo; no tiene trabajo sino el trabajo que le da su amo; no recibe órdenes sino a las que le da su dueño; no tiene ganancia sino la ganancia que trae a su amo. Es una palabra que indica humildad y que tiene aparentemente un bajo nivel en cualquier escala en cuanto a la interpretación que le damos en uso secular. Pero Jesucristo redimió el término esclavo de su bajo nivel, el ser esclavo de Jesús es el privilegio más honrado que cualquier hombre pudiera desear; es un término que el apóstol Pablo usó muchas veces para describir su relación con Jesús; es la respuesta natural del creyente hacia aquel a quien él llama Señor. El título de honra más elevado es el título Señor, en el Nuevo Testamento es equivalente a Jehová del Antiguo Testamento. Jehová es el nombre que Dios usó para llamarse a sí mismo cuando hacía énfasis sobre su amor redentivo y su gracia mantener su pacto. El término lleva el pensamiento de la soberanía. El Señor es un amo que ama a sus siervos, los creyentes declaramos que Jesús es Señor para la gloria de Dios. El decir Jesús es mi Señor, es decir yo soy esclavo de Jesús. El negar que somos esclavos de Él, es negarle como Señor. El no llamarle Señor sería cometer un grave error. El Señor es soberano y cada creyente debe servirle, el que no le sirve está en rebelión contra Dios, y jamás llegará a conocer el brillo del Espíritu Santo manifestando la presencia de Dios en sí mismo. Pero ¿Qué significa eso de servir al Señor? Significa que Dios espera de nosotros un abandono total de nuestras personas para entregarnos totalmente a Él. Examinemos lo que nos dice Filipenses 3:4-11, el apóstol Pablo nos da una lista de cosas de las cuales él podría jactarse: era fariseo, líder influyente entre los judíos, era orgulloso de la tribu en que nació, en la nación de su ciudadanía, en su obediencia a la Ley de sus padres, en su celo por la pureza religiosa y en su posición a lo que él creía herejía. Pero después de encontrarse con Jesús, mira lo que dice: “Pero cuántas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor”. Tal debiera ser el sentir de nosotros, si es que deseamos que la presencia de Dios se manifieste en nosotros, ¿Será demasiado esto? ¿Es pedir mucho de nosotros? Yo creo que no. Filipenses 2:5-8, reta al cristiano de tener el mismo sentir que tuvo Jesús quien se negó a sí mismo, dejando los privilegios de los cielos, para venir en carne humana y sufrir para llegar a librarnos a nosotros. Me parece muy razonable que Él pida de nosotros que nos neguemos a nosotros mismos para tomar diariamente nuestra cruz y seguirle. Y tal actitud es esencial si es que deseamos producir fruto espiritual en servicio a Dios. En Juan 12:24 Jesús dice “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Si deseamos glorificar a Dios por medio de producir fruto en su servicio, tendremos que negarnos a nosotros mismos; abandonar nuestros deseos y hacer la voluntad de Él. Debemos ser esclavos de Cristo porque es allí donde encontraremos la libertad más grande que existe. El producir fruto depende de nuestra unión vital con Cristo. En Juan 15:4 y versículo 8, Jesús nos dice: “Permaneced en mí, y Yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”. Ahora está más claro el asunto, la razón por la cual nos debiéramos rendir como esclavos a Jesús no es por nuestra degradación, sino para nuestra exaltación. Al quedar sujetos a Él podemos llevar fruto para la gloria de Dios y de tal manera obtenemos el honor más alto, somos bendecidos y Dios es glorificado. Debemos entregarnos a Él y ser sus esclavos; permitiéndole vivir y hacer en nosotros su voluntad, esto será para nuestro mayor beneficio. Debemos subrayar esta verdad en nuestra mente, el abandonarnos a nosotros mismos para servir al Señor Jesús es nuestra honra más grande y no nuestra vergüenza. Vamos a enumerar algunas bendiciones que vienen al que se abandona por completo para entregarse a Dios. En primer lugar, el entregarse por completo a Jesús le permite vivir. Jesús dijo en Marcos 10:43 y 44: “El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos”. Lo que deseo que comprendamos aquí es que dentro de la vida cristiana si uno desea ser exaltado, tendrá que servir, así como Jesús quien entró a la gloria después de sufrir por el pecador, nosotros encontraremos que el mayor es el siervo, porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Así como lo enseña Mateos 23:11 y 12. Como podemos ver para subir debemos bajar, si nos humillamos en servicio a Jesús, Él nos levantará en honor. Santiago 4:10 dice: “Humillaos delante del Señor, y Él los exaltará”. En segundo lugar, una entrega absoluta a Jesucristo va a producir gozo. El servir a Cristo no es un peso que quiebra al individuo, más bien es una experiencia placentera. En Juan 4:36 Jesús dijo que el que siembra y el que ciega pueden gozarse juntos. En tercer lugar, una entrega absoluta demuestra amor, Jesús le preguntó a Simón Pedro: “¿Me amas?” Pedro le respondió; “Señor, Tú sabes que te amo”; Jesús le dijo: “Apacienta mi rebaño”. El verdadero amor se mostrará por medio de un servicio. En cuarto lugar, una entrega absoluta es un requisito del Señor, nuevamente debemos acordarnos de que Jesús dijo que la semilla debe caer a tierra y morir, antes de poder producir fruto, y luego añadió: “Y el que no toma su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. Jesús no aceptará sustitutos, Él quiere una entrega total. En quinto lugar, una entrega absoluta a Jesús honrará al hombre y al mismo tiempo va a glorificar a Dios. Observemos lo que nos dice 1 Pedro 4:11 “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguna ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el impero por los siglos de los siglos. Amén”. No puede haber otro honor más grande que ser el representante de Dios y ministrar dentro de su habilidad. Ese es el privilegio entregado a aquellos quienes se abandonan a sí mismos para entregarse por completo a Jesús. Mis hermanos en la fe tenemos que reconocer que una vida a medias no va a traer a nadie a Cristo. Este mundo ha visto más que suficientes derrotas, esfuerzo propio y metas materia listicas. El mundo hoy necesita ver con desesperación el brillo y el resplandor de Cristo. En la vida de hombres, mujeres, niños, jóvenes y niñas, quienes se han entregado completamente al servicio de Él, ellos verán el brillo y nosotros si tan sólo nos abandonamos a nosotros mismos para entregarnos por completos a Él. Debemos mantener el brillo de Jesús en nosotros por medio de permitir que Cristo viva su vida en la nuestra. Vamos a orar. Padre gracias te damos por el precioso privilegio que nos has dado de brindar el evangelio a un mundo que tanto lo necesita. Padre ayúdanos a llegar al punto en la vida donde reconozcamos que lo único que tiene validez es la persona de Jesús. Permítenos entregarnos por completo a tu servicio obedeciendo tu palabra, y demostrando al mundo de que sí hay un Dios. Regrésanos el brillo y ayúdanos a mantenerlo, para tu honra y tu gloria. Amén.

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