Copyright 2016-2019 Lifeword
Como Mantener El Fuego - Parte II
Llena Las Necesidades Humanas
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 11, 2021
Nov 09, 2021
Duración:
00:14:33 Minutes
Vistas:
0

Escritura

Romanos 12:11; Santiago 5:16.

En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor. Romanos 12:11 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5:16

Yo deseo ser un cristiano que tiene el brillo de Dios en su vida ¿Cómo puedo lograrlo? La respuesta se encuentra en Romanos 12:11: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu; sirviendo al Señor”. La primera parte de este versículo tiene que ver con acción: no ser perezosos en nuestro trabajo; y la segunda parte el versículo tiene que ver con una actitud: “fervientes en espíritu”. El servir a Dios no es más que las acciones del cuerpo manifestando las actitudes del corazón. Dios no se contenta con simples acciones; Él observa, no las acciones de afuera, sino las actitudes de adentro. Uno puede estar en lo correcto en cuanto a acciones, y sin embargo estar completamente equivocado en cuanto a actitud. En cierta ocasión un niño se portó de tal modo que su madre lo envió a sentarse en una esquina del cuarto, con la mirada fija en la pared, en forma de disciplina. Estando en el otro cuarto la madre preguntó: - ¿Hijo, estás sentado en la esquina, como te dije? El niño respondió - “Estoy sentado por fuera, pero en mi corazón todavía estoy parado”. Dios no se contenta con lo que hacemos por fuera. Él observa el corazón. Él ve lo de adentro. No debemos dejar de servir a Dios, ese es el mandato de Él, y nosotros podemos cumplir con ese mandato, si nuestra actitud interna es el de ser fervientes en espíritu. ¿Qué significa eso de ser ferviente en espíritu? El término ferviente indica algo de calor, brillo, algo encendido, ardiente. Ser ferviente no es ser indiferente. La actividad incesante, producido por un espíritu de devoción a Cristo, es lo que queremos nosotros. La ausencia de tal espíritu pronto se manifestará en actividad incesante. La persona ferviente, es una persona encendida Para el Señor. Ser cristiano común y corriente no es suficiente, nosotros queremos se cristianos encendidos, fervientes en espíritu. Un cristiano sin fervor de espíritu es como una máquina, a la cual no le llega todo el poder de la combustión o corriente eléctrica; no está operando a su capacidad total. Santiago 5:16 nos dice: “La oración eficaz del justo puede mucho”. Esa palabra eficaz involucra el asunto de ser ferviente; significa un deseo sincero, encendido, ardiente, que desea lograr algo; y que está preocupado e interesado en el bienestar de los asuntos. El hombre justo que ora con tal espíritu tendrá contestación del Señor, su oración traerá resultados; recibirá el poder de Dios, porque ese espíritu ferviente es dinámico en efectividad. El mismo principio que Santiago aplica a la oración, puede ser aplicado también a todas las fases de servicio espiritual, por eso es que Dios desea que todos seamos fervientes en espíritu. ¿De qué espíritu estamos hablando? Significa esta declaración que el hombre debe ser ferviente en su propio espíritu, o ferviente en el Espíritu Santo. Algunos de los comentarios no están de acuerdo; algunos sugieren que hace referencia al espíritu humano; otros dicen que únicamente se trata del Espíritu Santo. En realidad, no tiene importancia, pues, la verdad es que, si se trata del espíritu humano, la única forma en que puede ser ferviente es que si está lleno del Espíritu Santo. Entonces no tenemos por qué pelear o discutir sobre el asunto, y si se trata del Espíritu Santo, pues ya sabemos que el Espíritu Santo llevará a término su trabajo por medio del espíritu humano, de todos modos, necesitamos estar llenos del Espíritu para poder ser fervientes en espíritu. Cuando el Espíritu de Dios nos enciende, la gloria de Dios se manifestará a través de nosotros, de tal manera que glorificaremos a nuestro Padre que está en los cielos. En Hechos 18:24 nos encontramos con un cristiano llamado Apolos, este hombre era un hombre encendido para el Señor; Apolos era ferviente en espíritu; él era elocuente y poderoso en las Escrituras; hablaba con diligencia las cosas del Señor. Este Apolos predicó en una Sinagoga judaica donde el mensaje de Jesús no era bienvenido; y sin embargo eso no le detuvo; él habló con fuerza y franqueza acerca de aquel Cristo a quienes ellos habían crucificado, indudablemente era una bendición a la iglesia en Éfeso. No nos sorprende el hecho de que, cuando quería pasar Acaya, los hermanos no le dieran carta exhortando a los discípulos en aceptarle con bien. Al llegar a Acaya, él ayudó mucho a los hermanos, mostrando a otros en las Escrituras que Jesús era el Cristo. Un hombre cuyo corazón está encendido con el mensaje de Jesús, así como lo estuvo Apolos, traerá bendición no importa donde vaya. Los primeros discípulos de Jesús eran fervientes en espíritu, cuando les prohibieron hablar en nombre de Jesús ellos contestaron “No podemos cesar de decir lo que hemos visto y oído”; eso es lo que un espíritu entusiasta hará también por nosotros; nos llevará a pararnos firmemente para la honra y gloria de Jesús. Aquel pobre hombre gadareno a quien Jesucristo libró de una legión de espíritus, de demonios, fue dado instrucciones de regresar a su casa para contar todo lo que Dios había hecho por él; pero no le era suficiente el sólo contar la historia a su familia. Lucas 8:39 dice: “Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él”. No le bastó contar las maravillas a su familia, quería contar su historia a todo el mundo. Y esto sucederá a nosotros también cuando nuestro espíritu se enciende con fervor, tendremos que ser misioneros, desearemos contarles a todos, acerca de Jesucristo. Enfrentado con la posibilidad de ir a la cárcel por predicar el evangelio, el apóstol Pablo dice: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. Y eso es precisamente lo que un espíritu entusiasta hará por nosotros, nos mantendrá fieles hasta el final. Tenemos la monición de servir a Jesucristo y mantener en nosotros el brillo, bajo la inspiración del Espíritu de Dios quien mora en todo creyente. Ese es el tipo de cristiano que nuestras iglesias necesitan hoy, ese es el tipo de testimonio que el mundo necesita hoy, ese es el tipo de miembros que nuestras familias necesitan hoy. Padre danos cristianos encendidos para Cristo. Nosotros debemos tener cuidado de que nuestro celo no se apague; debemos mirar hacia las cosas que inspirarán el entusiasmo en nosotros encendiéndonos aún más para el Señor. 2 Timoteo 1:6-7 dice: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. El celo del espíritu y del entusiasmo poco a poco se apagarán a menos de que le echemos leña y fuego. Tenemos que avivarnos siempre en las cosas del Señor; debemos tener cuidado de que esto no acontezca, no vaya a ser que deshonremos a nuestro Señor por medio de vivir una vida media entregada a Él. Hay varias cosas que podemos hacer para prepararnos para avivamiento y ánimo en nuestro espíritu, casi todos los creyentes pierden la bendición de los servicios o cultos dominicales, por permitir que satanás les ponga obstáculos que les quita la bendición. Nosotros debemos prepararnos mental y físicamente para el avivamiento que recibiremos de los servicios de nuestra iglesia. No esperes hasta el último momento para irte; comienza la noche anterior alistando todo para el día domingo; descanse antes de llegar al servicio; no te duermas a la hora de las alabanzas y predicación; si ya sabes que vas a llegar cansado descanse antes, y no durante, los servicios; al entrar al templo inclina tu rostro y ponte en bien con Dios pidiéndole que te avive por medio del servicio; participa en el servicio por medio de cantar con ánimo y presta atención al mensaje; si haces esto, seguro es que Dios te hablará. Bueno eso es todo por hoy. Vamos a orar. Padre líbranos de cristianos que te sirven a mitades, danos a hermanos y hermanas que serán fervientes en espíritu y que estarán deseosos de encender al mundo por Cristo. Ayúdanos a no esperar a otros en ser nuestro ejemplo, sino que nosotros siempre seamos ejemplo para otros. Da a entender a cada uno de nosotros cuál sea nuestro don, y danos el entendimiento para ponerlo a buen uso. Ayúdanos a no ser perezosos sino fervientes en espíritu, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén

Otros archivos en esta serie